Capítulo 10 Entró a su oficina y, por primera vez, se alegró - TopicsExpress



          

Capítulo 10 Entró a su oficina y, por primera vez, se alegró de que su compañera no estuviera allí. No estaba con ánimo de soportar sus sermones de nuevo. Se quitó la chaqueta y encendió su portátil. Debía ponerse a revisar el caso una vez más y ver si no había pasado por alto alguna cosa. La puerta se abrió y Miley entró caminando enérgicamente. Pasó por su escritorio sin dirigirle la mirada y se sentó detrás del suyo. La observó de reojo mientras buscaba un bolígrafo en el portalápices de cerámica que decoraba su mesa desde el primer día que había llegado desde Fremont. Seguía molesta y no lo adivinó solo por no haberlo saludado al llegar, sino porque reconocía la expresión en su rostro cuando algo le disgustaba. Sus ojos se tornaban un poco más oscuros y la comisura de sus labios adquiría cierta rigidez. Le habría gustado darle un espejo para que se viera en aquel instante. Poco quedaba de la sensual detective Miley Cyrus. Aquello no podía continuar así: él, concentrado en la pantalla, y ella, fingiendo que leía unos informes importantes. —Hace más de diez minutos que lees el mismo papel —comentó él sin mirarla. Miley no le dijo nada, solo dio vueltas a las hojas y fingió seguir leyendo. —Parecemos dos chiquillos, Cyrus. —Despegó los ojos de la pantalla del portátil y la observó—. No podemos comportarnos como tales. Hablemos. Ella le devolvió la mirada pero seguía tan fría como antes. —Si quieres hablar del caso, adelante. No suelo mezclar los asuntos personales con el trabajo —enfatizó, con una sonrisa irónica. —Yo tampoco lo hago —replicó y se recostó en su silla—. _______ es la principal testigo que tenemos, lo único que he hecho es ofrecerle protección. Ambos sabemos que su vida corre peligro. —Lo sé perfectamente, Bieber. Pero sigo creyendo que llevarla a vivir contigo no es lo más sensato. —Se cruzó de brazos por encima del escritorio y lo miró directamente a los ojos —. ¿Sabes lo que sucedería si nuestros superiores se enteran? Te quitarían el caso. ¡Estás arriesgando todo por una simple necesidad básica que tus pantalones no pueden contener! —No había querido decir aquello pero alguien tenía que hacerle entrar en razón. —Nunca antes me habías hablado de esa manera, Cyrus. —Nunca antes habías sido tan inconsciente. Puedes quedar fuera del caso —le recordó. —No hay por qué alarmar a todo el mundo, nadie tiene por qué enterarse —comentó con tranquilidad. No quería perder los estribos, menos, cuando estaba a punto de vencer la resistencia de su compañera. —¿Pretendes, además, que me convierta en tu cómplice y que arriesgue mi propio trabajo? —No podía creer que él le estuviera pidiendo aquello. ¿Hasta dónde llegaba su obsesión por aquella mujer? Justin se levantó de su silla y se acercó a ella. —Solo te pido que me comprendas y que, por una vez, olvides el protocolo. —Se sentó sobre el escritorio de su compañera—. Sabes que te necesito. Miley agachó la mirada y suspiró resignada. —Está bien, no voy a decir nada. —Levantó la mano antes de que él hablara—. Pero debes prometerme una cosa primero. No le gustaba hacer promesas sin saber primero en qué consistían. —¿De qué se trata? —preguntó mientras fruncía el ceño. —No te involucres sentimentalmente con _______ Carmichael. —Apoyó su mano en la de él—. Eso solo te llevaría a cometer errores. No lo arruines, Justin, no vale la pena. Nicholas quería hacerle esa promesa y asegurarle que la cumpliría, pero sabía que era imposible. —Me pides demasiado, Cyrus. —Al menos, inténtalo, Bieber. No solo por el caso, sino por ti y también por ella. —¿A qué te refieres? —_______ confía en ti; no es secreto para nadie que se siente segura a tu lado. —Recordó el momento cuando había ido a buscarlo tras descubrir que su secuestrador había estado en su casa—. Está demasiado vulnerable. Puede terminar por confundir las cosas y buscar algo más que tu protección, Jus. Justin asintió. Miley tenía razón y él lo entendía, pero también sabía que lo que le estaba pidiendo iba más allá de toda lógica y de toda razón. Podía ordenarle a su cabeza que hiciera hasta lo imposible para dejar de pensar en _______ como una mujer a la que deseaba con locura, pero era inútil cuando su corazón y cada poro de su piel le pedían a gritos lo contrario. _______ trató de calmarse e hizo uso de una técnica de respiración que le había enseñado Demi hacía un par de meses. Pero después de unos minutos se dio cuenta de que era inútil. Había apagado la radio y estaba en el salón, recostada en el sofá. Sabía que no tenía nada que temer en aquel lugar; el loft de Justin se había convertido en una fortaleza para ella y él no la encontraría allí. Se masajeó las sienes con los pulgares y el dolor de cabeza, poco a poco, comenzó a disminuir. Cada vez que le sucedía aquello era porque un recuerdo se empeñaba en aflorar a la luz, pero muy pocas veces lograba rescatar algo de verdad importante. Todo parecía desvanecerse cuando se esforzaba más por recordar. La melodía le era claramente familiar y la dedicatoria estaba sin duda dirigida a ella; sin embargo, y por más que lo intentara, no conseguía descubrir lo que significaba aquella canción en realidad. Su mente era una nebulosa gris donde, de vez en cuando, un rayo de luz lograba traspasar la oscuridad pero se desvanecía antes de que pudiera retenerlo en su memoria. Se recostó en el sofá, se colocó en posición fetal y cerró los ojos. Intentó concentrarse pero fue en vano; los recuerdos venían y se iban con voluntad propia. Eran imprevisibles y se disparaban erráticamente; la tomaban por sorpresa y la dejaban débil y más confundida aún. Al final, su cuerpo y su mente fatigados sucumbieron al agotamiento y cayó en un tranquilo sopor. —¿Crees que _______ lo habrá escuchado? —preguntó Miley sentada en el asiento del acompañante del Mustang de Justin. —No lo sé, pero está sola y tengo miedo de que algo le suceda. Miley percibió su preocupación y supo que no solo era porque estuviera bajo su cuidado. Nunca antes lo había visto actuar de aquella manera, hasta el punto, incluso, de arriesgar su propio empleo por una mujer. —Quiere acercarse a ella y no se cansa de hacérselo saber. —Abrió la ventanilla del automóvil y sonrió complacida cuando la brisa fresca comenzó a jugar con su cabello—. Las muertes, el mensaje en la última víctima, las flores en su almohada y ahora le dedica una canción en la radio. Si no fuera por los crímenes y el mensaje en el cuerpo de Tessa Hodgins diría que se trata solamente de un hombre enamorado. —Por más sádico que parezca, lo está, Miley. —Hasta a él se le heló la sangre al decir aquello—. En su fantasía _______ lo ama tanto como él a ella y no concibe la vida de otro modo. —Entiendo —meditó un segundo—, ¿por qué esperaría cuatro años para volver por ella? A Justin también se le había pasado por la cabeza aquella pregunta cientos de veces. —No lo sé. Tal vez durante todo ese tiempo no ha logrado dar con ella. _______ se cambió el apellido y abandonó casi todos los vínculos que la unían a la época de su secuestro. Solo su hermano y su amiga han seguido formando parte de su vida después de eso. —Sí, pero igual siento que hay algo que no encaja en todo este asunto. ¿Qué ha sucedido con él en esos cuatro años? ¿Dónde ha estado? ¿Qué ha hecho? —Demasiadas preguntas y ninguna respuesta, Cyrus. —Lo sé, lo sé —mascullo entre dientes. Odiaba encontrarse frente a un enigma que no podía resolver—. ¿Y si ha estado preso o internado en algún hospital psiquiátrico? —sugirió de repente. Justin sabía que aquella no era una idea del todo descabellada. —Podríamos revisar los registros y ver qué hallamos —sugirió ella. —Miley, sería como buscar una aguja en un pajar. No sabemos nada del sujeto, ninguna pista que al menos nos permita cotejar datos —le respondió antes de que se entusiasmara demasiado. —Es realmente complicado este caso; creo que si no comete un error, nunca lo atraparemos. Es demasiado organizado y perfecto para mi gusto. —No existe el crimen perfecto, Miley. Lo atraparemos, te lo aseguro. Ella asintió y recostó la cabeza en el asiento. Minutos después ambos llegaron a la casa de Justin. Cuando entraron encontraron a _______ durmiendo en el sofá con Sam tendido a sus pies. —¡Qué imagen tan adorable! —susurró Miley. Justin hizo caso omiso al comentario burlón que había hecho su compañera y observó el cuadro que tenía enfrente. Tuvo que reconocer que le gustaba la sensación provocada por aquella imagen. —Dejemos que duerman. —Sujetó a Miley del brazo y la arrastró hasta la cocina—. ¿Quieres una cerveza? Miley asintió. Echó un vistazo a la radio y miró a Justin. Él la encendió y descubrió que estaba sintonizada en la estación que había pasado aquel mensaje, pero no le extrañó porque él mismo escuchaba esa emisora de vez en cuando. —¿Te han dicho cuándo nos entregarán la grabación con la llamada? —Mañana mismo. El operador ha sido muy amable con nosotros —comentó Miley distraída. Justin sonrió al recordar la cara del pobre hombre embobado con su compañera y con el escote en su camisa. —Ha sido más amable contigo y no lo culpo. —Le guiñó el ojo. Miley se sonrojó. —Hagamos un brindis. —Extendió el brazo con la lata de cerveza fría en su mano—. Brindo por la amistad y por este trabajo que, aunque muchas veces apesta, no sabríamos vivir sin él. Justin sonrió y ambos chocaron las latas haciendo que un poco de espuma se volcara encima de su camisa. —Lo siento, Bieber —dijo Miley y reprimió una risita—. Será mejor que repare de inmediato este desastre. ¿Dónde tienes un paño? —Allí, en el primer cajón. Miley sacó un paño de la encimera y lo mojó con agua. —Déjame ver qué puedo hacer. —No hace falta, Miley. En serio, no te preocupes. —Tú, déjame a mí —le indicó. Pasó el paño húmedo sobre la mancha pero solo logró que se hiciera más grande. —No resulta, Jus. —Parece que no —respondió él y levantó la vista. Fue entonces cuando vio a _______ parada junto a la puerta con los brazos cruzados. No supo con exactitud cuánto tiempo llevaba allí, pero la expresión en su rostro le indicó que estaba un poco molesta. —_______, te has despertado. —Apartó, nervioso, la mano de Miley que aún seguía sobre su pecho y volcó toda su atención en ella. —He escuchado murmullos y risas en la cocina —explicó mientras miraba de soslayo a Miley. —Lamentamos haberte despertado—dijo Miley. —No os preocupéis —respondió con indiferencia. Se sintió una tonta por haber aparecido justo cuando parecían estar compartiendo un momento de intimidad. Más que nunca estaba convencida de que había algo más que una relación profesional entre ellos. No estaba segura de si soportaría que Justin la trajera a su loft, mientras ella estuviera allí. —Nos han avisado de que habían dejado otro mensaje para ti, una dedicatoria a través de la KFCF; no sabíamos si lo habías escuchado o no y hemos querido venir a ver que estabas bien. _______ se sentó en el taburete. —Sí, lo he oído —dijo y entrelazó los dedos de la mano—. La canción que me ha dedicado… —¿Qué pasa con ella? —Justin se sentó a su lado en el otro taburete. —La he escuchado antes; de algún modo, me resulta familiar. —¿Recordabas la canción? —Los ojos miel de Justin se iluminaron. —No exactamente. Sé que esta tarde no ha sido la primera vez que la he oído, pero no puedo recordar de dónde la conozco —explicó desanimada. —Esa canción debe tener algún significado para él y también cree que significa lo mismo para ti. —Me he esforzado por recordar más pero el dolor de cabeza es tan intenso que termino extenuada. —¿Estás bien ahora? ¿No quieres que vayamos a ver a un doctor? _______ esbozó una sonrisa cargada de amargura. —No es necesario, Justin. La cabeza ya no me duele. Además, los médicos ya me han dicho que es normal. —Tal vez estás comenzando a recordar. —No te hagas ilusiones —le aconsejó. Después de cuatro años ella ya se había resignado a no saber lo que le había sucedido durante los tres meses que había estado secuestrada. —Sigue su consejo, Justin —intervino Miley—. No es bueno crear falsas expectativas. Justin le lanzó una mirada fulminante. Detestaba cuando su compañera le hablaba con un doble sentido. —Mañana mismo me pondré en marcha para encontrar al mejor especialista en hipnosis. _______ asintió, aunque no le dijo que estaba asustada. No quería mostrarse temerosa delante de él una vez más. —Bueno, será mejor que me vaya —dijo Miley con una amplia sonrisa—. Mi hermana me espera para cenar. —Te acompaño. _______ los observó con atención desde la cocina. Miley le estaba diciendo algo a Justin mientras él le sonreía. Luego ella le guiñó el ojo y antes de salir recibió una palmadita en el hombro de parte de él. Cuando él la miró ella apartó la vista de inmediato. —¿Tienes hambre? —preguntó él, ya en la cocina. —No, he perdido el apetito. —Se bajó del taburete y se dispuso a salir de aquel lugar donde se sentía por completo invadida por su presencia. —¿Sucede algo? —La sujetó del brazo y le impidió el paso. —No, pero me he comido dos porciones de pizza por la tarde y ahora no tengo hambre. —¿Estás segura de que es solo eso? —Había un ligero desafío en el tono de su voz. —Sí, segura. Prefiero irme a dormir, si no te importa —le dijo y lanzó una fugaz mirada a su mano que aún rodeaba su brazo. —En absoluto. —La soltó—. Que duermas bien. Antes de marcharse necesitaba decirle algo. —Quería hablar contigo de un asunto. —Te escucho. —Se cruzó de brazos y la tela de su camisa se tensó sobre los músculos de su pecho. _______ alzó la mirada y se enfrentó a la intensidad de sus ojos miel que aquella noche se habían oscurecido más. —Se trata de mi trabajo. Estoy en medio de un proyecto importante, que dirijo y… —¿De qué se trata? —la interrumpió para saber más. —El lanzamiento de una colección de libros de arte a nivel internacional —le informó—. Jennie me confió este proyecto a mí y debo entregarme a él en cuerpo y alma. No puedo abandonar mi trabajo. —Nunca te pediría que lo hicieras. —Perfecto, entonces mañana iré a la editorial como todos los días —dijo satisfecha. —Tampoco he dicho eso. —¿Qué quieres decir? —Puedes ir mañana a la editorial, pero le explicaras a tu jefa que las cosas no serán como antes. —¿Qué demonios tratas de decirme? —No podrás ir a la editorial todos los días como hacías antes. Eso sería un riesgo innecesario. —¡Pero es mi trabajo! ¡No me lo puedes impedir! —Intentó controlar las lágrimas de impotencia. —Habla con ella y, tal vez, podáis llegar a una solución que os convenga a las dos. —Hizo una pausa—. Es por tu propia seguridad, _______. Yo no puedo estar contigo las veinticuatro horas del día. —¡Nunca te lo he pedido! —le espetó furiosa. —Mañana te acompañare y si quieres, yo mismo puedo hablar con tu jefa y explicárselo. _______ lo interrumpió. —No, no hace falta. Yo puedo explicarle como están las cosas. —Como quieras, pero sí te llevare hasta allí. Asintió, le lanzo una última mirada y salió, casi corriendo, de la cocina para encerrarse en la habitación. A la mañana siguiente, tal y como Justin le había dicho, él mismo se encargaría de llevarla a Sunrise Press. _______ se despertó cerca de las ocho y tras darse un baño y vestirse con una falda azul oscuro y una camisa a tono, salió de la habitación. Llevaba aún el cabello suelto y cuando Justin la vio pensó que sin duda era una mujer hermosísima, simple y naturalmente bella. No necesitaba ni siquiera maquillarse; su rostro aniñado y fresco resaltaba por sí mismo. _______ se detuvo en seco cuando lo vio salir de la cocina, llevaba puesto solo los pantalones de su pijama y su torso estaba desnudo. No era la primera vez que veía a un hombre semidesnudo pero no pudo evitar sentirse turbada frente a él. Sus ojos se sintieron atraídos por el magnetismo animal que despedía Justin. Contempló sus hombros anchos, el pecho bien formado cubierto con un poco de vello oscuro que bajaba por su estómago, plano y firme, y terminaba perdiéndose bajo la tela de su pijama. Alzó la vista y sin poder evitarlo los colores se le subieron a la cara cuando se enfrentó a su mirada. Algo en sus ojos había cambiado, había deseo en ellos y _______ sintió la misma sacudida que provocaba un choque eléctrico. —Buenos días. Su voz sonaba más ronca de lo habitual y aquellas dos palabras solo lograron agitarla aun más. Era un simple saludo de buenos días pero a _______ le pareció que le estaba pidiendo que hicieran el amor allí mismo. —Bu… buenos días. —_______ se interrumpió y tragó saliva. —Tienes el desayuno listo; yo, mientras tanto, me daré una ducha —le indicó con una sonrisa. _______ asintió y desvió la mirada. Lograba estremecerla con solo sonreírle y aquello ya no era normal. Sola en la cocina tomó una taza de café y se comió una tostada. Luego, salió a la terraza y encontró a Sam, que aún descansaba en su posición favorita, las patas delanteras a ambos lados de la cabeza y los mofletes pegados al suelo. Cuando Justin salió de la habitación la buscó en la cocina pero no la halló. Fue hasta la sala y entonces la vio en la terraza apoyada sobre el balcón. Se quedó un momento contemplándola antes de anunciarle su presencia. Le estaba dando la espalda y su mirada bajó hasta la falda estrecha que se ceñía a sus caderas y terminaba por encima de sus rodillas. Su larga melena castaña caía libremente sobre la espalda y el sol le daba algunos matices dorados. Ella volvió el rostro y los rayos de sol iluminaron su perfil casi perfecto. Unas pestañas largas y espesas, una nariz redondeada y aquellos labios carnosos que, cada vez que la tenía cerca, solo deseaba besar. _______ se dio la vuelta y entonces lo vio. Sabía que él estaba allí, había sentido su presencia aún sin verlo y cuando lo vio avanzar hacia ella tuvo que sostenerse con fuerza del balcón para controlar el temblor que le recorría el cuerpo. Era demasiado apuesto y su sola presencia atentaba contra ella y su fuerza de voluntad. Le dedicó una fugaz mirada. Se había puesto unos vaqueros azules que resaltaban los músculos de sus piernas y una camisa blanca tan estrecha que _______ percibió la firmeza de su pecho debajo de ella. Él se acerco más y antes de que pudiera decir o hacer algo ella intervino. —Si no nos damos prisa, llegaremos tarde. Pasó a su lado y lo dejó solo en medio de la terraza. Justin no tuvo más remedio que correr detrás de ella para alcanzarla. —Necesito volver a mi rutina, recuperar mi vida —le dijo ella, de repente, mientras iban de camino a la editorial. —Te escucho —le respondió con atención. —Lo de mi trabajo, ya te lo expliqué; hablaré con Jennie y ella sabrá qué hacer al respecto. Pero hay otras cosas —hizo una pausa—. Mis pinturas, extraño pasar las horas encerrada en mi taller, tal vez no lo entiendas, pero para mí significan mucho. —Comprendo. —Hay algo más. Estoy acostumbrada a salir a correr todas las mañanas. Ya hace tres días que no lo hago y mi cuerpo me lo está pidiendo. Justin la miró; debían existir muchas otras cosas que su cuerpo le pedía y que ella le negaba. _______ se movió inquieta y creyó que el bolso que sostenía en la mano se le caería al suelo. —¿En qué piensas? —Se arrepintió enseguida de haberle hecho esa pregunta al descubrir la manera en que él la estaba mirando. —Veamos; para lo del taller, creo tener la solución perfecta. Solo déjame arreglar algunos asuntos y haré todo lo posible para que puedas recuperarlo. —Gracias. —Un destello de alegría encendió sus ojos castaños. —Con respecto a lo otro, no puedo obligarte a que no lo hagas, pero tienes un gimnasio a tu entera disposición en la terraza. —Pero me gusta correr, sentir la brisa que golpea contra mi rostro. —No puedes salir sola todas las mañanas, es peligroso y lo sabes —la interrumpió. _______ estuvo a punto de protestar. —¡Está bien, está bien! Veo que es importante para ti. —Sonrió de oreja a oreja—. Yo mismo te acompañaré, pero, cuando no pueda hacerlo, no saldrás tú sola, ¿de acuerdo? _______ ni siquiera dudó un instante en aceptar su propuesta. Volvería a salir y a respirar la libertad que sentía que le estaban quitando al menos un rato cada mañana. —Empezaremos mañana. —¡Genial! —_______ le indicó que faltaban tres calles para llegar a la editorial y cuando por fin el Mustang se detuvo frente al edificio lo miró y le dijo: —Justin, prefiero que me esperes aquí. No es necesario que subas conmigo —dijo mientras apretaba su pequeño bolso sobre su regazo. Justin supo que aquellas palabras en realidad tenían un significado diferente. No quiero que subas conmigo, no quiero que nos vean juntos, no quiero que nadie me acose a preguntas. Él aceptó de mala gana y la observó mientras entraba al edificio en el que se encontraba la editorial. Tal vez _______ no quería que alguien en especial la viera llegar acompañada de él. No conocía nada de su vida privada, solo lo que había leído en los expedientes. _______ y su hermano habían perdido a sus padres a una temprana edad y desde entonces Kevin, como su hermano mayor, se había hecho cargo de ella. Había tenido un novio y había roto con él antes de su secuestro. Además de eso, la vida privada e íntima de _______ Carmichael era un completo misterio para él. Nunca le había mencionado nada de ningún novio, pero no tenía por qué haberlo hecho, no era nadie en su vida como para tener que estar hablando de aquellos asuntos personales. ¿Y si, en efecto, estaba saliendo con alguien? Lo dudaba, nunca había visto a otro hombre cerca de ella, además de su hermano. Si tuviera algún novio escondido por ahí, _______ lo habría llamado cuando más lo necesitaba. Y él lo sabría. Además, si lo tuviera ya habría aparecido en su casa para llevársela de allí; ningún hombre en su sano juicio permitiría que su novia viviese con otro hombre bajo las circunstancias que fueran. Apretó los dedos alrededor del volante. _______ no podía estar saliendo con alguien, simplemente, porque no podía concebir la idea de que otro hombre estuviera cerca de ella. Jennie la recibió en su oficina de inmediato. —_______, nos tenías alarmados. Te esperábamos ayer —dijo Jennie y la invitó a sentarse. _______ se tranquilizó al percibir preocupación y no reproche en el tono de su voz. —Lo siento, Jennie; habría querido llamarte, pero han pasado algunas cosas y… —¿Qué ha sucedido? —preguntó inquieta; la expresión en el rostro de _______ no le agradaba. _______ le relató todo lo sucedido lo mejor que pudo, no le ocultaría nada. Nunca lo había hecho y no iba a empezar en ese momento aunque su sinceridad tal vez le costara su empleo. —Jennie, si quieres sacarme del proyecto y contratar a alguien más… Jennie apretó la mano de _______. —Jamás se me cruzaría por la cabeza hacer algo así —le aseguró. _______ sonrió aliviada. —Te elegí a ti y serás tú la que lleve este proyecto hasta el final. —Pero no sé si podré venir todos los días hasta aquí y continuar con mi rutina de trabajo habitual, no hasta que lo atrapen. —Lo entiendo. —Mi «carcelero» no me lo permitiría —comento para poner un poco de humor a aquella situación tan angustiosa. —Solo quiere protegerte y me alegro de que lo haga. —Jennie frunció el ceño—. ¡Todavía tengo la piel de gallina debido a lo que me has contado! ¿Cómo es posible que ese loco haya logrado llegar hasta tu habitación? _______ negó con la cabeza. —No lo sé, Jennie. —Al menos ahora ya no estás en esa casa y alguien cuida de ti. —Le sonrió. —Sé que debería sentirme agradecida pero me cuesta aceptar la realidad que me toca vivir. —Lanzó un suspiro—. Me siento protegida y cuidada pero no puedo evitar sentirme prisionera de ese hombre. Ese hombre que no puedo recordar y que sabe cosas de mi vida que yo ignoro. —¿Qué tal esta tu «carcelero privado»? —pregunto y cambió de tema. —Se llama Justin Bieber, es detective de la División de Crímenes Violentos y trabaja en el caso del Asesino de las Flores, que no es otro que el hombre que me secuestró hace cuatro años. —Bien. —Jennie notó algo de nerviosismo en ella—. Ya me has dado los datos de su currículum vitae, ahora dime lo más importante. _______ se enderezó en la silla y jugó con una arruga de su falda. —No te hagas la desentendida, _______. Sabes perfectamente a lo que me refiero. —No sé a qué te refieres. —Se puso de pie y caminó hacia la ventana. —Sí lo sabes —le replicó—. Quiero que me cuentes todo, si es guapo, si está soltero. ¿Ha pasado algo entre vosotros? —Podrás conocer la respuesta a tu primera pregunta si te asomas por la ventana —le dijo. Jennie no dudó un segundo en obedecerla. —¿Es él? _______ asintió. Justin había salido del automóvil y estaba fumándose un cigarrillo, cómodamente recostado contra la parte trasera del Mustang. —Pues ya quisiera yo estar en peligro para tener un hombre así encima de mí todo el tiempo —comentó, sin despegar los ojos de la ventana. —Te lo cedo sin ningún problema. —No, tú lo necesitas más. _______ suspiró resignada. —Lamentablemente, sí. —¿Y qué hay de las demás preguntas? _______ la miró, sabía que no le permitiría salir de allí sin recibir sus respuestas. —Es soltero, creo, aunque estoy casi segura de que tiene algo con su compañera. —¡Qué pena! _______ hizo caso omiso a su comentario. —Ahora responde a la última pregunta. —Jennie la tomó del hombro—. ¿Ha pasado algo entre tú y ese bombón relleno de músculos? _______ estaba nerviosa pero Jennie consiguió hacerla reír. —¿Te ríes por lo que acabo de decir o porque tienes algún secreto sucio que no me quieres contar? —No hay ningún secreto —se apresuró a responder—. No ha pasado nada entre nosotros; él se limita a hacer su trabajo y yo trato de acostumbrarme a la idea de vivir continuamente bajo su vigilancia. —Era una mentira a medias y esperaba que Jennie no se diera cuenta de ello. «Una mentira que con solo un roce o un beso se convertiría en la verdad más absoluta», pensó. Jennie la miraba con desconfianza. Entonces _______ prefirió cambiar de tema antes de que descubriera lo que en realidad sucedía. —¿Has pensado en alguna solución? —¡Pues arrójate a sus brazos y entonces te aseguro que definitivamente va a pasar algo! —¡Jennie! ¡No estoy hablando de eso! —Lo sé, perdóname. —Caminó hasta su escritorio—. Lo único que se me ocurre es que trabajes desde casa. —¿Es eso posible? —No es lo habitual, pero creo que no va a haber problemas. —¿Y Brandon Tanner? Se suponía que trabajaríamos juntos. —Lo haréis, por supuesto. Hablaré con él, no creo que tenga ningún inconveniente en visitarte en el Tower District. —Jennie, ¿puedo pedirte un enorme favor? —Lo que quieras —respondió y se volvió a sentar. —No le cuentes a Brandon la verdad. Cuantas menos personas estén enteradas de todo este asunto, mejor —le pidió. —Como quieras, pero le va a parecer extraño. _______ meditó un segundo. Tenía razón, debía inventar una excusa lo suficientemente creíble para darle a Brandon Tanner. No quería perder la oportunidad de trabajar junto a él. —Dile que no me he sentido bien y que prefiero quedarme en casa, al menos por el momento. Luego veré qué le digo. —¿Cómo justificarás la presencia de tu detective en su propia casa? Ni siquiera había pensado en ello. —No sé, le diré que estoy viviendo con un amigo. —Está bien, de todos modos, te reunirías con él solo por las tardes —le explicó. —Perfecto, es cuando Justin casi no está en el loft —respondió complacida. —Muy bien, hablaré hoy mismo con él y te avisaré. _______ sacó un papel de su bolso. —Este es el número de la casa de Justin. —Gracias, lo llamaré y lo invitaré a salir —bromeó. —Hazlo, no creo que dude en aceptar. —Prefiero dejártelo a ti. —Ya te he dicho que… Sonó el teléfono de Jennie y no pudo terminar de hablar. —Jennifer Shelton. _______ la saludó con la mano y salió para dejarla hablar tranquila. Al llegar a la acera, Justin seguía recostado sobre el Mustang pero ya no fumaba. —¿Todo bien? _______ asintió en silencio. Caminó hacia la puerta del lado del acompañante y dejó que Nicholas la abriera para ella. —Gracias. Cuando apoyó la mano en la parte superior de la puerta para subirse al Mustang sus dedos chocaron con la mano de Justin y _______ experimentó una fuerte oleada de calor que le subía por el cuello. —¿Estás bien? —le preguntó él mientras aspiraba el aroma que despedía su cabello. Ni siquiera se atrevió a mirarlo y como pudo se metió en el automóvil. Él sabía lo que su proximidad despertaba en ella y parecía disfrutar cada vez que se tocaban por accidente, aunque _______ presintió que aquel contacto poco había tenido de casual. Él entró y encendió el motor. _______ no solo era consciente de su presencia y de las sensaciones que provocaba en ella, sino que comenzaba a aceptar que lo deseaba. Deseaba a Justin Bieber más allá de toda lógica y de una manera casi irracional.
Posted on: Thu, 15 Aug 2013 20:41:20 +0000

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