DIARIO TIEMPO- ALLAN McDONALD Efrén D. Falcón Siempre he - TopicsExpress



          

DIARIO TIEMPO- ALLAN McDONALD Efrén D. Falcón Siempre he pensado que Honduras es un país donde hay una cantidad enorme de talento. Infortunadamente para la gran mayoría de ellos, desarrollarse en un ambiente totalmente hostil a la cultura, y por ende al arte, no es algo sencillo. Nadie podrá negar que nuestro país sufre de esa infame condición. Conozco a una gran cantidad de personas talentosas que casi se han visto obligadas a buscar mejores horizontes, sociedades en donde los valores culturales están entre los más altos, y se aprecia, se premia y se apoya el talento como a un bien insustituible. Desde hace muchos años los hondureños que diariamente, o de vez en cuando, abríamos un periódico, especialmente en Tegucigalpa, nos hemos deleitado con la enorme creatividad que ha dejado ver en su trabajo Allan McDonald. La agudeza, la frontalidad y la osadía podrían, pobremente, describir algunas de las características obvias que saltan al observar la caricatura de McDonald. No considero precisamente atractivo el carácter hasta cierto punto grotesco de los personajes de su pluma ―mi simple opinión―, pero ese es su estilo cuando de caricaturas se trata [con los retratos es muy diferente]; sin embargo, el mensaje y los códigos en que McDonald apoya su caricatura no solo la vuelven atractiva sino poderosa, certera, edificante, material de denuncia desnuda y clara que no ceja en su necia invitación a la reflexión. A veces asombra su caricatura. Probablemente fruto de una inteligencia privilegiada y un enorme poder de observación y síntesis, pero especialmente fruto de una sensibilidad extraordinaria. Los azares del oficio quisieron que Allan trabajara para un medio de comunicación escrito cuyos editores se han dedicado, en primera instancia, a proteger sus mezquinos intereses, y después, los intereses de gremio, su verdadero gremio: la abusiva oligarquía hondureña. Ese medio era el empleador de McDonald cuando en 2009 la tal oligarquía propició el golpe de Estado. Pero qué le podía esperar a un artista y pensador crítico opuesto al sistema en un entorno semejante. Nada bueno. No obstante, no puedo dejar de pensar que su creatividad seguramente se vio acicateada por la situación. La verdad es que para los hondureños en general, difícilmente puede ser un orgullo el premio internacional que Allan McDonald recibió hace unos días en Suiza [PEC Award]. Seguramente será motivo de orgullo para quienes conocen al artista, y lo aprecian, o al menos aprecian su trabajo; pero en Honduras se ha hecho poco para reconocer el raro talento y el valor agregado que una persona como Allan le brinda al país, en realidad muy urgido de personajes públicos honestos y comprometidos. El problema es que el statu quo intenta construir sus propios héroes; héroes que sirvan para sus fines, generalmente mediocres y acomodados a las ventajas del sistema. El hecho es que los que van contra corriente, como Allan, son vistos con cierto temor y hasta de menos, lo que por supuesto, no es más que otra insoslayable prueba de su talento. Por cierto, sería interesante que los que no lo saben, indagaran en qué páginas del diario para el que Allan tuvo la malaventura de trabajar, llegaron a publicar sus punzantes caricaturas [y de qué tamaño], porque no siempre aparecieron en las páginas de opinión política donde se esperaría fueran publicadas. Duele escribirlo, pero hay cosas que solamente en ciertos países pueden suceder. Entre tanto, el New York Times publica trabajos de nuestro compatriota, o Le Monde Diplomatique asocia con él su prestigioso nombre. Le comentaba a un amigo que quizá algunos de los escritos más sentidos y capaces de emocionar, dados a conocer durante los meses posteriores al golpe de Estado, fueron escritos por Allan McDonald. Pienso que es un escritor excepcional, de hecho, no tengo la menor duda que el aplaudidísimo discurso de nuestro recientemente laureado caricaturista en Ginebra, el 6 de junio pasado, fue escrito íntegramente por Allan. Pero lo que más me interesa resaltar, es que Allan McDonald es un verdadero ejemplo para una gran cantidad de jóvenes talentosos que luchan por hacerse espacio en nuestro país; y noveles periodistas, caricaturistas, poetas, escritores, etc., tienen un buen modelo en quién poner sus ojos; porque McDonald nunca ha abandonado sus ideales, y sin importar las circunstancias, nunca ha dejado de defender a quienes él parece tener, según su código moral, la obligación de defender: los que menos tienen. ¡Enhorabuena Allan McDonald!
Posted on: Wed, 12 Jun 2013 13:42:29 +0000

Trending Topics



As of this date, September 11, 2014, in response to the new

Recently Viewed Topics




© 2015