Campaña de odio, día 23. Espectro. Ironía era el nombre más adecuado para aquel día morboso y desconsiderado, cómplice de una realidad brutal los sábados y deprimente los domingos por la tarde. Acontecimientos planificados por una maldad risueña que merodea por el país más pequeño del mundo en el horario del aroma más melancólico, actos cometidos con una misantropía destructiva, juego interminable para usurpar las líneas que Saturno me prestó tras nuestro encuentro durante el viaje en dirección al norte. Una luz astral proveniente desde lo más alto del cielo para caer corrosiva sobre mi piel y dejar intactos mis ojos, excusándose sobre lo que me esperaba al otro lado de la calle, imagen espectral que solo oscuros cristales podrían entender, una aura estancada en el tiempo que solo esperaba escuchar nuevamente mis pasos por aquel concreto sediento por una sentimiento, sediento por un río de sangre y azúcar como había ocurrido ya alguna vez. Entonces una silueta de movimientos leves y tristes, de aspecto sombrío y aroma amargo se acerco por la espalda mientras mi cuerpo se congelaba por el sentimiento y mis pupilas se trisaban frente a la invisible escena, ambos habíamos sido transportados a otra ciudad, en otro planeta, en otro universo y en el último suspiro de nuestras vidas, pero aquella aura atemporal seguía allí junto al concreto empapado en tinta roja… la silueta cada vez menos distante logró con un susurro inexpresivo e inaudible romper el silencio que nos separaba –Vuelve…- al instante respondí –Lo haré cuando cumplas un deseo, aquel que te pospuse hace tanto tiempo, aquel prometido por vivir estos libretos de dramaturgos perversos- sin transcurrir segundo alguno respondió re manera plana –El que sea- siendo esta frase la que hizo explotar mi mente y dejar correr libremente a mis pensamientos por cada uno de los rincones de la memoria guardada por el abismo de mi ser, quiero destruirlo todo, quiero acabar con una vida culpable de todo, quiero volver al pasado, deseo robar lo más preciado, quisiera robar sus huellas dactilares y las marcas de su cuerpo para dibujar en el lienzo de las verdades que no existen, quisiera escribir mi propia historia, deseo detener los engranajes de la existencia, romper cada uno de los pares de cristales amielados que hay de este lado del libro, quisiera asesinarte… desearía jamás haber hecho este trato contigo –Deseo que me arranques los ojos para no volver a ver aquel lugar-.
Posted on: Sun, 15 Sep 2013 02:24:24 +0000