Cápsula de la mañana- Alabanzas al dador de todo “Alaben al Señor desde la tierra, ustedes, criaturas de las profundidades del océano, el fuego y el granizo, la nieve y las nubes, el viento y el clima que le obedecen, ustedes, las montañas y todas las colinas, los árboles frutales y los cedros,” Salmos 148:7-9 Crecía una planta en la primavera. Extendía sus hojas y miraba en torno suyo, recreándose a sí misma. – ¡Crecer! – dijo la planta -. Ser hermosa y alegrar los ojos de quienes me miran: esto es vida. ¡El Dador de ella sea alabado! Entretanto la planta florecía; las flores eran bellas y cortábanlas regocijadamente los hombres. – ¡Muy bien! – dijo la planta - . Esparcir bellezas y fragancias aquí y allá, endulzar el mundo siquiera un poquito, esto es vida. ¡El Dador sea alabado¡ Llegó el otoño, la planta viose sola, pero estaba en paz. - ¡No es posible estar siempre en flor! – dijo - . He hecho lo que he podido, y un poquito es parte del todo. A poco llegó el segador de hierbas, cortó sus hojas verdes. – Buenas son para las contusiones – dijo -, o bien destilado el zumo de ella puede curar alguna herida interior. Oyólo la planta y se regocijó. – ¡Curar! – exclamó - . Eso es aún mejor que alegrar los ojos. ¡El Dador de esto sea también alabado! Era ya invierno. El tronco seco erguíase en el campo, y crujía con la helada; sus poquísimas hojas restantes, ennegrecidas, temblaban de frío adheridas a él. - ¡Todo ha concluido! – dijo la planta - . Debe haber un fin para cada cosa. Mas he aquí que un pobre ser llegóse tiritando de frío, y arrancó la planta y llevósela a su casa; quebrándola en trozos, allegó los fragmentos en su escueto hogar y aplicóles fuego. Los secos maderitos rechinaron bajo la llama y resplandecieron alegremente, llenando el aposento de luz y de calor. – ¿Y esto es muerte? – dijo la planta- . -¡El Dador de todo sea alabado! – Laura Richards Tomado de: Ventanas abiertas – Miguel A. Limardo
Posted on: Sun, 10 Nov 2013 12:51:13 +0000
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