Cerramos el cajón y seguimos adelante. La luz seguÃa precediéndonos y se disipaba a medida que caminábamos. Pronto llegamos a una amplia habitación; al entrar se iluminó brillantemente y ambos quedamos boquiabiertos, pues era evidente que nos encontrábamos en el cuarto de control ,de la máquina. Pero lo que nos llenó de asombro era el hecho de que allà habÃa hombres. Uno de ellos, sentado en lo que me pareció la silla de control, observaba una escala métrica situada sobre una mesa frente a él. HabÃa una buena cantidad de metros, y supuse que se preparaba para despegar. —¿Cómo es posible que estos seres tengan millones de arios? —pregunté—. Parecen vivos, pero están totalmente dormidos. Otro hombre estaba sentado ante una mesa, con algunos grandes mapas frente a él. TenÃa la cabeza entre las manos y los codos apoyados sobre la mesa. Nosotros hablábamos en voz baja. El espectáculo resultaba estremecedor y nuestra ciencia era poco menos que nada comparada con lo que presenciamos. realismofantastico.net/2013/09/el-sabio-tibetano-de-lobsang-rampa.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+RealismoFantastico+%28Realismo+Fant%C3%A1stico%29
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 02:57:33 +0000
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