DEDIQUEN 10 minutos de historia Tlatelolco 68, rebelión - TopicsExpress



          

DEDIQUEN 10 minutos de historia Tlatelolco 68, rebelión juvenil La década de los 60 fue uno de los períodos de renovación más importantes del siglo XX a nivel mundial; un período que estaría caracterizado por las confrontaciones internacionales y las protestas de una ciudadanía cada vez más crítica con las acciones de sus gobernantes y la situación que se dibujaba en el mundo tras la recuperación económica de la posguerra. Época de movimientos de protesta contra la guerra de Vietnam, contra la invasión de los tropas soviéticas en Checoslovaquía, contra el orden establecido, revueltas estudiantiles y sindicales que se inician en Francia y se extienden rápidamente por otros países. En aquellos 60, México atravesaba una época de crecimiento económico iniciado en 1930; la idea de país privilegiado era generalizada en el exterior así como en las cúpulas empresariales y políticas mexicanas. Con el crecimiento económico, el país logró una imagen de estabilidad política y destacó entre los países latinoamericanos en vías de desarrollo. En esos años, el presidente en turno era Gustavo Díaz Ordaz. Nacido en Puebla el 12 de marzo de 1911, fue abogado y desempeñó varios cargos públicos, antes de ser designado como diputado, senador y posteriormente secretario de Gobernación durante el mandato de Adolfo López Mateos. Después de erigirse como un referente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en donde era considerado líder de una de las facciones más duras, Díaz Ordaz fue elegido presidente, cargo que asumió el 1 de diciembre de 1964. Durante su mandato fue calificado de despótico, caprichoso y autoritario. Teniendo como antecedentes el movimiento médico iniciado en noviembre de 1964, cuando residentes e internos del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE reclamaron el pago de aguinaldos atrasados y 206 de ellos fueron despedidos, así como la influencia de las protestas juveniles como Mayo francés y la Primavera de Praga, el movimiento estudiantil en México inició aquel 22 de julio de 1968 cuando sucede un incidente de fútbol americano entre las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que termina en una gresca, y en la cual granaderos disolvieron la turba, deteniendo a varios estudiantes y entrando dentro de las instalaciones de dicha vocacional. Entre el 26 y el 29 de julio de ese año, varias escuelas entraron en un paro de labores, los granaderos y el ejército tomaron varias de las escuelas y se efectuaron varias movilizaciones que fueron fuertemente reprimidas por los cuerpos policíacos. Es hasta el 30 de julio cuando la Preparatoria N° 1 de la UNAM es atacada, y su puerta labrada del siglo XVIII quedó destruida mediante un tiro de bazuca. El 1 de agosto, el entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, condenaría públicamente los hechos, izando la bandera a media asta y con un emotivo discurso se pronunciaría a favor de la autonomía universitaria, exigiendo la libertad de los presos políticos, refiriéndose a los estudiantes detenidos de la Prepa 1. Ese mismo día encabezaría la marcha por Insurgentes. Al día siguiente, los estudiantes realizan dos mítines frente a la Torre de Rectoría de la Ciudad Universitaria, en el que solicitan al rector suscriba el pliego petitorio estudiantil; pero en el segundo mitin, califican la manifestación del día anterior como una "farsa oficialista" al canalizar el movimiento nada más hacia la protesta por la violación de la autonomía universitaria y no para darle solución a los problemas estudiantiles contenidos en el pliego. Se constituye entonces el Consejo Nacional de Huelga (CNH), cuyos principios fueron: 1. Sólo estarán representadas las escuelas en huelga, no en paro activo. 2. Habrá tres representantes por escuela, elegidos en asamblea. 3. No se admite la representación de federaciones, confederaciones, partidos o ligas, sólo de escuelas (en el CNH estaban representadas 75 escuelas con un total de 250 estudiantes miembros, cuyas decisiones se hacían por mayoría de votos). De ahí a los días siguientes, se suscitaron varias manifestaciones pacíficas por parte de los estudiantes, aunque siempre vigiladas por policías y Ejército. Llegó el 27 de agosto, día en que en por primera vez se le insulta públicamente al Ejecutivo Federal en una multitudinaria marcha que se dirigió al Zócalo capitalino. Sin que se vislumbrara un posible fin al movimiento, llegó septiembre y las manifestaciones se hicieron más frecuentes junto con la detención de jóvenes acusados de disturbios. Es entonces que el Ejército mexicano entra en Ciudad Universitaria, en la Unidad Zacatenco y en el Casco de Santo Tomás. Para el 23 de septiembre, el rector Barros Sierra presenta su renuncia a la Junta de Gobierno de la UNAM. "Los problemas de los jóvenes sólo pueden resolverse por la vía de la educación, jamás por la fuerza, la violencia o la corrupción", apuntó. Faltaban pocos días para que se celebraran los Juegos Olímpicos de México 68 y el conflicto seguía sin solución. El 1 de octubre el Ejército se retira de la UNAM y del IPN y para el 2 de octubre, los estudiantes convocan a un mitin en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Nuevamente, el Ejército se hace presente como en todas las manifestaciones anteriores, bajo la consigna de evitar disturbios y de que pudiera ser asaltada la Torre de la Cancillería. Otro de los presentes fue el "Batallón Olímpia", grupo de élite que estaba destinado a cuidar las instalaciones olímpicas y que pasó a ser un grupo de choque. Vestidos de civiles con su distintivo pañuelo o guante blanco en la mano izquierda, miembros de este grupo se infiltraron en la manifestación hasta llegar al edificio "Chihuahua", donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas. Casi finalizado el evento, se dispararon bengalas - hecho en el que la mayoría de los presentes coinciden-presumiblemente, como señal para que los francotiradores del “Batallón Olimpia”, apostados en el edificio “Chihuahua”, abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que resguardaban el lugar. El objetivo: hacer creer a los militares que los estudiantes eran los agresores. Así se desató una trágica matanza de la que hoy, aún se desconoce la cifra exacta de los muertos, heridos y desaparecidos. 31968_1 Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo al ejército, que sin orden judicial, irrumpieron en cada uno de los departamentos de todos los edificios que conforman la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes, tal como se plasma en la cinta "Rojo Amanecer" de Jorge Fons. Muchos periodistas e intelectuales entrevistaron a varios testigos, como la escritora Elena Poniatowska, que en su libro "La noche de Tlatelolco", publicó la charla de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cuerpos en un solo lugar y no 20 muertos como lo manifestó el gobierno mexicano. En general, las estimaciones calculan el número de muertos en un rango que va de los 200 hasta los mil 500. Internacionalmente, se supo poco de la matanza de estudiantes debido a la fuerte censura que ejerció el gobierno mexicano hacia los medios de comunicación, nacionales y extranjeros, para evitar una mala imagen a nivel mundial. El gobierno echó mano del uso de los noticieros de Telesistema Mexicano (hoy Televisa) para defender los hechos y acusar a los jóvenes de comunistas influídos supuestamente por agentes rusos y cubanos en el movimiento. A pesar de todo, la noticia sí llegó a oídos de los movimientos juveniles de Europa y Latinoamérica. Hubo marchas y protestas frente a las embajadas de México en varios países como Francia, Chile, Inglaterra, Alemania, Suecia; y el Consejo de Estudiantes de Holanda solicitó que sus atletas no participaran en los Juegos Olímpicos. De todos los funcionarios mexicanos, solamente Octavio Paz, quien entonces era embajador en la India, renunció a su puesto. Tiempo después, se concede la amnistía para los involucrados en el movimiento estudiantil; algunos de ellos se dedican desde entonces a luchar contra el corrupto sistema político mexicano a través de los medios de comunicación, los libros y los partidos políticos de oposición. Fue hasta enero de 2005, que la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicitó la aprehensión de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco; sin embargo al día de hoy, no hay ningún detenido por los hechos del 2 de octubre, incluso se exoneró a Luis Echeverría, quien era el secretario de Gobernación en ese momento, al considerar que no existía ninguna prueba que lo inculpara como responsable de los hechos ocurridos, aunque sí se determinó que hubo genocidio planeado y ejecutado. Por nuestra parte, queda el compromiso de no dejar morir la memoria histórica. Esos jóvenes que participaron entonces, vivían en una sociedad más cerrada y represiva que en la que ahora nos movemos. Hoy tenemos redes sociales en donde se difunden nuestros pensamientos de una manera más inmediata y, a veces, de manera indiscriminada. ¿Qué hubiera sido del movimiento de 1968 si hubiera existido Twitter y Facebook en un contexto autoritario como el que se vivía en aquella época? El 2 de octubre no se olvida, no se ríe, no se llora, no es pretexto para disturbios; sólo se respeta.
Posted on: Wed, 02 Oct 2013 04:13:20 +0000

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