CARLOS MAGGI LOS LASTÍMEROS El Papa Francisco es argentino, - TopicsExpress



          

CARLOS MAGGI LOS LASTÍMEROS El Papa Francisco es argentino, pero para muchos es uruguayo. Escribo seriamente y al mismo tiempo me causa gracia; parece un caso porteñoso, pero al revés: el Papa se nos hace oriental del Uruguay. Un hombre del 900, Carlos Vaz Ferreira miró el mundo y sintió la impaciencia pobrista; pensó que debería haber más compasión: darle a cada uno el mínimo que necesita para vivir su vida, por el solo hecho de ser un ser humano; eso, y “dejar el resto, a la libertad”. Era una respuesta adecuada para corregir, el malestar que provoca la pobreza ajena. Francisco dice que su preocupación primera es atender a los pobres y que esa es la obligación de sus fieles, ser pobristas; y agrega que los jóvenes deben salir a la calle y armar lío, entre otras cosas por la confraternidad que deben imponer. Los valores son los agentes de su exaltación liosa. El 900 uruguayo no solo sintió misericordia (la miseria de los otros, pesando en el propio corazón) sino que hizo algo concreto por los más débiles, que nadie había hecho. Desde entonces, la Constitución uruguaya garantiza el pago de la primera asignación universal establecida en el mundo: “La pensión a la vejez constituye un derecho para el que llegue al límite de la edad productiva, después de larga permanencia en el país y carezca de recursos para subvenir a sus necesidades vitales.” (artículo 67). Esta pensión no se otorga en virtud de aportes hechos a la seguridad social, ni por razones de índole familiar o meritoria, se paga mensualmente por la mera circunstancia de residir en el Uruguay, haber cumplido los 65 años, y no tener recursos. El mejor cuento escrito en nuestro país, uno de los mejores que he leído, se titula “¡Qué lástima! Fue escrito por Paco Espínola y cuenta un caso imaginario: dos borrachos angélicos, iluminados por la fraternidad. “Oyó al otro cerrar la conversación con el pulpero: “¡Qué lástima que la gente sea tan pobre!” Y la sensación, de golpe cambió de efecto y comenzó a reconfortarlo; algo así como un desahogo. ¡Con qué extraña dulzura había sido pronunciada la frase! Sin rabia, sin rencor... A nadie culpaba. Como si de las desgracias del mundo, los hombres no fueran responsables. --¡Eso está bien!- se dijo para sus adentros Sosa. Comento: Se acodaron en una mesa y la charla entre copa y copa fue perdiendo pie. Sosa le dice Sosa a su interlocutor y en su afán de ser generosos se ofrecen el uno al otro, los más grandes favores imaginables. -Yo tengo un carro y una yegua, caballero... Me la rebusco monteando y vendiendo leña en el centro. Yo, el carro y la yegua estamos a la disposición. -Se agradece en lo que vale. ¡Salú! - Se alzaron los vasos inseguros. -Usté, Juan Pedro, cuando quiera la yegua, va a mi casa y la saca. ¿Fuma otro, Juan Pedro? Juan Pedro, ya con las manos muy torpes, lió un cigarrillo, encendió y dejó que saliera libremente, de toda la boca, el humo. -Usté, cuando la precise, va, no más, a mi casa y saca la yegua... Y si yo no estoy, la saca lo mismo. Vaciló. La realidad no daba más y su ardiente pasión quería más, todavía. Y arrolló la realidad. Y salió al otro lado, terriblemente amoroso, diciendo: Y si la yegua no está... ¡usted la saca, lo mismo! En este ejemplo maestro, está lo que le pide el Papa a sus fieles; un fervor descarado, que no sean correctos. Si la yegua no está, que la saquen lo mismo. El señor Bergoglio le dijo a los periodistas que la iglesia está mal, lo único que un Papa no puede decir… -- ¡Cómo me gustaría una iglesia pobre y para los pobres!” – no es correcto que él lo diga; tampoco fue correcto determinar lugares de injusticia. -- “Primero en Europa y ahora en América, algunos políticos se han dedicado a endeudar a la gente creando un ambiente de dependencia. ¿Para qué? Para incrementar su poder. Son grandes expertos creando pobreza y nadie los cuestiona. Yo lucho por combatir esa pobreza” – y nombró los países: “Cuba, Argentina, Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua”. (Entrevista de Chris Mathews, MSNBC, cuando el Papa era Arzobispo de Buenos Aires). Comento: Hay muchas manera de crear pobres. Lo estamos viendo. Los muchachitos de barrio humilde son abandonados sin nadie que los eduque para bien. Van ser más pobres que sus pobres padres. No estaría nada mal la organización de un buen escándalo frente a las medidas que toman los profesores contra sus alumnos (rehenes indefensos). No dejare de citar en esta nota papal y tutti fruti, otro precioso escándalo que acaba de promover Francisco. Dijo: “La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”. Le hubiera gustado a José Pedro Varela, oír a un Papa hablando en favor de la laicidad. El Papa es valeriano. Juntar la iglesia con el Estado, es malo para el trabajo pastoral que corresponde a los religiosos y es muy bueno para los clérigos situacionistas, que se alhajan como grandes príncipes decorativos. El Estado es un poder mundano y forzudo; y el servicio de los sacerdotes es (debe ser) un poder humano sutil, estrictamente cultural, de alcance moral y metafísico. Las culpas previstas en el código penal son unas y las culpas que ofenden a Dios, son otras; y los castigos consiguientes son radicalmente diversos. Y del mismo modo diferencial, se dan las satisfacciones en una y otra actividad: de índole política o referida al destino existencial de cada uno. Que los obispos y los curas perdonen a Francisco, por poner el dedo en las llagas; cada vez que alude a las humanas flaquezas de su cofradía. Vista por un agnóstico, la actitud campechana y el realismo de Bergoglio, son admirables. De la laicidad implantada en la escuela uruguaya, derivó naturalmente, un tiempo después, la separación de la iglesia con el Estado. Y ambas instituciones, la iglesia y el Estado, resultaron gananciosas. Con la mayor exactitud, Francisco actualiza una vieja fórmula cuando habla de: “la laicidad del Estado que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad” ¿De dónde viene esta discriminación acertada, jamás admitida por el clero de Europa? Para los uruguayos no caben dudas. Nuestra historia empieza en la Constitución del Estado de Pensilvania (1790) : “En ningún caso, la autoridad humana puede gobernar o intervenir en los derechos de conciencia, y ninguna preferencia se dará jamás por ley a cualquiera establecimiento religioso, o modo de adoración”. Esta norma diferencia sustancialmente entre lo jurídico (gobernar) y lo moral- metafísico (la fe) entre lo divino de adentro y lo mundano, social. La instrucción tercera a los delegados orientales (1813), excluye de lo político, el fuero íntimo de los ciudadanos, lo pone a salvo discriminando: “Se promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.” A lo largo de dos siglos se forjó aquí, en este pequeño país del extremo sur, una tradición que ahora es oficialmente, papalmente reconocida por la Iglesia católica, apostólica, romana. También en este caso hay una miseria a superar, la del clero banal que no merece ser clero, dado que no entrega su vida a “la pobreza, la obediencia y la castidad”, el primer voto que debe hacer un hombre para iniciarse como sacerdote católico. equinoxuruguay/ Avda. Rivera 2410 - 802 MSN equinoxpocitos@hotmail SKYPE felixobes Teléfono 27072942 Celular 099627656 de 10 a 18 horas
Posted on: Mon, 05 Aug 2013 01:39:01 +0000

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