CVCLAVOZ – Generalmente no escribo reflexiones, no porque no me gusten sino porque existen personas a las que Dios les ha dado un don muy especial para desarrollarlo en esta área, entonces prefiero leer las que ellos escriben. Sin embargo, en esta ocasión me pareció tan singular una enseñanza en particular, que he decidido compartirlo con la esperanza de que ayude a alguien a entender que Dios siempre obra todas las cosas para que les ayuden a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Dentro de una lección sencilla la semana pasada encontré escondido este gran principio bíblico del amor de Dios. Había ordenado una ensalada de almuerzo y no traía aderezo. Una compañera de trabajo abrió la nevera y me compartió un delicioso ‘dressing’ de frambuesa con limón que yo utilicé y luego dejé al costado de los estantes de la cocina. Al siguiente día volví a almorzar y busqué el aderezo que había utilizado el día anterior, pero no estaba en la nevera. Por más que moví envases no encontré el dressing que buscaba, en su lugar, alcancé a ver otro de una marca superior ¡y sabía tres veces mejor que el anterior! En ese momento me di cuenta de una sencilla revelación, si el primer aderezo no hubiera desaparecido nunca hubiera descubierto el otro que era superior y además saludable. La mayoría de las personas nos aferramos a las cosas, nos hacemos una idea, una ilusión con algo en particular; un empleo, una posición ministerial especifica, una carrera determinada, incluso hasta una relación de noviazgo con x persona. Pero si por alguna razón las cosas no se dan, nos detenemos y la realidad es que Dios tiene nuestra vida bajo control y quiere lo mejor para nosotros. El va a trabajar cualquier cambio para nuestro bien. A aquellos a quienes ha llamado conforme a su propósito, todas las cosas le obran a bien, eso dice su palabra (Romanos 8:28). Si has perdido un trabajo, míralo como una oportunidad de encontrar otro mejor, tal vez empezar tu propia empresa. Si terminaste una relación de noviazgo, no te detengas a lamentarte por mucho tiempo, ten la confianza de que Dios sabe lo que te conviene, y que existe alguien mejor en el horizonte para ti. Reflexiona en que realmente nada es casualidad y que existe un propósito en Dios que siempre superará nuestras expectativas. Recuerda que Él “puede hacer más que sobreabundantemente en exceso de todas las cosas que pedimos o concebimos” (Efesios 3:20). Por Johanna Torres Periodista, Presentadora y Productora Radial
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 03:50:05 +0000
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