By.Promotor. PARTE-5 QUIEN MIRÓ TRAS LA PUERTA - TopicsExpress



          

By.Promotor. PARTE-5 QUIEN MIRÓ TRAS LA PUERTA ABIERTA???? Soy sincero, no puedo, por más que intente, encontrar una palabra para describir o siquiera comparar el terror que sentí en ese instante. Confundido y alterado me quede inmóvil, mudo, por lo que a mi me concierne solo mi vista y oído servían, aunque mi compresión era nula. Aun hoy es escasa. No se como me pude mantener en pie, como no me desmaye, como seguí atestiguando lo que pasaba después de verlos. Cuatro túnicas grisáceas se acercaron a donde estaba él, rodeándolo; cuando se dio cuenta se puso de pie, retiro la capucha de la cabeza con sus manos ensangrentadas, observo a su alrededor con sorpresa y termino mirando a los extraños con aspecto confuso. No creo que me viera, yo estaba para entonces detrás de uno de los árboles mirando a través de sus pobladas ramas secas, escuchando cuando él comenzó a hablar. -¿Quiénes, quienes son ustedes? Entonces todo se intensifico cuando uno de los seres le respondió -somos tus creaciones, tus hijos padre nuestro. La voz salía de su capucha vacía. Una voz muy similar a la de él pero con un zumbido taladrante que se esparcía por todo el espacio que no parecía tener algún límite o final. Mi razonamiento sobre la situación a si como la esperanza de que todo fuera un sueño raro, una perversa pesadilla o una alucinación causada por los inciensos que encontré con anterioridad, fueron desbastadas por la percepción intermitente de mis sentidos para con el alrededor de todo aquel sombrío escenario, haciéndome tambalear en la concepción de lo real y lo irreal. Posteriormente la agitación tormentosa de mi mente fue aplacada por la voz que volví a escuchar hablar, pero ahora no parecía salir de aquella siniestra figura, más parecía estar en el aire, en el completo espacio, abandonando su zumbido tono para convertirse en un eco retumbante que penetraba en mis oídos y explotaba en su interior -tú eres nuestro padre, quien nos dio una forma y su lugar en el espacio, pediste por nuestra existencia y nuestra madre accedió a tu petición. -¿madre? -pensó él en voz alta y la voz continuó -ella quien esta sobre nosotros, en la protección de su lejanía - observe hacia arriba, a donde los extraños seres inclinaron sus cabezas y sobre nosotros estaban la luna llena, enorme, tan cerca que daba la idea de estar a muy pocos kilómetros del suelo. La voz callo por unos momentos pero luego hablo de nuevo- ¡nuestra madre!, su poder es tan grande que bastaría solo su acercamiento para provocar el caos; sin embargo en la distancia basta con la luz vana que permite llegar a nosotros para prevenir la magnitud de su sola majestuosa presencia. Ella te escucho, y te acepto, extendió su poder a través de sus rayos de luz dándonos la vida, entregándonos a ti. Pero tú no cumpliste con lo que declaraste, nos abandonaste, ¿acaso no nos viste? -en ese momento los seres inclinaron sus cabezas asía él, continuando la voz, la cual había tenido otro cambio. Ya no explotaba en mis oídos sino que era tan fuerte que hacia vibrar el suelo, los árboles y todo mi cuerpo. La explosión ya se daba en el exterior. -No nos otorgaste el aprendizaje como te correspondía. Usamos la poca fuerza que nos entregaste para aprender al observarte a través de la hendidura creada en la distancia infinita que hay entré nuestras dos existencias. Sentado en el suelo, en posición fetal, usando mis manos para tapar mis oídos sacudía mi cabeza con tal fuerza como si la idea de la negación hiciera desaparecer lo que mis ojos veían, pero todo permanecía allí. Enojado pataleando desesperado rogando por el final golpeé lo que me pareció en principio una protuberancia en el suelo, un bulto –no me mal entiendan- fuera de escena. Atónito me acerqué a gatas cautelosas, agite la niebla con mi mano para dispersarla y mire intrigado lo que había encontrado. Tambalee y me devolví al árbol en donde estaba, horrorizado por tal grado de descomposición humana. La protuberancia resulto ser la mujer con la que me había encontrado en la calle días atrás. ¡Su madre! La mujer estaba cubierta de harapos rasgados y su, ¿piel?, ¡su carne! estaba seca, dura como petrificada, era igual que una estatua con venas y huesos resaltados, con manos desprovista de uñas y cabellos escasos. A pesar de todo eso era claro, podía reconocerla. Pero a pesar de su momificado aspecto fue la niebla la que me hizo retroceder, ya que cuando la disipaba volvía en unas humeantes, casi invisibles líneas, a introducirse por las cuencas vacías de los ojos, para salir espesa por la boca anormalmente abierta, cubriéndola rápidamente en aquella densidad circundante. Por más que quisiera o lo deseara no podía estallar, las dudas me mantenían en un margen de conciencia, era como estar detenido en el aire con la sensación de un irresistible vértigo mirando asía abajo a una caída sin fin. Todo lo que era increíble asediaba mi cordura constantemente sin poder aceptar lo que ocurría a pesar de que todos mis sentidos lo evidenciaban; y al ver a esa mujer hacia a mi imaginación, crear posibilidades remotas en fantasías enfermas y hacerlas tomar de primeras como las razones obvias. Pero la voz rebelo la más insospechada e inimaginable. -Cuando volviste por segunda vez, la brecha se convirtió en puerta, que se cerró al irte, ignorándonos, dejándonos solos de nuevo con un tributo pobre. Seguimos débiles pero fuimos lo suficientemente fuertes para entrar por la puerta, por una vez. Así esperamos en nuestro anhelo, el momento correcto en el que aplacaríamos nuestra miseria. Y entonces vimos a un ser de igual forma que la tuya padre, con menor tamaño pero mayor fuerza en su escencia. Por él decidimos entrar. Así, de esta manera aumentamos nuestra fuerza, con uno a uno, cual íbamos escogiendo al mirarlos -la voz callo un momento mientras los seres se acercaron un poco más a él- y ahora vienes otra vez ofreciéndonos nueva podredumbre. Sin embargo nos ha servido para poder tocarte y así hacer que te quedes con nosotros- después de oír esto, él transformo su rostro evidenciando el horror en una mueca deforme y el temblor de su cuerpo se cambio a convulsiones epilépticas por el mismo pánico que escapaba por sus ojos rogando piedad. Empero quedo paralizado en el momento que la niebla -ya tan densa como el agua y tan abundante que me llegaba hasta la cintura- lo rodeaba por todo su cuerpo haciéndolo casi invisible. Cayendo luego al suelo desapareció de mi vista, quedando solo sus fuertes y estridentes gritos de la sola agónica locura, fundiéndose con el eco estruendoso de la voz que finalizo al clamar: -Padre, no te iras, te quedaras con nuestra madre y le servirás con tu espíritu, así como pretendiste que te sirviéramos a ti. Dejaras la puerta abierta para que nosotros podamos cruzarla a voluntad. De tu opresión, nuestra libertad.
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 09:36:21 +0000

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