CUENTOS DE GRANDES LIGAS Joaquín Andújar y Mell Hall Antes del primer juego de cada serie, los lanzadores acostumbran a reunirse para hablar sobre los bateadores del equipo contrario. Debido a la diferencia de personalidades y distintas formas de pensar y de actuar de los pitchers, en estos encuentros generalmente se producen intercambios interesantes. En ese tenor, el antiguo relevista de los Cardenales, Rick Horton, recuerda un loco episodio sucedido en 1984, previo a una serie en Chicago. “Estábamos hablando sobre los bateadores de los Cachorros y salió a relucir el nombre de Mel Hall”, señaló Horton. Agregó que “el dirigente Whitey Herzog dijo que Hall estaba sumamente caliente y preguntó, cómo íbamos a lanzarle”. Joaquín Andújar, quien estaba señalado para abrir el primer partido, rápidamente se puso de pie y proclamó, “no te preocupes por Mel, Whitey, yo me ocupo de él”. “Eso está bien, Joaquín”, contestó Herzog, “pero nosotros tenemos que decidir como tirarle”. “No, no, no, no se preocupen por Hall”, Andújar repitió. Herzog miró a su impredecible lanzador derecho y dijo, “OK, Joaquín, ¿cómo tú crees que debemos hacer con Mel?”. “Lo voy a matar”, apuntó Andújar muy serio. Todavía comentando divertidos la respuesta de su compañero, los pitchers de los Cardenales salieron al terreno un poco más tarde y cuán grande fue su sorpresa al ver a Andújar cerca de la caja de bateo, riendo a carcajadas y hablando, nada más y nada menos que con Mel Hall. Felipe Alou y el gordo prospecto Una prueba más de que la primera impresión puede ser engañosa, la ofreció Felipe Rojas Alou, quien pasó más de dos décadas en la organización de los Expos de Montreal como scout, coach, manager de liga menor y manager de Gran Ligas. Felipe contó que en 1978, siendo dirigente de los Leones de Caracas, en la liga invernal de Venezuela, Francisco Rivero, gerente del equipo, le pidió que viera a un “muchacho gordo” que podía conectar la pelota duro. “Este muchacho gordo se presentó y realmente él podía batear muy bien. Me gustó lo que vi de su poder, pero no podía recomendar a un chico tan pasado de libras a Montreal”, apuntó Alou. Agregó que “recuerdo que pesaba unas 250 libras y que tan solo era un muchacho. Por consiguiente, yo estaba seguro de que ese chico regordete, jamás daría el grado, por lo que se lo mostré a otro scout”. “El tipo dijo que de ninguna manera lo firmaba, porque no le gustaba el cuerpo del muchacho”, expuso Felipe. “El chico siguió bateando y conectando la pelota fuera del parque, hasta que finalmente se lo recomendé a los Expos”, concluyó Alou. Montreal firmó a Andrés Galarraga en 1979 y el “muchacho gordo” creció hasta ser un toletero e inicialista de 6’3” de estatura y 235 libras de peso. Un bateador poco selectivo, Galarraga disparó 398 cuadrangulares en una carrera de 18 años en las Grandes Ligas que concluyó en 2003. Mel Hall y la camiseta En esta anécdota, también Mel Hall desempeñó un rol estelar. Se jugaba un partido de los entrenamientos de primavera, en Phoenix, entre Atléticos e Indios, en 1986. Mike Davis, de Oakland, corría en la inicial y Carney Lansford conectó un elevado detrás de la tercera base que cayó en terreno bueno, se abrió a foul y fue a parar junto a la verja de alambre que separa el campo de las gradas. Hall, que estaba jugando en el jardín izquierdo, corrió hacia la pelota, pero al notar que éste tardaba en hacer el corte y prestaba más atención a la cerca que a la pelota, el torpedero dominicano Julio Franco fue a ver qué estaba pasando. Franco comenzó a reírse histéricamente al ver que a Hall se le había enganchado una manga de su camiseta en un alambre de la verja y no podía mover el brazo para lanzar la bola. En el interín, los corredores anotaron, incluyendo el lento Lansford, que se acreditó el primer jonrón dentro del parque de su carrera. Pat Corrales, dirigente de Cleveland protestó la jugada ante el árbitro de tercera, Don Denkinger, argumentando que la pelota estaba muerta.
Posted on: Sat, 17 Aug 2013 14:17:40 +0000
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