Captor vs. cautivo, 40 años del Síndrome de - TopicsExpress



          

Captor vs. cautivo, 40 años del Síndrome de Estocolmo diariouno.ar/afondo/Captor-vs.-cautivo-40-aos-del-Sindrome-de-Estocolmo-20130824-0047.html Hace 40 años, se acuñó el término de Síndrome de Estocolmo tras siete días de asedio a un banco en la capital de Suecia. Desde entonces son muchas las veces que se ha citado, pero, ¿se usa con propiedad? La mayoría de las personas conoce la frase Síndrome de Estocolmo por los numerosos secuestros y casos de rehenes -normalmente con mujeres- que se han hecho famosos. El término está más asociado con Patty Hearst, heredera de un periódico californiano que en 1974 fue secuestrada por militantes revolucionarios. Ella pareció haber desarrollado simpatía hacia sus captores y se unió a sus actos de robo. Eventualmente fue detenida y cumplió sentencia en la cárcel. Pero tal y como recuerda Kathryn Westcott, el abogado de Hearst argumentó que a la chica de 19 años le habían lavado el cerebro y estaba sufriendo el Síndrome de Estocolmo, un término que hacía poco que se había acuñado para explicar los aparentemente irracionales sentimientos de los rehenes hacia sus captores. Más recientemente, los medios usaron el término para el caso de Natscha Kampush, secuestrada a sus 10 años por Wolfgang Priklopil y retenida en un sótano durante ocho años. Se dice que Kampush lloró cuando escuchó que su secuestrador había muerto y encendió una vela por él. En Colombia, donde en los últimos 40 años ha habido más de 27.000 secuestros, cuando se conoce de un caso de una mujer liberada tras meses de aislamientos, el término de Síndrome de Estocolmo tiende a surgir. Si bien esta condición es ampliamente conocida, el incidente que llevó a su creación permanece relativamente oscuro. "Fuera de Suecia, pocos saben los nombres de los trabajadores del banco: Birgitta Lundblad, Elisabeth Oldgren, Kristin Ehnmark y Sven Safstrom", señala Westcott. Era 23 de agosto de 1973 cuando los cuatros fueron tomados como rehenes en el Kreditbanken por el criminal de carrera de 32 años Jan-Erik Olsson, quien después recibió apoyo de su excompañero de prisión. Seis días después, cuando terminó el asedio, fue evidente que las víctimas habían formado una especie de relación positiva con sus captores. El Síndrome de Estocolmo nació como una forma de explicación. La frase fue acuñada por el criminólogo y psiquiatra Nils Bejerot. Al psiquiatra Frank Ochberg le intrigó el fenómeno y definió el síndrome para el FBI y Scotland Yard, la policía Metropolitana de Londres, en los años 70, cuando ayudaba a las fuerzas nacionales de terrorismo de Estados Unidos a desarrollar estrategias para incidentes con rehenes. El trato durante el secuestro es un factor importante para que ocurra el Síndrome de Estocolmo. "En la medida que haya sido más negativo, violento, agresivo, la posibilidad de que se presente disminuye sensiblemente", señala Meluk. "En cambio, si ha sido muy bueno, sin haber mucha violencia, entonces la posibilidad aumenta". Otros factores para que ocurra este fenómeno son la edad de la persona que ha sido secuestrada -"encontré que mientras más joven es la persona más tendencia hay para que se presenten síntomas parecidos a los de este síndrome", explica el especialista- y el tiempo, "si el secuestro ha sido muy prolongado, la posibilidad de que haya una identificación aumenta". Correal no desarrolló el Síndrome de Estocolmo, pero sí confiesa en algún momento haber sentido lástima por sus secuestradores. "Yo los veía igual de atados que yo". En cualquier caso, el Síndrome de Estocolmo caería dentro de la categoría de efecto postraumático cuyo tratamiento -según Emilio Meluk- requiere de una intervención escalonada "en el contexto de su propia comunidad y su familia". "Si la situación es extrema, con síntomas de mucha angustia, insomnio, pérdida de control, ideas recurrentes de que el sujeto sigue secuestrado, estados de agresividad, pérdida de contacto con la realidad, etc., entonces ya pasaría a una intervención de carácter psiquiátrico, pero ya es una decisión que se hace en cada caso particular", agrega Meluk. Quizás una de las mayores dificultades para diagnosticar este síndrome, que también es conocido como vinculación afectiva de terror o traumática, se deba a que no está reconocido por los dos manuales más importantes de psiquiatría: el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación internacional de enfermedades. "Yo diría que una buena discusión sería ver cuál es el alcance que este síndrome puede tener hoy en día. Sobre la base de la experiencia colombiana yo no le vi ningún sentido". Emilio Meluk considera que el término es obsoleto debido a que la forma de supervivencia de un secuestrado, en un momento dado, es inclinarse a favor de los secuestradores. Fuente: BBC Mundo
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 13:08:03 +0000

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