Cuando hace calor -que en mi lugar es casi siempre- duermo con la - TopicsExpress



          

Cuando hace calor -que en mi lugar es casi siempre- duermo con la ventana abierta, completamente desnudo y en posición de cucharita; ya se sabe: en cuclillas, la espalda curva, el culo dispuesto... Es que, aunque duermo solo, mi sueño es que una noche entre sin ser visto el Hombre-Más-Guapo-Del-Mundo y yo me despierte sonriendo, enhebrado en el culo por una polla mojada y descomunal. La cuestión es que hace unos días algo molestaba mi sueño, como un zumbido o algo así. Intenté primero, como suele pasar, incorporar la molestia al sueño para poder seguir durmiendo, así que me vinieron imágenes delirantes: la abeja Maya disfrazada de drag-queen agitando las alas y unas plumas que le colgaban del culete y que hacían un zumbido muy cómico. Vaya a saber cuántos segundos duró la imagen, porque en seguida todo el sueño se fue poniendo color rojo, como si se calentara, y yo movía mi mano contra la nuca para detener el calor, pero no se detenía... y lo sentía como un viento... como un aire... precisamente sobre la nuca... un aliento: - Shhhh, sigue durmiendo si quieres - Me decía una voz hablando bajito directamente a mis orejas -, y no te asustes que no te va a pasar nada... Y enseguida agregó: - Nada que no quieras que te pase - Y sentí su sonrisa en mi nuca. - ¿Pero me vas a robar? - le pregunté - Mira, no tengo mucho, pero lo que haya en el primer cajón de ahí de ese mueble, que es para el alquiler de este mes, te lo puedes llevar, y también está el equipo de audio, y la tele de plasma, que aún la estoy pag... - Shhhhh - Me cortó. Sentí como su mano, que parecía peluda y de dedos grandes aunque suave para moverse, me recorría el costado, el hombro, la espalda. Intenté darme vuelta y, sin perder la suavidad pero con mucha firmeza, me retuvo de espaldas, en cucharita. La otra mano jugueteaba con mi pelo. Me empezó a tararear una cancioncilla que no reconocí, pero parecía una nana infantil, y me daba cuenta que todo el tiempo era como si estuviera sonriendo. Indudablemente me estaba calentando. La mano libre iba y venía, cada vez abarcando zonas más amplias de mi cuerpo: me hacía cosquillitas en la pierna, se metía bajo mi brazo y me acariciaba, mientras la otra mano seguía pacientemente enredándome el pelo e inmovilizando, como por casualidad, mi cabeza para que no me diera vuelta. Se entiende entonces que para cuando sus dedos se metieron por primera vez, casi como rozándome sin querer por entre mis piernas y tocándome la polla, yo ya estaba en estado de trasporte, y así, en ese estado, es que sentí por primera vez su polla endureciéndose contra mi culo. Yo ya no hacía fuerza por darme vuelta y verlo, ya había comprendido lo que quería, así que me aflojé del todo y le dije - no sé ni con qué palabras - que era suyo y que sólo haría lo que él me indicase. Como respuesta su lengua me recorrió la nuca, la oreja, y sus dedos me acariciaron la polla con más suavidad si cabe. Se ve que se sintió más libre, porque, sin dejarse ver, sus movimientos sobre mi cuerpo aumentaron; estaría también, seguramente, más excitado. Sus manos iban y venían, me pellizcaban un pezón, me mordía el brazo, la nuca, la oreja. Me mantuve como estaba y sentí cómo su lengua bajaba por el centro de mi espalda, rozándome de aliento y saliva, hasta que comenzó a moverse por mi culo. No le costó ningún esfuerzo abrirse paso por la raja y llegar al ano. Me hizo poner espaldas arriba y abrir las piernas; su lengua me recorrió el ano de todas las maneras posibles. Nunca me habían dado un beso negro de esa intensidad, era como si tuviera electricidad recorriéndome toda la zona, la lengua entraba y salía, mojaba, embestía, se retiraba, volvía con más fuerza… Con las manos me masajeaba mientras tanto los glúteos. ¿Se podía estar más dilatado, sin ayuda de ninguna crema? No lo sé, pero yo lo estaba del todo: dilatado y ardiendo. Sólo quería una cosa: que me clavara ya su polla, que la metiera hasta que pudiera, que no dejara ni un milímetro fuera. Y como si me hubiera leído el pensamiento, me dirigió el movimiento hasta que volví a estar en cucharita y allí me la clavó: rápida, eficazmente. En un segundo su verga dura y gorda recorrió las paredes de mi recto repartiendo toda esa saliva que su lengua había dejado en la entrada, junto con sus otros líquidos. -¿Es así como te gusta? -me susurró. Creo que no articulé nada coherente, pero en esencia le dije que sí, que era eso, que siempre había deseado eso, que él era todo lo que yo deseaba. Me sentía como si me hubiera comido una seta alucinógena del Amazonas, estaba transportado, en una realidad virtual, gozando de su polla que me recorría por dentro y que casi me había dado la vuelta, así que ya mi adentro era afuera. Mientras me follaba como nunca lo habían hecho, me seguía cantando en susurro a los oídos y con su mano comenzó a masturbarme con determinación. Mi polla respondía bien, pero yo sólo tenía sensibilidad por la suya, quería que esa polla fuera feliz dentro de mí, hacía fuerza por apretar el ano para que sintiera cómo lo abrazaba y él respondía embistiendo y moviéndose con más y más ritmo. Sentía el choque de sus huevos en cada vaivén. Ya no podía más. Estaba que largaba todo y a la vez deseaba ya que me untara con su nata por dentro, que me dejara todo blanco. - ¿Te gustaría que te largue dentro o fuera? - me preguntó - Pero decídete rápido... - Dentro, por favor, le dije. Y ese "por favor" sonó a súplica urgente. Ahhhhhhhhhhhh....... Sentí su líquido inundándome por dentro, ¿cuántos litros llevaba encima ese hombre? No quedó ninguna parte de mi recto sin ser calentada y pintada por su semen hirviente, sentía su polla ir y venir desparramando el líquido, embadurnándome. Me vine inmediatamente, en su mano. Cuando sintió mi leche puso su mano para agarrarla y tomó cuanto pudo. Mientras su polla muy lentamente se iba retirando sola, sin que él hiciera ningún movimiento, tan sólo dejándola recogerse como luego de una dura faena, me untó mi pecho, mi costado y mi nuca con la leche que había recogido en su mano. Nos quedamos quietos y callados, yo seguí de espaldas. Sentí cómo su lengua jugaba a lamer distraídamente mi semen, que comenzaba a secarse sobre mi cuerpo. - ¿Puedo darme vuelta y verte? - le pregunté. -No. Y ahora me voy, cierra los ojos y descansa, y si sigues durmiendo así, con ese culo al aire tan excitante, tal vez te visite de nuevo. Cerré los ojos para cumplir con su deseo de que no lo viera. Y los cerré con tanta eficacia que se ve que me quedé dormido y no los abrí hasta que el sol no me lamió la cama. Me acerqué a la ventana, miré buscando pruebas, sentía mi leche seca en todo el cuerpo -pero eso no era raro, a vista de lo pajero que soy-, y un placer descomunal, como instalado en todo el cuerpo. Pero ni rastros de su visita... ¿Habría estado allí de verdad? ¿Me habría follado tan exactamente como yo lo soñaba? ¿Habrá sido el Hombre-Más-Guapo-Del-Mundo?
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 04:22:42 +0000

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