Conocer, Amar, Vivir La Eucaristia. A fin de explorar cuando - TopicsExpress



          

Conocer, Amar, Vivir La Eucaristia. A fin de explorar cuando menos algo de la inmensa riqueza que se reserva en el Misterio de la Eucaristía, vamos a tomar un ejercicio que usa a la vez y constantemente la mente, el corazón y la voluntad. Primero, usa la mente. Aquí uno medita en la Eucaristía de una manera atenta y ordenada. Esto se puede hacer con libros que nos inspiren a descubrir personalmente y a meditar profundamente en este Misterio de Amor. Un folleto sencillo pero rico en su contenido, es "Visitas al Sacratísimo Sacramento y a la Santísima Virgen María", de San Alfonso M. de Liguori. También se pueden obtener dos folletos preciosos por San Pedro Julián Eymard intitulados: "La Presencia Real", y "Sagrada Comunión". Podríamos sobre todo aprender de la escuela de San Pedro Julian Eymard, quien fué inigualable Apóstol de la Eucaristía. Su vocación y misión era la de llevar Cristianos a la Eucaristía. Cuando fundó la Congregación de Sacerdotes del Santísimo Sacramento, él ofreció su vida por el Reino Eucaristíco de Jesús. En ese tiempo, el escribió estas palabras ardientes: "Querido Jesús, aquí está mi vida. Heme dispuesto a comer piedras y a morir abandonado, con tal de poder erigirte un trono y darte una familia de amigos, una nación de adoradores." ¡Si tan sólo conociéramos el regalo de Dios quien es amor y quien se da a nosotros como un Regalo lleno de Amor! "La Eucaristía, - decía San Bernardo - es ese amor que sobrepasa todos los amores en el Cielo y en la tierra." Y Santo Tomás de Aquino escribió: "La Eucaristía es el Sacramento de Amor: significa Amor, produce Amor." Un día, un príncipe Arabe, Abd-ed-Kader, al pasar por las calles de Marsella con un oficial Francés, se encontró con un Sacerdote que llevaba los Sagrados Viáticos a un hombre moribundo. El oficial Francés se detuvo, se descubrió la cabeza y se arrodilló. Su amigo le preguntó la razón de esa ceremonia. "Rindo adoración a mi Dios, a quien el sacerdote lleva a un enfermo," replicó el oficial. "¿Cómo es posible, - dijo el principe, - que tú creas que Dios, quien es tan grande, se haga tan chiquito y permita que se le lleve aún a las casas de los pobres? Nosotros los Mahometanos tenemos una idea mucho más grande de Dios." El oficial respondió: "Eso se debe a que ustedes sólo tienen una idea de la grandeza de Dios; porque ustedes no conocen Su Amor." Para confirmar ésto, San Pedro Eymard declara: "La Eucaristía es la prueba suprema del amor de Jesús. Después de ésto no existe nada, más que el Cielo mismo." Sin embargo, cuántos cristianos no conocemos la vasta extensión del amor contenido en la Eucaristía. Segundo. - Para explorar la riqueza de la Eucaristía, usamos el corazón. Si todo Cristiano ha de amar a Jesucristo, ("si algún hombre no ama a Nuestro Señor Jesucristo, que sea condenado.") (1 Cor. 16:22). El amor por la Eucaristía debe brotar del corazón y estar siempre vivo en todos nosotros. Ahora bien, aún el amor necesita ejercitarse. El corazón necesita ejercitarse para amar a Dios verdadero, para desear al Autor de la Vida. (Actos 3:15) La Sagrada Comunión representa el punto más excelso en este ejercicio de amor, cuyas llamas consumidoras unen el corazón de una criatura y Jesús. Sta. Gemma Galgani podía exclamar respecto a ésto: "No puedo más evitar el pensamiento de que en el maravilloso designio de Su Amor, Jesús se hace a Sí mismo perceptible, y se muestra a la más insignificante de las criaturas en todo el esplendor de Su Corazón." ¿Y qué podemos decir acerca de los ejer cicios del corazón de Santa Gemma, quien deseaba ser una "tienda de amor" en que pudiera hospedar por siempre a Jesús con ella? Ella deseaba tener un lugarcito en el Ciborio, para poder estar siempre con Jesús. La Santa pediá llegar a ser una bola ardiente de amor par Jesús. Cuando Santa Teresa del Niño Jesús estaba seriamente enferma, se arrastraba con gran esfuerzo a la Iglesia para recibir a Jesús. Una mañana, después de la Sagrada Comunión, estaba exhausta en su celda. Una de las monjas le hizo notar que no debía esforzarse tanto. La Santa replicó; "¿Oh, que son estos sufrimientos en comparación con una Sagrada Comunión?" Su queja dulce consistía en que no podía recibir la Sagrada Comunión a diario. (En esos tiempos no era permitido). Ardientemente suplicaba a Jesús: "Permanece dentro de mí, igual que permaneces en el Tabernáculo. No retires nunca Tu presencia de tu Pequeña Anfitriona." Cuando Santa Margarita María Alacoque abandonó el mundo para consagrarse a Dios en el Convento, hizo un voto privado y lo firmó con su sangre: "Todo por la Eucaristía; nada por mí." Es inútil tratar de describir el amor abrazador de la Santa por la Eucaristía. Cuando no podía recibir la Sagrada Comunión, se deshacía en ardientes expresiones de amor tales como estas: "Deseo tanto recibir la Sagrada Comunión, que si tuviera que caminar descalza por un sendero de fuego a fin de obternerla, lo haría con indecible gozo." Santa Catalina de Siena decía seguido a su Confesor: "Padre, tengo hambre; por el amor de Dios, déle a esta alma su alimento, su Señor en la Eucaristía." Y otra de sus confidencias: "Cuando no puedo recibir a mi Señor, voy a la Iglesia, y ahí volteo a verlo, y lo veo de nuevo ... y esto me satisface." A esto llamamos "Ejercicios del Corazón." Tercero. - Para encontrar las riquezas de la Eucaristía, uno debe-ejercitar la voluntad. Uno debe hacer esto trayendo las lecciones divinas de la Eucaristía dentro de su vida. ¿De que serviría descubrir el valor infinito de la Eucaristía según meditamos sobre ella y buscamos amarla a la hora de la Comunión, si no procedemos entonces a vivirla? La Eucaristía nos enseña un amor que va más allá de todo lo que se puede decir. Enseña un sacrificio propio total, y una lección inigualable de humildad y aniquilamiento propio. Enseña paciencia y dedicación sin restricciones. ¿Pero que es lo que sacamos de todo ésto? ¡Ciertamente que deberíamos lograr algo! ¿Podemos continuar indiferentes y hacer nada cuando Jesús nos ha amado tanto y aún nos ama con esta gran generosidad hasta el final? (Juan 13:1) Si nos sentimos frágiles, necesitamos acudir a El, para hablarle y no dudar en pedirle Su ayuda y sostén, pues El es el mismo quien dijo: "Sin Mí, ustedes no pueden hacer nada." (Juan 15:5) En primer lugar, vayamos frente a El: "Venid a Mí ... y Yo los refrescaré." (Mat. 11:28) ¡Visitémoslo a menudo, entrando a una Iglesia siempre que podamos y pasando un ratito ante el Tabernáculo, y poniendo tanto nuestro corazón cerca de EI y nuestro cuerpo ante el Suyo! Los santos estuvieron siempre ansiosos de visitar a Jesús en el Santísimo Sacramento, de hacer Horas Santas de Adoración, Comuniones Espirituales, oraciones, jaculartorias y actos tiernos de amor que salen del corazón. Cúanto beneficio sacaron ellos de ésto, y cuántos beneficios nos pasaron. Un dia en Turín, un amigo que era compañero de la Universidad, preguntó a Pedro Jorge Frassati: "Vamos a tomarnos un aperitivo." Pedro Jorge aprovechó la ocasión y replico, indicandó a su amigo la cercana Iglesia de Santo Domingo: "Pero, por supuesto, vamos a tomarlo en ese café." Entrando a la Iglesia, rezaron por un momento cerca al Tabernáculo; luego se acercaron a la caja de las ofrendas y Pedro Jorge dijo; "Aquí está el aperitivo." ¡Y de los bolsillos de los dos jóvenes, salieron limosnas para los pobres! Pensando acerca de la Eucaristía durante un sermón, San Juan Crisóstomo preguntó una ocasión: "¿Cómo podemos hacer de nuestros cuerpos una Hostia?" Y él mismo replicó: "No permitan que sus ojos vean cosas malas, y habrán ofrecido una sacrificio; no permitan que sus lenguas ofrezcan palabras inadecuadas, y habrán hecho una ofrenda; no permitan que sus manos cometan pecado, y habrán ofrecido un holocausto." Nada más recuerden los ojos de Santa Colette, - siempre bajos y recogidos en dulce modestia. ¿Por que? Una vez ella dió la respuesta: "Mis ojos, los he llenado con Jesús, sobre quien los he fijado a la hora de la Elevación de la Hostia durante la Misa, y no deseo reemplazarlo con ninguna otra imagen." Pensemos en la edificación y reserva de los Santos al hablar, usando con exactitud la lengua que ha sido consagrada por el contacto con el Cuerpo de Jesús. Recuerden las buenas obras que las almas, llenas de amor por la Eucaristía, han realizado, porque Jesús comunicó Sus propios sentimientos de amor a todos los hermanos, especialmente a los más necesitados. ¿No podemos también nosotros ejercitar así nuestra voluntad? Aprendamos de los Santos y comencemos a continuar sus buenas obras.
Posted on: Thu, 03 Oct 2013 21:41:41 +0000

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