Como toda puertorriqueña crecí con la certeza de que soy - TopicsExpress



          

Como toda puertorriqueña crecí con la certeza de que soy producto de una mezcla de tres razas: africana, española y taína. Y los rasgos físicos familiares e históricos validaban la hipótesis. El papá de mi papá, era negro. La mamá de mi papá de rasgos taínos con piel clara y pelo lacio. El papá de mi mamá, blanco de ojos azules y de abuelo español. La mamá de mi mamá con un color de piel similar a los de nuestros taínos. Hasta allí, mi mestizaje y mulatidad estaban bastantes definidos y tan arraigados que ni siquiera eran motivo de reflexión. Claro, todo esto cambió cuando mi hermana -que ahora descansa- curiosa de las genealogías, amante de las palabras, enamorada de la tainidad y una historiadora por vocación, decidió ir más allá con la investigación de nuestra genealogía. Entonces, buscó archivos históricos, hizo entrevistas a la familia, recopiló fotografías y le propuso a papi hacerse la prueba de DNA y él aceptó. Los resultados cambiaron nuestro paradigma triracial como bien lo explicaba mi hermana en el artículo titulado Los primos genéticos WIRTH y el boricua de apellido Rosa: Un mensaje de correo electrónico nos trajo la noticia. El A.D.N. (Y) de mi padre, Pascual Rosa-Feliciano pertenece al haplogrupo J2. Inmediatamente tuve que refrescar los crudos conocimientos que poseía de genética y como siempre la Internet me ofreció rápidas respuestas. La cantidad de información era casi abrumadora. Mientras tanto la sorpresa se complicaba un poco con la lista de la base de datos de Family Tree DNA que emparentaba a mi padre con una docena de hombres de origen del oriente de Europa y, de lugares tan lejanos como: Bielorusia, Lituania, Polonia, Checoslovaquia, Alemania, Ucrania, etc, todos judíos. colisiongeneracional.wordpress/category/genealogias/
Posted on: Tue, 06 Aug 2013 23:27:36 +0000

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