CAPÍTULO II: Real — ¡Mi Ah! La chica levantó la cabeza de - TopicsExpress



          

CAPÍTULO II: Real — ¡Mi Ah! La chica levantó la cabeza de un tirón, tan bruscamente que terminó golpeándose con la cabecera de la cama detrás de ella. — Au…- se quejó, cerrando el libro que había estado leyendo— Hola, Emma. — Son casi las dos de la tarde— la otra chica ingresó a la habitación— Tu mamá dice que bajes a almorzar. — Ya voy…- suspiró Mi Ah, saliendo de la cama— Espera, ¿qué haces acá? — Decidí que como es domingo, no quería estar sola– con una sonrisa, Emma le lanzó a Mi Ah un peluche en la cabeza– Además, me prometiste que… – Ay, no– murmuró Mi Ah, recordando de pronto lo que había prometido hacía unos días. – ¡Hey!– reclamó Emma, echándole una mirada amenazadora– No, no te puedes echar para atrás. Ya le dije a Seung Hwa también, y dijo que sí, así que tú también irás. Mi Ah suspiró, y sacudió la cabeza. Aún estando en exámenes, Emma le había pedido que la acompañara a una firma de autógrafos. Precisamente a ESA firma de autógrafos a la que menos le hubiese gustado ir. Emma era una estudiante de intercambio, por lo que sus amigas de Inglaterra, emocionadas, le habían pedido que les trajera autógrafos de algunos idols. Kyuhyun, de Super Junior, Dongho, de U-Kiss, Mir, de MBLAQ, y por último, uno de D.O y otro de Kai, de EXO. EXO. Precisamente el grupo al que menos le hubiese gustado acercarse. – Bien– masculló. – Ya sabes, tú le pides para Jeanine. Jea-nine, ¿entendiste? J-E-A-N… – I-N-E, lo sé– terminó la frase Mi Ah, rodando los ojos. – Sigo sin entender por qué no quieres un autógrafo, Mi Ah– dijo de pronto Yun Soo. Mi Ah carraspeó. Estaban en la fila ella, Emma, Seung Hwa, Yun Soo y una amiga de ésta, Kaila. A las dos últimas las habían encontrado ya ahí, así que disimuladamente se habían introducido en la larga fila que habían formado las fans. Éstas, que estaban más concentradas buscando con la mirada por el centro comercial, no se habían percatado de ello. – Pues… No sé– se encogió de hombros Mi Ah– No es como si me gustaran. – Pero te gusta mucho Angel…– insistió Yun Soo. – Sí, pero… – ¡Ya llegaron!– chilló de pronto una chica, y lo siguiente en lo que tuvieron que ocuparse las cinco fue en taparse los oídos. El ruido era ensordecedor. Las (por lo menos) más de mil fans reunidas desde hacía horas en el centro comercial gritaban a voz en cuello, y todas agitaban sus carteles y banners. Sólo estaba EXO-K, pero aún así, la cantidad de personas, y las que habrían de venir, era impresionante. – Dios mío– murmuró Mi Ah. Felizmente, una vez que los chicos estuvieron instalados frente a la mesa en la cual firmarían los autógrafos, la fila empezó a avanzar rápido. Lo malo era cuando alguna chica se quedaba de más con uno de los miembros del grupo. Los hombres enormes vestidos de color oscuro o alguno de los mánagers les pedían, no siempre de buena manera, que se retiraran. Yun Soo cuidaba como oro el póster de su miembro favorito, Sehun, y esperaba que éste pudiese firmárselo. Kaila y Seung Hwa esperaban lo mismo de Chanyeol, Emma de D.O. y Mi Ah de Kai. Felizmente, éste estaba situado entre Baekhyun y Sehun, así que cuando ella pasara no estaría tan cerca a esa persona a la cual no quería estar cerca. Kim Joon Myeon. El estómago se le revolvió sólo de pensar en él, y sintió cómo saliva amarga se formaba en su boca. – A este paso nos va a tocar en unos cuarenta minutos– afirmó Emma. Y dicho y hecho, treinta y ocho minutos después —Mi Ah los había contado sin darse realmente cuenta, pues a cada paso del tiempo sentía que las cosas iban a salir peor—, sólo faltaban dos personas para el turno de Mi Ah. Ella sujetaba con fuerza la foto de Jong In, y tenía la vista fija en el suelo. Sintió un mal presentimiento, como si algo muy pero muy malo fuese a pasar, pero no pudo prestarle realmente atención, pues al siguiente momento las chicas a su alrededor empezaron a gritar. – ¡Ahhhh! ¡BaekYeol! Mi Ah giró la cabeza, y pudo ver que Chanyeol estaba sentándose en el asiento vacío que había dejado Kai, que conversaba con Suho, mientras le dirigía una sonrisa a Baekhyun. Cuando Kai regresó a reclamar su sitio, se encontró con que Chanyeol negaba divertido con la cabeza, y le señalaba su anterior asiento. Kai resopló, y fue a sentarse al otro lado de la mesa, entre D.O. y… Tragó saliva. Y Suho. Entre D.O. y Suho. – ¡Avanza! Mi Ah sintió un empujón por detrás, y tuvo que dar un paso para no caer. Sólo faltaba una persona para que fuera su turno, pero lo único que quería era dar media vuelta y perderse entre ese mar de gente que eran las fans. Sus piernas pesaban, parecían de plomo, y sentía las manos frías, pegajosas. Un nudo en la garganta impidiéndole pasar saliva, los dientes castañeando… Había una posibilidad mínima, ínfima, de que Suho no la viera. Podía agachar un poco la cabeza, o cubrirse una parte de la cara con el cabello oscuro. Podía parecer una más del resto de las fans, podía no voltear la cabeza ni una milésima de segundo hacia el lado de Suho, y así podría pasar desapercibida, y no tendría que mirar a la cara a esa persona… – ¡Avanza!– chilló una chica atrás. Mi Ah enfocó la mirada, y descubrió que le tocaba. Era ya su turno, pero no podía moverse. ¿Miedo? ¿Vergüenza? Una mezcla de ambos. – ¡Avanza! Mi Ah dio un paso adelante, y sus ojos se abrieron en demasía. Por atrás tenía a las fans chillándole que avanzara, y por delante, la mesa donde seis chicos sonreían, firmaban autógrafos y se dejaban tomar fotografías. Si se quedaba quieta no haría más que llamar la atención. Aún queriendo largarse, Mi Ah avanzó lentamente, pero sus piernas empezaron a correr apenas pudieron. Sus pulmones no eran de gran ayuda en ese momento, parecía que hubiese acabado de correr una maratón. De reojo pudo ver a los hombres gigantes quietos, a sus amigas en la fila, las miles de cámaras y los miles de carteles con nombres de los integrantes del grupo. Pero Mi Ah enfocó la mirada en su objetivo. Kai. El chico que sonreía mientras jugaba con el lapicero que tenía entre los dedos. El chico que estiraba los brazos, y el chico que miraba curioso a todos lados. El chico que se inclinaba a un costado y empezaba a conversar en voz baja con… – Kai– la voz suave del líder de la sub-división coreana hizo que el menor de los dos regresara la vista al frente, a Mi Ah. – Ah, lo siento– dijo él, rascándose la nuca– Hola, ¿cómo te llamas? – … Pero Mi Ah fue incapaz de responder. ¿Cuál era el nombre que se suponía debía decir? ¿Ja…? ¿Je…? Debía decir algo, debía decir algo, cualquier cosa… ¡Aunque sea su nombre verdadero era mejor que estar de pie ahí como una idiota! Pero era incapaz. Su boca se abría, pero la orden mental de dejar la voz salir era desobedecida de forma descarada. – No tienes que tenerle miedo– la voz de Suho sonó cercana, y los ojos de Mi Ah lo miraron por inercia– Nuestro Kkamjong es… Demonios. Demonios, demonios, demonios. El rostro de Suho lo decía todo. La había reconocido. . . . – ¿Sucede alg…?– empezó a preguntar Kai. – ¡Jeanine!– la voz de Mi Ah salió de golpe, chillona, y recitó de un tirón, dejando de golpe el póster sobre la mesa– ¡Jeanine! ¡J-E-A-N-I-N-E! – Ahh… Sí, sí, claro– contestó Kai, destapando el lapicero– ¿Me… Me lo repites más lento? Mi Ah –aka Jeanine, ahora– fue directamente hacia sus amigas con la cabeza en alto pero con el orgullo herido, apretando fuertemente el póster firmado por Kai, ante la mirada curiosa de éste y la sonrisa forzada que alcanzó a ver en el rostro de Suho. ____________________ Joon Myeon cerró la puerta de la habitación despacio, y puso el seguro. No debía preocuparse por Se Hun, ese niño estaría haciendo algo con Lu Han. Pero no contó con que dos segundos después de echarse en la cama, tres toques sonarían en la puerta. – ¿Hyung? Jong In. Joon Myeon lo ignoró, y cerró los ojos. – Hyung, sé que estás ahí. Silencio. – Ya me contarás tarde o temprano, Suho-hyung. ¡Eh, D.O-hyung! ¿Qué harás para cenar? La voz de Jong In se perdió en el departamento. Joon Myeon dio una vuelta sobre el colchón, buscando una posición cómoda. Y dio otra vuelta, y otra más. Se sentó de un tirón sobre la cama, y se dejó caer de nuevo. Sentía una picazón estridente en el cuerpo, como un hormigueo incesante, que se incrementaba cada vez más. Picaba las manos, picaba los pies, picaba la espalda. – ¡Ah!– gritó exasperado, poniéndose de pie. Tal vez una ducha le viniese bien. Cogió su toalla y algo de ropa y salió de la habitación. El agua fría, nada más tocar su cuerpo, se le antojó balsámica. ¿Qué rayos había sido lo de la tarde? ¡¿Qué rayos hacía ella ahí?! Joon Myeon había dado por sentado que ella jamás lo hubiera buscado, nunca hubiese querido estar cerca de él a plena luz del día. Lo que había pasado esas tres noches entre ellos dos no era algo de lo que ninguno podría estar orgulloso. Él se limitaba a dejar una pequeña tarjeta escrita a mano sobre el velador, y al día siguiente era como si nada hubiese pasado. Nunca se le habría ocurrido que podía encontrarse con la chica en un lugar público, en medio de tanta gente que le prestaba atención. Pero la expresión de ella demostraba que no estaba muy contenta de verlo; entonces, ¿por qué había ido hasta esa firma de autógrafos? ¡Y encima a pedir uno de Kai! ¿Era acaso aquello una forma indirecta de llamar su atención? No lo sabía, no sabía cómo era la chica, así que no podía decir si ella estaba buscando estar cerca de él o no. El agua fría quitaba la picazón del cuerpo, pero también ayudaba a pensar con claridad. ¿En qué rayos estaba pensando la primera vez que la sacó de la discoteca a la que se había escapado después de un día lleno de actividades? Había buscado con la mirada por todo el local, y sus ojos se habían posado sobre ella, cohibida al lado de sus amigas, quienes se desternillaban de risa. Parecía el tipo de chica sumisa, obediente, a la que si le pedía un favor accedería sin pensarlo dos veces. Así que separándose de la pared en la que estaba apoyado, y que servía para no llamar la atención, se había acercado a ella. Le había hecho la plática, y ella, aunque al comienzo había resultado impresionada, había dejado de estarlo luego de unos minutos. Luego había sido pan comido preguntarle si no le molestaba un poco el ambiente, cargado de calor, música electrónica y humo, y sacarla de ahí. Nada estaba planeado, simplemente había habido química entre los dos, y sin saber exactamente cómo –no podía decirse que Joon Myeon fuese abstemio–, habían acabado en un hotel. Claro, no todo había sido responsabilidad de él, ella tampoco se había negado a nada, pero... Los días siguientes a Joon Myeon lo había invadido una culpa que había causado más de un error durante los programas de variedades y las sesiones de fotos a las que asistían. La semana siguiente, también, Joon Myeon había revisado todas y cada una de las cartas de fans que habían llegado al departamento, y había revisado como desquiciado todas las páginas que había encontrado con su nombre en ella, pero no había encontrado nada revelador. Ni siquiera lo de ir a la discoteca. Nadie lo sabía, nadie lo había sacado a relucir. El temor a haberse equivocado respecto a la forma de reaccionar de la chica había menguado sólo al cabo de dos semanas. Si la chica hubiese tenido planes de extorsión o de revelar algo comprometedor ya lo habría hecho saber, aunque sea por medio de una carta –motivo por el cual Joon Myeon había echado una ojeada rápida también a las cartas de los demás miembros de la sub-división coreana del grupo. Pero nada. Mi Ah –porque así se llamaba la chica, o al menos eso había dicho– no se había pronunciado. Por eso verla aquella tarde de buenas a primeras le había provocado un shock, que no había pasado desapercibido para Jong In. El menor no tardaría en empezar a dar la lata acerca de qué había pasado, y aún si Joon Myeon decía que se había quedado así porque le parecía haberla visto antes, el menor querría detalles, por lo que tendría que inventarse una excusa mejor. Y para colmo, ella había dicho que se llamaba Jeanine, ¿por qué, si él ya conocía su nombre? ¿O Mi Ah no era su verdadero nombre? Ya pensaría en todo eso después. Joon Myeon salió del baño con la ropa puesta desordenadamente y la toalla sobre la cabeza. ¿Por qué se le hacía tan difícil asimilar que la había visto esa tarde? La había visto, ya, y punto. Nada más. Ninguno había hablado con el otro, ninguno había hecho siquiera el intento de hablar con el otro –ella se había ido rápida y él no había reaccionado a tiempo, aunque de todas formas no hubiese sabido qué decir. Tal vez lo que más lo molestaba era haberla visto fuera de una discoteca, haberla visto normal, como nunca había pensado encontrársela. Con ropa casual, a plena luz del día, sin maquillaje, tan… humana. No como el fantasma nocturno con el que había pasado la noche tres veces, si no como una fan normal, una más; normal, humana y REAL. ____________________ ¿Holi? Eh... No sé qué decir. Ah, espero que lo hayan disfrutado ^_^ ¡Ah, acéptenme para poder etiquetarlas, me llamo Nadia c: Naam~
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 14:11:21 +0000

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