¿COMO ERA JESUS EN SU VIVIR COTIDIANO? ¿Te agradaría saberlo, - TopicsExpress



          

¿COMO ERA JESUS EN SU VIVIR COTIDIANO? ¿Te agradaría saberlo, verdad? Pues no desprecies esta perla que hoy Jesús te regala. Cógela con cariño. Léela. No es necesario que lo creas. No es necesario que le des importancia. Ni siquiera es necesario para tu salvación. Pero ¡no desprecies una perla, aunque pequeñita, porque Jesús tiene muchas! Pero todas son pequeñitas para que vayas construyendo y formando tus pasos en la pobreza de perlas chiquitas. Te regalo una perla chiquita. Jesús quiso que viniera parar a mis manos. Pero cuantas más se regalan más nacen. ¿Recuerdas la multiplicación de los panes? Cuantos más daban más aparecían en la cesta. Jesús era pobre. Era de familia rica, pero cuando Él nació ya no había riquezas. Solo una casita entrada en años, con sus paredes encaladas que un día habían sido blancas. Pero ahora eran de un blanco amarillento. Las fincas las destruyeron los romanos. También un huertecito que cultivaba Maria. Allí sembraba algunas hortalizas, porque lo demás se lo daba la familia de su esposo... Jesús era pobre. Solo poseía una oveja o cabrita, la cual pastaba en el huerto y en las posesiones de sus primos, Judas y Santiago. También tenían palomos, y gallinas . Palomitas que cada día ponían huevos. Su hacienda la incrementaba alguna manzana del huerto, y lo que la gente le daba por arreglarle la rueda de su carro, o hacer una cuna, o entablar unas maderas, porque Jesús era carpintero, y a veces construía arados o yugos para sus vecinos. La casita de Nazaret no tenía más QUE UNA PLANTA. En esa casita había tres habitaciones, un comedor, y un local grande para el telar de María. Una puerta que daba al huero y otra que daba a la calle. Pero la casita no estaba al pié de la calle, sino unos metros adentro. Jesús solía comer casi siempre con sus padres hasta que comenzó la vida pública. Era entonces José el encargado de traer el sustento para los tres. También María de Alfeo, la cuñada, les regalaba cosas de su huerto. Harina, verdura, y casi todas las hortalizas necesarias. Tenían varios olivos, por eso comían muchas olivas. Tortas de pan, leche, frutas huevos, y poco más. Esto era la comidan de cada día. También la de los domingos. A veces carne, porque tenían gallinas y conejos. Era María la cocinera. La que conocía los gustos de Jesús y de José. Dos personas que se conformaban con lo que María hacía. Nunca se ha comido nada en ese hogar sin antes dar gracias a Dios por los alimentos y bendecirlos. Solían rezar los tres. Rezar era para ellos una alegría. Porque María consideraba en la oración al Espíritu Santo, Padre de Jesús, porque la obra de su Encarnación fue obra del Espiitu Santo. Pero como también el Padre ha cooperado por eso Jesús le daba el nombre de Abba al Padre Dios. Pongamos por desayuno pan, papilla de trigo, y alguna fruta. De comidan al medio día algo de pescado hervido, pan, fruta, leche y agua. Tal vez la cena sería huevos pan queso, y fruta. Más o menos esta era la comida de la Casa de Nazaret. Jesús se solía levantar temprano. Cuando los pájaros comenzaban a revolotear en el huerto, cuando el sol alumbraba ya era la hora de levantarse. Las camas eran con sábanas, colchas de lino, y una sobrecama muy rara algo así como una persiana de madera cuyos listones eran cosidos con hilo. Ese mismo tipo de cama era también la cama de María de soltera. Tal vez la conservó siempre. Dios ocupaba en esa casa el lugar principal. Jesús oraba mucho. Tanto oraba que jamás tomaba una decisión sin consultar con el Padre Dios. María tenía siempre su corazón en Dios. Le entregó su corazón cuando comenzó a hablar. Y ella misma decía que si miraba hacia atrás que veía que siempre estuvo consagrada a Dios. Palabras de ella son estas: Oigo una voz interior más dulce que la miel, que susurra en mi pensamiento “Amada mía te amo. Te amo más que a todas las criaturas.”” Y yo contestaba a esa voz “También yo te amo. Te amo con todo mi pensamiento, con toda mi alma y deseo ser siempre tuya, Dios mío” y en esa oración pasaba horas y horas, sin que el trabajo pudiera interrumpir este contacto, porque sentía al Amado en Mí y yo me sentía en el Amado” (Son palabras de la Virgen. Yo no las he inventado) Y José era el hombre alegre, fiel a Dios, fiel a su esposa, fiel a la paternidad que había adquirido sobre Jesús. Enseñaba su oficio a Jesús. Lo aconsejaba, lo amaba como a Dios y como a su hijo. A veces María, mirando con cariño a José decía: “Cuanto te cuesto José”. Y José riéndose en medio de su pobreza decía: “Nada, Nada. No cuestas nada. Mi deseo es tenerte a Ti y a Jesús. Así que teniéndote a Ti y a Jesús lo tengo todo. Lo demás ya vendrá, porque soy joven y no me falta trabajo. Junto a la casita de Nazaret, hacia el norte estaba el taller de carpintería de José unido a la casa. Aun hoy se conserva alguna piedra ahumada de cuando José hacia la cola para pegar madera, José era de mirada dulce, sus ojos de un color café oscuro, llenos de dulzura, siempre estaba alegre. Cuando tenía cerca de 60 años, más o menos, enfermó. Las FIEBRES LO POSTRARON EN CAMA. Y LA MUERTE SE CERNIA SOBRE ÉL. Un día María pidió a Jesús que lo curase. Pero Jesús le dijo a María: “No puedo, Mamá, no puedo. Si pudiera lo curaría. Pero no puedo porque tal es la voluntad del Padre que muera, y que muera ahora. María lloro mucho, porque amaba muchísimo a José. Pero aceptó una vez más LA VOLUNTAD DE DIOS. Una tarde estaba muy mal. Jesús dejó las cosas del taller y se fue a su cabecera. Recitó varias oraciones, y le dijo a su espíritu que se fuera en paz, porque le esperaba en premio eterno. Pocas horas después José murió entre los brazos de Jesús y de María. Fue enterrado en el sepulcro familiar en un rinconcito del huerto. Después Jesús quedo al frente del taller. María hacia sus labores de casa. Muy pocos meses después María tendría que quedarse sola en la casita de Nazaret, porque Jesús se iba a predicar su doctrina por las ciudades de Judea.
Posted on: Thu, 26 Sep 2013 15:26:08 +0000

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