COLABORADORES Después de la ascensión del Señor Jesús a los - TopicsExpress



          

COLABORADORES Después de la ascensión del Señor Jesús a los cielos, la obra de extensión del Evangelio quedó en manos de los apóstoles, a los cuales se sumó mas tarde el recién convertido Saulo de Tarso que habría de llegar a ser el apóstol de los gentiles. Eran hombres de diversos talentos y cada cual en su esfera cumplió fielmente con su deber de transmitir el mensaje de redención. El libro de los Hechos nos dice:” Así crecía y prevalecía la Palabra del Señor.” Hechos 19:20 Las tareas mas rudas de la obra fueron sin duda realizadas por aquellos apóstoles que estaban dedicados enteramente a la obra del Señor. Pero la labor, si se quiere sencilla pero en último análisis de idéntica importancia a la otra, fue quedando paulatinamente en manos de colaboradores que habían sentido hondamente que el hecho de haber sido salvados por el Señor Jesús los comprometía a dar su testimonio en el mundo a fin de que otros también llegaran a ser tan felices como ellos. Estos colaboradores eran lo que hoy llamaríamos “laicos”; parte de su tiempo estaba dedicado a la obra del Señor y se gozaban en ello. La historia nos dice:”Las personas que tuvieron la responsabilidad de difundir el cristianismo durante el último cuarto del primer siglo, son, en su mayoría, una generación de dirigentes que hoy no conocemos sus nombres. No ha sobrevivido de ese período de la historia, ninguna crónica o datos biográficos. A pesar de ello, guiados por una hueste de campeones olvidados, la nueva religión continuó expandiendo su influencia y consolidando su poderío, especialmente entre los gentiles. Sus defensores estaban contentos de poder perderse ellos mismos por la causa que servían, dejando a la posteridad la rica herencia de sus trabajos. Se les conoce más bien por sus frutos que por sus nombres propios. Son aquellos colaboradores de quienes dice Pablo que sus nombres están escritos en el libro de la vida, son la legión de testigos de un mensaje vivo. Todos ellos eran evangelistas, portadores del mensaje de Cristo. Más que eso, eran cristóforos, portadores de Cristo. El mensaje de Cristo estaba en ellos. Estaban comprometidos a expresar, a comunicar el Cristo que los poseía y que había cambiado totalmente sus vidas. Hoy debe ser igual. Cada cristiano debe ser un evangelista. Un portador de Cristo. Un misionero de su Señor allí donde está. Sin esperar a que lo llamen a grandes tareas, para los cuales Dios llama a algunos. Eso está en los planes de Dios. Pero cada cual tiene una tarea; tal vez como la de nuestros primitivos hermanos anónimos, colaboradores del primer siglo, pero importante en el planteo general del trabajo de conquista de almas para el Reino de Dios.
Posted on: Sat, 26 Oct 2013 13:52:56 +0000

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