CAPÍTULO VII: LAS PRECAUCIONES DEBEN SER OBEDECIDAS EN UNA ISLA DE LOS DECAÍDOS Cerré mi mano formando un puño y sentí la arena entre mis dedos. Cada pocos segundos era saludado con una fresca, apacible ola de agua. Podía sentir algunas algas atoradas en mi cabello. Los pájaros cantaban arriba en el cielo y los árboles parecían reír con regocijo en a la cálida brisa. Traté de abrir los ojos, pero el brillante sol me lo hizo imposible. Abracé la paz. "Se ha ido. La Tentadora se ha ido y ahora estoy atrapado aquí en soledad. Pero, ¿En dónde estoy? Esto no se siente nada como los lugares en los que he estado desde que entré a la casa. Ponte de pie, olvídate de ella. Se ha ido, vencida por las manos del Demonio. Olvida la venganza, sálvate tú. Abre los ojos, maldita sea." Di la vuelta sobre mis manos y mis rodillas y me arrastré lejos de la orilla del mar, porque no quería darle oportunidad a lo que pudiera habitar aún debajo. Me tropecé sobre las dunas y contemplé una isla paradisíaca. No se parecía a nada en lo que haya puesto mis ojos antes; una visión perfecta de éxtasis, un palacio de ensueño, hogar de los que no tienen alma. Ya casi me olvidaba del concepto de serenidad, pero aquí estaba, un santuario a la locura, una isla de razón. Miré atrás, hacia el una vez estridente mar y comencé a llorar. ¿Era esta lastimosa playa el último y único vestigio de cordura en este mundo vuelto loco? Nunca me había sentido más perdido. La mujer que me guió hasta aquí había sido destrozada frente a mis propios ojos y todo lo que dejó para mí era morir en esta playa o seguir adelante en un reino hostil de tortura y calma. "¡Debe haber un punto para todo esto! ¿Es una prueba? ¿Este sereno pedacito de tierra está realmente destinado a sacarme de mi verdadero camino? Debo seguir adelante, sin importar lo mucho que me duela en el alma quedarme." Un desierto lleno de presagios estaba en la distancia. Estaba mofándose de mí, retándome a seguir adelante. Me arrodillé y cerré mis ojos, encontré a la Tentadora en mis pensamientos. Si me quedaba aquí, sin duda moriría, pero al menos moriría en paz. Si seguía adelante, podría encontrar respuestas. Ya no era mi decisión al notar que mi cuerpo ya había comenzado a aproximarse a la jungla. Había algo terrible en ese bosque, podía sentirlo. Pero, ¿Qué más daba? El miedo ya no iba a retrasarme. Era hora de recoger tempestades*, era hora de resolver el enigma. "¿Cuál es el punto de luchar cuando no hay nada que salvar? El tiempo se está desvaneciendo. No lo puedo explicar, pero mis ojos suplican que me quede. Debo decir que un día soleado ayuda a alejar los recuerdos. Como sea, las precauciones deben ser obedecidas en una isla de los decaídos."
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 02:27:41 +0000
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