Cuarenta años han pasado desde el día nefasto del golpe que - TopicsExpress



          

Cuarenta años han pasado desde el día nefasto del golpe que tumbó a Salvador Allende. Cuarenta años en los que muchos venezolanos sentimos mucha rabia por lo ocurrido. Muchos fuimos los que en mayor o menor grado hicimos lo posible por paliar los sufrimientos de los chilenos que sufrieron persecuciones y exilios que aunque parecieron diluirse con el tiempo dejaron terribles cicatrices. Cuarenta años en los que Chile pasó por una terrible dictadura, una transición que enaltece a muchos chilenos, y varios años de democracia, que también los enaltece. El gobierno de Allende cometió errores de óptica y hasta de candidez, pero en ningún caso se mereció el destino que tuvo. Las acciones de varios de sus partidarios y amigos resultaron contraproducentes y generaron, como en la España republicana, odios y reacciones que hubieran podido evitarse. Fuerzas oscuras internacionales movieron ciertas clavijas para hacer más difícil el gobierno democrático del Chicho Allende, que era coetáneo y amigo de Rómulo Betancourt. Y, por desgracia, era presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, un tramposo cuya política hacia la América Latina, y en particular hacia Chile, fue tramposa y desleal. Lo que realmente necesitaba Chile en 1973 era más democracia, una democracia más amplia, no una dictadura. Pero finalmente a Chile le cayó la terrible maldición de un gobierno militar, un régimen sin escrúpulos, que persiguió y asesinó brutalmente a personas que no merecían lo que tuvieron que sufrir. Hoy, cuarenta años después, Chile parece bien encaminado, pero todavía le falta mucho para lograr la deseable normalidad. Vive con una Constitución hecha por y para la dictadura, en la que el pinochetismo mantiene ventajas que no merece. Por fortuna ya se oyen voces fuertes que exigen que eso cambie y es muy posible que se logre muy pronto. Pero hay otras novedades: Hay también voces de demócratas que exigen que los pinochetistas pidan perdón lo que a su vez, en una reacción absurda, que linda con la locura, ha hecho que algunos pinochetistas pretendan que los demócratas pidan perdón. Los asesinos por lo general no suelen pedir perdón, eso parece ser una regla de la maldad humana. Y quienes no fueron sino víctimas de los asesinos no tienen por qué pedir perdón a nadie. Algunos pueden haberse equivocado, pero la inmensa mayoría de los demócratas actuó de buena fe y no tienen por qué humillarse ante sus victimarios. Eso es un hecho que no debería admitir discusión. Visto desde la Venezuela actual es un ejercicio muy interesante. Porque hay quienes pretenden que la realidad de Chile hace cuarenta años podría compararse con la de Venezuela hoy. Para creer eso hay que ser muy superficial y no tener sentido de la realidad. El de Allende fue un gobierno civil de gente honrada. En cambio en el de Pinochet, como se ha probado hasta la saciedad, abundó la corrupción. Los gobiernos de Chávez y Maduro son, como el de Pinochet, militaristas, centralistas, corruptos y despreciadores de los derechos humanos, y sobre todo no son gobiernos de gente honrada. En ellos lo más destacado es la corrupción. El gobierno de Allende respetó hasta lo imposible el estado de derecho. Los gobiernos de Chávez y Maduro, al igual que el de Pinochet, no respetan absolutamente nada el estado de derecho y persiguen con saña a quienes tienen un pensamiento diferente al oficial. Obligan con su violencia, abierta o soterrada, a que los medios de comunicación se autocensuren, y agreden con pálida saña a quien se atreve a manifestarse públicamente en contra de ellos. De modo que los gobiernos de Chávez y Maduro se parecen mucho más al de Pinochet que al de Allende. La única gran diferencia está en que durante el gobierno de Pinochet, por muchas circunstancias que no es del caso discutir, la prosperidad terminó imponiéndose en Chile, mientras que los regímenes militaristas de Chávez y Maduro han destruido, por incompetencia y corrupción, la economía de Venezuela. Muchísimos chilenos de buena fe padecieron horriblemente los crímenes del gobierno de Pinochet, y muchísimos venezolanos de buena fe padecemos horriblemente los abusos y la corrupción de los gobiernos de Chávez y Maduro. Los que apoyaron la dictadura de Pinochet sí deberían, sí, pedir perdón por sus crímenes. Como tendrán que pedirlo los chavistas. Pero ni los demócratas chilenos ni los demócratas venezolanos, ni Salvador Allende ni Rómulo Betancourt, tienen que pedir perdón por nada, porque no han sido victimarios sino víctimas de los que no creen en la democracia ni en los derechos de los demás.
Posted on: Sat, 14 Sep 2013 10:52:51 +0000

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