Cuando los cristianos leemos en los evangelios los milagros de - TopicsExpress



          

Cuando los cristianos leemos en los evangelios los milagros de curación de Jesús tendemos a fijar la atención en los enfermos y en el maestro de Nazaret. Rara vez volvemos nuestra mirada hacia la gente que los rodea. ¿Cómo suelen reaccionar los que presencian estos portentos? La mayoría de las veces con una actitud paradójica: se admiran de lo que ha ocurrido pero siguen con sus vidas de siempre. Esta reacción ha sido calificada por la alta crítica, negando por supuesto la naturaleza sobrenatural de las curaciones, como de "muy probable". ¿Por qué? Pues porque nadie en su sano juicio, si lo que pretende es propagar la vida y el mensaje de Jesús, cuenta los continuos fracasos de seguimiento del maestro si la cosa no ocurrió así. Así que, por lo general, los que presenciaban estas curaciones no se sentían impelidos a seguir al nazareno. ¿Por qué?, pregunto de nuevo. Pues porque el milagro no suele producir fe. Es al contrario: hace falta fe para interpretar ese hecho extraño como una señal (semeion) que produce seguimiento. Es muy fácil encontrarle explicaciones naturales cuando no hay una fe que lo preceda. Y, en todo caso, siempre quedará la alternativa del montaje... Por ello, sigue extrañándome que haya comunidades cristianas que monten un espectáculo milagrero casi cada domingo. Imagino que lo hacen porque creen que así producen fe, pero se equivocan. Quizá producen expectación y después excitación, pero no fe. Jesús de Nazaret, según los evangelios, empleó sus curaciones para paliar el sufrimiento de la gente, y para explicarles que ése era el mundo que Dios quería y soñaba para los seres humanos. Para los testigos que no tenían fe en él estos hechos producían miedo, desasosiego y hasta la voluntad de matarlo. A los que ya la tenían les reafirmaban su voluntad de seguimiento. Los cristianos no podemos olvidar todo esto. Lo que produce un seguimiento real a Jesús de Nazaret es una vida consagrada al bien común, y no una sarta de presuntos portentos que siempre podrán ponerse en tela de juicio. Pretender el bien de los demás y luchar con sangre, sudor y lágrimas para conseguirlo es, y seguirá siempre siempre, la señal de un verdadero cristianismo.
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 09:21:47 +0000

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