Con las manos en la masa. Mis manos, aún con gozo y energía, no podían dejar de moverse sobre la abultada y agradable masa, si introducía los dedos por aquí.....se abultaba por allá, parecía que tenían una agradable vida propia. Y así de izquierda a derecha y de derecha a izquierda como si de un baile se tratara, mis manos sentían el gozo del vaivén sutil y constante. Mientras tanto el salón de invitados empezaba a llenarse, y yo ensimismado en mis quehaceres no me daba cuenta de lo que ocurría a mi alrededor. Cuando me encontraron , pensé , otra vez descubierto en el placer y con las manos en la masa aguantando a los mirones usuales, la verdad es que siempre era lo mismo, los típicos mirones de palo que querían codearse con la gente que sabe del placer de manosear esa masa y montaban fiestas a las cuales iba yo con mi bolsa de masa a deleitarles con buena arepas, aunque creo que eso a ellos era lo que menos les importaba, simplemente quedaba muy grato tener a un manoseador de masa dándole a un envase de en cocina de su casa y deleitarse con una grandota y suculenta arepa, pero yo era todo un profesional de la masa y no de la nasa y mi idiosincrasia hacía que me adaptase a cualquier situación. Fue entonces cuando sucedió, eran casi las diez de la noche, los olores del quemadito de la concha se habían mezclado tanto con las conversaciones de los invitados, que hubiese sido imposible disociarlas, pero aun así noté algo diferente, levanté la cabeza y entonces fue cuando la vi, de pie, con un vestido rojo que traslucía cuerpo y lujuria y su mirada fija en mi despertó a aquel pequeño herculino miembro dispuesto al combate. Era tan penetrante su fijación en mi que sentí un escalofrío y una torpe arepa salió de mi temblorosa mano yendo a parar a la ya repleta plancha, estropeando el contenido apetitoso de su adentro, era una pelúa, pero nadie se dio cuenta, y en ese momento ni siquiera a mi me importó, era tal la belleza de la mujer que tenía enfrente que por un instante mi mente se ausentó del espacio y me imaginé sentado con ella a la orilla de un río describiendo lo que sería mi próxima propuesta arquitectónica, el monumento al erecto pilar, cuando volví a la realidad ella estaba más cerca de mí, entonces, cerré los ojos embriagándome con su aroma, no podía evitar que mi respiración se acelerara y que los poros de mi piel se abriesen nerviosamente, el flechazo había sido instantáneo, cuando abrí los ojos ella había desaparecido y encima del mantel tableado había un papel perfumado con olor a lirio y rosas, en el que parecía que había algo escrito, acorté todo lo que pude la preparación areperil , y me dispuse a leer la nota....allí decía con una bella letra palmer............A la mía le sacas bien la masa....portugués!
Posted on: Sat, 23 Nov 2013 14:55:40 +0000