Capítulo 20 Dejaron a los caballos a cargo de Charlie y fueron - TopicsExpress



          

Capítulo 20 Dejaron a los caballos a cargo de Charlie y fueron hacia la casa. —Ah, aquí está mi hijo —dijo la señora Ruess cuando entraron en el salón. El visitante se puso de pie. El hombre, alto, aunque no tanto como Nate, delgado y de pelo castaño, esbozó una sonrisa torcida al ver a _____, y a la joven, que lo reconoció al instante, se le cayó el alma a los pies. Era Bruce Billingsly, aquel tipo que trabajaba en la agencia de modas y que estaba obsesionado con ella. Bruce Billingsly no aceptaba un no por respuesta. Ahora ya sabía quién era el informador secreto de Nate, el que le había estado contando mentiras acerca de su vida y su trabajo... Ahora ya sabía quién lo había envenenado contra ella. Allí estaba el culpable en persona, y con un brillo en los ojos que le decía que su retorcida mente tenía reservadas otras viles artimañas. ¿Y Nate? Nate estaba observando receloso el intercambio de miradas entre ambos. —¿Cómo le va, señor Ruess? —saludó Bruce a Nate. Y luego, volviéndose a ella, le dijo riéndose— El mundo es un pañuelo, ¿eh, _____? —y, para indignación de ella, tuvo la desfachatez de acercarse y besarla en la mejilla—. ¿Qué está haciendo aquí mi chica? — inquirió, pasándole con frescura un brazo por los hombros y atrayéndola hacia sí. Un destello de furia cruzó por los ojos de Nate, pero nadie pareció advertirlo excepto _____, y cuando él se volvió hacia Billingsly ya no quedaba en ellos nada de ese sentimiento en su expresión, excepto un poso de burla. —Te dije que teníamos un conocido común, ¿recuerdas? —le preguntó a _____. —Exacto: yo —dijo Bruce con una sonrisa—. Y claro, cuando hace unos meses me enteré de que el señor Ruess te conocía, estuvimos hablando mucho de ti. Me sorprendió ver que no sabía demasiado de tu carrera como modelo. «Y apuesto a que tú te encargaste de informarlo, con Dios sabe qué sarta de mentiras», se dijo _____ con disgusto. Era igual que todos los demás : arrogante, vanidoso y, también como todos los demás, ávidos de dinero. Alzó la mirada, aprehensiva, hacia los ojos de Nate, y tal y como esperaba no encontró en ellos más que asco y desprecio. La llegada de Bruce había matado la confianza que estaba empezando a crecer entre ellos. Aquella hermosa mañana se convertiría tan sólo en un recuerdo. Jamás volvería a repetirse. —¿No te alegras de verme, _____? —le dijo Bruce sonriendo y atrayéndola más hacia sí. Nate hundió las manos en sus bolsillos. —No me comentaste nada de su floreciente romance —le dijo a _____ en un tono venenoso—, pero ahora que Billingsly está aquí, tal vez tengan ocasión de retomarlo... cuando haya terminado de revisar mis libros de cuentas —añadió con una sonrisa gélida en dirección a Bruce —. ¿Y qué momento mejor que éste para hacerlo? Sígame, iremos a mi estudio. —Pero, Nate... si acaba de llegar —protestó su madre, para quien las buenas maneras eran algo de vital importancia. —No ha venido de visita, madre —le recordó Nate abruptamente—. ¿Billingsly? Aparentemente, Bruce sabía que no le convenía soliviantar al chico cuando había ese matiz áspero en su voz, porque le contestó al instante: —Te veré después, cariño. Tenemos tantas cosas de qué hablar... —Ya lo creo —masculló ella, dirigiéndole una sonrisa venenosa. Nate ni siquiera se volvió a mirarla. —¿De qué diablos va todo esto? —le preguntó Libby cuando se hubieron marchado, y su madre y Harry charlaban sentados sobre la marcha del rancho. —Es ese tipo del que te hablé —dijo _____ mirando por la ventana—, el que no hace más que perseguirme. — ¡Cielos, ya recuerdo! —exclamó Libby—, Pero, ¿cómo puede ser que conozca a mi hermano? _____ se encogió de hombros —Una desgraciada coincidencia, supongo — farfulló—. Oh, Libby, ¿qué voy a hacer? Ahora Nate creerá que hay algo entre nosotros, y sólo Dios sabe qué cosas horribles le habrá dicho de mí. Libby estaba empezando a unir piezas en su cabeza: el rubor de las mejillas de _____ cuando había llegado de su paseo a caballo con su hermano, la expresión inusualmente tierna en los ojos de él, los labios algo hinchados de su amiga, las agujas de pino en su cabello..., de pronto todo encajaba. — ¿Qué han estado haciendo en el bosque aparte de debatir acerca de la economía mundial? — le preguntó irónica. _____ se sonrojó profusamente, dando a su amiga la respuesta que quería. IsabelDs
Posted on: Wed, 04 Sep 2013 00:32:13 +0000

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