CUANDO LE COMENTÉ A CECI LA IDEA DEL CUENTO QUE SIGUE, ME DIJO - TopicsExpress



          

CUANDO LE COMENTÉ A CECI LA IDEA DEL CUENTO QUE SIGUE, ME DIJO QUE NO VALÍA LA PENA, QUE ERA UNA IDEA MUY MALA. LO CONSIDERÉ, PERO DE TODOS MODOS ESCRIBÍ LA HISTORIA Y LA SUBO... QUÉ SÉ YO, DE CABEZA DURA NOMÁS. COSAS PROFUNDAS Daniel Fara Cuando Cacho, mi primo hermano, venía de visita, tomábamos la leche, él escuchaba hablar un poco a mi vieja y después salíamos a caminar por Paso del Rey. Casi siempre terminábamos sentados a la orilla del Río Reconquista, donde fumábamos y hablábamos de "cosas profundas". Era notable que así ocurriera. En su casa, en la mía, en la calle, donde fuera, mi primo era un materialista absoluto: sus conversaciones giraban exclusivamente sobre hacer guita, ser un contador público prestigioso, comprarse lamborghinis, stratocasters, trajes de Dior y de Rabanne... Pero al sentarse en la orilla y respirar los vahos ponzoñosos que venían de ese río detenido, se transfiguraba. Así era que a veces nos poníamos existencialistas y decíamos pavadas sobre la condición absurda del ser humano. repetíamos juicios sobre política que les habíamos escuchado a nuestros viejos o hablábamos de música, de Almendra, Arco Iris, Manal y otras revelaciones de ese año, 1969. Pero también, a veces, nos confesábamos mutuamente nuestros deseos, aspiraciones y (escasas) concreciones en cuanto a minas y minitas. Una tarde de Abril, sentado sobre una piedra, pitando su Jockey, mi primo se quedó silencioso: algo oscuro le pasaba por detrás de los ojos y le hacía bajar la cabeza y evitar mi mirada. Así estuvo durante un tiempo y después, de repente, me dijo (sin mirarme) que se sentía mal, culpable de haberme hecho una canallada (no usó esa palabra, inventó una parecida) y aunque después yo lo cagara a trompadas tenía que confesarme lo que me había hecho. - Laura, la chica que me presentaste en Morón, la que fue tu novia... Bueno, como me gustaba mucho y me daba bola le hablé... Cuando te dejó fue para salir conmigo... Ahora puteame, pegame, yo me merezco todo por lo que te hice... Yo no entendía de qué carajo me estaba hablando. ¿Laura? ¿novia? Yo acababa de cumplir los 15 y seguía siendo virgen, célibe, a mi pesar, obviamente, pero así era. Ni siquiera me había pajeado pensando en ninguna Laura porque la única que conocía con ese nombre era la verdulera del barrio, una gorda bigotuda y cuarentona... ¿Me estaría cargando mi primo? ¿O, tal vez, fumado, me estaba confundiendo con algún amigote al que le había robado la mujer? Yo lo miraba callado, sin saber qué decir. - Te quedaste helado, Rodi, te entiendo, es muy feo lo que te acabo de contar, pero vos no te contengas. Pegame: te juro que no voy a defenderme... hace dos noches que no duermo pensando en estas cosas... Hasta ahora no me animé a contarte... Y la verdad es que todavía no te dije todo... La mina... Laura, digo, salió un mes conmigo y después se borró. Yo pensé, primero, que se había ido para volver con vos, pero no, se enganchó con un músico drogadicto que vive en Moreno... Pero ¿no me decís nada? Ese silencio me mata... Por favor, decime algo, lo primero que se te ocurra... Yo empecé a mirar, con ganas de ocuparlo, al pozo que habían dejado los municipales para sacar de raíz el tocón de un eucaliptus. -Mirá... no sé qué decirte, Cacho... No sé, una mina así de ligera... ¿para qué la querés? Mejor rajarle, no hacerse ningún problema por ella... Vos no la raptaste, ella se fue con vos y después te dejó por el falopero... No te tortures más, hermano... Mi primo se paró de un salto, tenso, los puños apretados, tirando por los ojos rayos de furia asesina. "Estaría bueno que aparte del momento que me está haciendo pasar, este forro me cague a piñas porque yo no quiero pegarle..." -¡No disimules! ¡No me tengas lástima, Rodolfo! Vos amabas... ¡Vos amás todavía a Laura! No te creo para nada cuando querés hacer ver que esto te resbala... Estrangulame si querés, pero lástima... ¡nunca! ¡jamás! Y ahí nomás, de un solo tranco, se paró bien en el filo de la orilla. - ¡Reaccioná ya mismo porque me tiro y me ahogo! Yo estuve por decirle que si se tiraba, seguro que iba a morir, por el golpe contra las piedras y los fierros oxidados del fondo, o de tétanos, pero ahogado no, no en tres centímetros de agua barrosa. Por supuesto, no hablé, me le acerqué tratando de motivarme con un viejo recuerdo. Teníamos seis con Cacho y yo me ponía cada vez peor porque él me había escondido Tom Sawyer y no quería revelar el escondite y se reía de mí. Entonces yo me descontrolé, lo agarré por el cuello, lo hice girar y lo tiré contra la pared. La verdad fue que recordar esto no representó un gran estímulo pero uniendo la memoria con su pedido de que lo estrangulara, lo tomé por el cogote, como diez años atrás, y empecé a gritarle "¡Hijo de puta, traidor!" y a repetirlo porque no se me ocurría ningún otro insulto. Si alguien me hubiera observado en ese momento no habría pensado que yo estaba loco. Más bien se habría dado cuenta de que yo no iba a tener ningún futuro si me dedicaba a la actuación. En realidad, lo que quería era alejarlo de la orilla, y lo fui logrando. El grotesco simulacro terminó cuando tropezamos con una raíz y caímos en el piso lleno de agujas de pino. Ahí nos quedamos tirados, sin hablar. A gatas si podíamos respirar. Pasaron unos diez minutos y recién entonces mi primo volvió a la carga, acostado en el piso. - No te creo nada. Me agarraste del cuello para alejarme de la orilla... -ahí se le acabó el aire y tuvo que respirar hondo- Pero yo sé por qué hacés todo esto. Porque sabés que yo necesito que me putees y me pegues para no sentirme tan mal conmigo mismo... entonces, como querés que siga sufriendo hacés ver que me perdonaste y que... No aguanté más. Me senté y le apunté con el dedo. - Cacho, no sé si estás mamado o fumado, si te volviste loco o me estás cargando, pero yo no tuve ni tengo novia y menos que menos te presenté a ninguna Laura en Morón ¿No me estarás confundiendo con otro? Porque... Él tampoco me dejó seguir. - Perdón, Rodi, recién ahora me doy cuenta. ¡El shock por lo que te conté fue demasiado fuerte... y te borró la memoria. Carajo ¡puta mierda! -se puso de rodillas, miró hacia el cielo y amenazó con el puño a quien fuera que estuviese ahí arriba- ¡Haceme perder a mí la memoria, que soy un hijo de puta, un traidor, pero no a él, no a él...! Pensé que iba a volver a reclamarme que le pegara, pero en vez de eso mi primo se puso a llorar... ¿Todo esto estaba ocurriendo o era otra alucinación producida por las emanaciones tóxicas del Reconquista? - Hagamos una cosa, Rodi -todavía moqueaba y hablaba como si estuviera resfriado- Vamos ya mismo a Moreno, a encarar al drogón, y si está ella mejor. Es la única forma en que se te va a pasar la amnesia. ¿Moreno? ¿amnesia? ¿Qué estaba escuchando? Yo también miré al cielo, por entre las ramas de los pinos y con cierto resentimiento. ¿No era bastante con todo lo que había soportado hasta ahora? Y rogué, absurda, intensamente que mi mamá y mi abuela (y mi viejo, si no era pedir demasiado) vinieran con la caballería y me rescataran de la locura feroz de ése, que alguna vez había sido mi querido primo. Pero, naturalmente, nadie apareció: los milagros les ocurren sólo a los demás. - Cachito -empecé a decir sin saber cómo iba a seguir- Pensalo cinco... diez minutos. ¿Qué boludez es esa de ir a Moreno? - Ya te lo dije. Ir a la casa del tipo, cagarlo bien a patadas y a Laura, sacarla de ahí, aunque tengamos que llevarla arrastrándola por los pelos... - Y vos sabés donde vive el tipo y todo... - Claro que sé, los seguí dos veces. Vive en La Perlita, al fondo... Al fondo, bien en la villa. Yo había ido una vez y juré que jamás volvería. Y eso que fui de día... - Oíme, ¿cómo sabés que no está armado? Mirá si los amigos se nos vienen encima con esas sevillanas con ocho centímetros de hoja, con canal y todo... - ¡Qué va a estar armado el pelotudo ese, por favor! Es como todos los patovicas, mucho músculo y anillo de calavera, pero lo soplás y se cae... Aparte, el sorete no tiene ningún amigo, hasta lo echaron del grupo donde tocaba... No dije nada. - ¿No te das cuenta de que todo esto lo hago por vos, para que te vuelva la memoria y para arreglar un poco el daño que te hice? Mirá, con que lo agarres por el cogote como me agarraste a mí, y eso que a mí no me apretabas, listo: el tipo se caga encima, ves a Laura, te acordás de todo y nos vamos con ella... O sea, para reivindicarse conmigo, Cacho me llevaba a la Perla Negra, nos afanaban hasta los calzoncillos, nos violaban, y cuando llegábamos a la casa del chabón era yo el que tenía que fajarlo. Genial, Cacho. Mi primo me leyó el pensamiento. - Yo te digo que lo reventés vos para sacarte esa bronca que tenés tan escondida... Contra mí, por lo que sea, no podés reaccionar. Bueno. En vez de eso lo cagás a golpes al sorete fumanchero y a Laura también, si eso te ayuda. Y basta de hablar, vamos a tomar el tren y listo, ni vos ni yo podemos perder más tiempo. "Este turro me quiere llevar de guardaespaldas porque él no se anima a encarar al tipo y quiere recuperar a la Laura esa". Por unos segundos me autoconvencí de que así era pero después me puse a pensar que la cosa no cerraba. Si realmente me necesitaba, mi primo tenía mil formas de intentar convencerme sin inventar una historia que yo no iba a aceptar. Me dolía el cerebro, lo juro, de tanto barajar en la oscuridad. Prendí un cigarrillo y la luz del fósforo me hizo dar cuenta de que afuera todo estaba tan oscuro como adentro de mi cabeza. Lo cierto era que algo me frenaba, no me dejaba salir corriendo hacia mi casa, lejos del loco que se había puesto muy peligroso para mí. En vez de eso empecé a seguirlo en su caminata hacia la estación. Ya no me preocupaba lo que le pasara a Cacho, sólo me preguntaba, angustiado, qué mierda me estaba pasando a mí, que no podía reaccionar. Mientras subíamos al andén jugué a pensar que tal vez mi primo tuviera razón, que yo había perdido la memoria... Jugar con esa idea no me sirvió para nada, sólo para entender menos que nunca por qué nos estábamos metiendo en ese kilombo. A todo esto, había llegado el tren sin que yo lo escuchara. Mi primo me tiró hacia atrás, suavemente, tomándome por el hombro. - Despertate, que estos negros de mierda son capaces de llevarte por delante... Galopando, levantando polvareda, pasó el malón de los que no querían perder el colectivo. - Dale, Rodi, apurate ahora o vamos a perder el tren.
Posted on: Wed, 24 Jul 2013 20:42:14 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015