CAPITULO 123 Emiliano: (la mira profundamente a los ojos) No voy a dejarte aquí. O te vienes conmigo ahora o me quedaré hasta que te decidas a acompañarme. Lucía: Pero Emiliano, ya tienes tu boleto. Además, debes atender el bufete... Yo estaré bien (a pesar de que comenzaba a sentirse sola de siquiera imaginar que él se iría). Emiliano: (se acerca más a ella sin dejar de mirarla) Nada me hará cambiar de opinión (le sonríe). Lucía: (seria) Emiliano, sabes que soy una mujer realista por sobre todas las cosas... (Se acomoda el cabello hacia el costado). Y no he olvidado que tu esposa espera por ti en México. Emiliano: Una esposa de quien voy a divorciarme. Ya te lo he dicho (y la besa en los labios dulcemente). ¿Sabes Lucía? Lucía: (mira hacia abajo y luego lo levanta la vista esperando que él hable) Emiliano: No hay dudas de que tú eres mi mujer ahora. Y yo, como tu hombre, pienso estar contigo más allá de cualquier realidad. Poco a poco volvieron a cercarse, Emiliano tomó a Lucía por el cuello y puso su boca sobre la de ella haciendo sus labios suyos lentamente. Cuando Lucía creía que se separarían, él jugó con su lengua y la retuvo a su lado, movimiento que hizo que ella lo tomara por la cintura y lograra cierta comodidad. Se besaron por largo rato, hasta que por iniciativa de ella se separaron lentamente. Él se levantó y se dio un baño. Ella recogió su ropa del piso y se vistió. Ya dispuesta a irse, le gritó para que pusiera escucharla desde el baño... Lucía: Ya me voy. ¡Te llamo desde la oficina! Al escuchar que se despedía, se pasó la mano por el rostro y rápidamente salió de la ducha. Con una toalla se cubrió solo lo necesario y así empapado, fue en busca de Lucía. Emiliano: Déjame ir contigo. Lucía: (se acerca a él un poco) No es necesario (lo toma de la mano y empiezan a jugar con sus dedos). Mira, iré a buscar mis cosas a la casa y luego me quedaré en la oficina. Hablamos más tarde (y sin acercarse del todo para no mojarse le da un beso). Emiliano: (notándolo, la tomó por la cintura y la pegó a él. El pecho de Emiliano estaba completamente húmedo entonces fue muy fácil hacer que ella se mojara también) Despídete como Dios manda. Lucía: (ríe) ¡Me empapaste! Emiliano: ¡Esa era la idea! (ríe también y luego le da un beso apasionado). Inmediatamente, Lucía volvió a su casa. Por fortuna, como ya casi se hacían las diez de la mañana, no se encontró con Andrés. Todo allí estaba desordenado. Había vasos de whisky por todo el lugar y en la habitación, cantidades de ropa yacían sobre la cama, tanto de ella como de su marido. Enseguida se dispuso a recoger sus cosas. Tomó dos maletas y acomodó su ropa en ellas. Descartó todo aquello que no fuera necesario o apropiado para evitar llevar tanto peso. Al terminar, buscó varias cajas y las lleno de con sus libros y demás pertenencias personales. Finalmente, tomó un baño y se arregló para ir a la oficina. Cargó las maletas y cajas en su camioneta y salió de la casa con la decisión de ya no volver. Holiday Inn Habitación de Emiliano Torreblanca Cerca del mediodía Emiliano: Buenos días Rebeca (Quien es el ama de llaves de la casa) Rebeca: Buenos días Señor. Emiliano: Por favor, páseme con mi hija Victoria. Rebeca: De acuerdo. Rebeca va al cuarto de Victoria. Ella está leyendo sobre su cama. Le permite entrar... Rebeca: Señorita, su padre está al teléfono. Victoria: Gracias Rebeca, tomo la llamada desde aquí. Y eso hace. Victoria: ¡Hola papi! Emiliano: ¡Hija! ¿Cómo has estado? Victoria: (nota la alegría en su voz) Yo muy bien, pero creo que tú me superas. Emiliano: (ríe) Victoria: ¿Estás en el aeropuerto? ¿Quieres que vayamos por ti?
Posted on: Thu, 21 Nov 2013 03:06:21 +0000