DOMINGO 1 DE DICIEMBRE: LES REGALO UN VIAJE A OTROS PLANOS DE - TopicsExpress



          

DOMINGO 1 DE DICIEMBRE: LES REGALO UN VIAJE A OTROS PLANOS DE CONCIENCIA.. ------------------------------- DESDOBLAMIENTO...........DE ILIANA ROMERO ---------------------- Hace más de un año practicaba esas experiencias extrañas. Esos desdoblamientos o viajes, como gusten llamarlos. No me daba miedo hacerlo. No, hasta aquella vez en que la experiencia fue diferente, ya que solo logró confundirme y provocar que hoy me encuentre en el lugar en donde estoy. Siempre me gustó mi cama. Era cómoda y reconfortante y se había convertido en mi refugio ante todo aquello que me afectara mal. La primera vez que me sucedió esto, fue allí, una noche de lluvia copiosa e insistente. Había regresado del trabajo totalmente empapada y muy cansada, tanto, que hasta caminar me costaba y no había un solo músculo y centímetro de mi piel que no me doliera. Había regresado a casa caminando. Me encantaba la lluvia y caminar bajo ella reconfortaba en parte mi espíritu de las preocupaciones mundanas. Al entrar a mi pequeño hogar, mis pies ya no me respondían, arrastraban el paso en vez de caminar. Necesitaba una ducha para calentar mi cuerpo y quitarme la ropa mojada y fría que me cubría. Al subir las escaleras hacia mi cuarto, fui despojándome de las prendas que chorreaban agua de lluvia a mi paso, dejándolas caer en el piso hasta llegar al cuarto de baño y preparar un rico y estimulante baño de inmersión. Pasé en el tibio y perfumado líquido de la bañera un tiempo importante, hasta que el agua fue perdiendo su agradable temperatura cálida. Fue suficiente para sacarme de encima el ajetreo del día y dormir cómodamente. Antes de acostarme, había deslizado por mi cuerpo el suave camisón de seda que solo usaba cuando me sentía muy deprimida ya que la sensación que me provocaba al contacto con mi piel eran de mimos parecidos a caricias. Al meterme entre las sábanas, me había recostado boca arriba, mirando hacia el techo de la habitación, escuchando el tintineo de las gotas de lluvia sobre el techo, sobre la ventana, sobre las hojas de los árboles, sobre el asfalto gris...Mi mente volaba y trataba de adivinar con mis sentidos alertas, qué sucedía en mi entorno. No tenía sueño. Recuerdo que me quedé por un instante así, muy quieta, tranquila, en paz absoluta. Despojada de mortificaciones diarias. Sin culpa ni ansiedad alguna. Cerré los ojos y comencé, inconscientemente, a relajar cada músculo de mi cuerpo. Uno a uno, lentamente, con el tiempo de mi parte y el sonido de la lluvia acompasando mi respiración. Aquella sensación de bienestar que había alcanzado me agradó tanto, que me dejé llevar sin importarme nada. No dormía. Me sentía en armonía. Estaba alerta. El cansancio había desaparecido hasta que en un momento dado, sentí como si me hubiese levantado de la cama, pero era consciente de que seguía recostada. Sentí como una exhalación, algo ligero que me impulsó hacia arriba, pero esa sensación de liviandad fue extremadamente nueva. Sabía que no era un sueño. Como dije anteriormente, estaba consciente de que no dormía, aunque mantenía mis ojos cerrados. La experiencia era tan real que me confundía, aunque curiosamente no sentía miedo. Pude ver mi cuerpo tendido en la cama desde un punto superior a ella. Tal vez el techo. Mi cuerpo estaba allí, postrado entre sabanas blancas de algodón, como si durmiera plácidamente. Lo veía tan pesado desde el lugar donde me encontraba que mi nuevo estado me agradaba. Deseé salir de la habitación y fuera lo que fuere, en ese momento, lo nuevo en que pasé a ser, esa forma difusa y vaporosa en que me había convertido, traspasó la pared lateral del cuarto que daba hacia la calle. Este traspaso, a pesar de no tener un cuerpo físico, lo pude sentir. Percibí como un escalofrío, como un cosquilleo en todo mí ser, luego, estuve fuera de la casa. La lluvia había cesado. Observar lo que me rodeaba era como ver todo a través de un agujero. Pude distinguir que un fino cordón blanco-plateado salía de mi nuevo ser a mi cuerpo físico y se extendía hasta donde yo fuera, más no se cortaba ni me detenía. Parecía como si fuese un fantasma y al pensar en esto, lo relacioné con la idea de muerte y mi subconsciente buscó enseguida una imagen relacionada a ese concepto y lo único que pudo encontrar es el recuerdo de mi abuela fallecida ya, hace muchísimos años. Como si de un deseo cumplido se tratase, ella se hiso presente. Pero no la veía como cuando estaba viva. Más bien era como ver una bruma con su forma, que bien, si otra persona la viera, podría relacionar esa bruma con cualquier otra persona, pero yo sentía que era ella. Mi corazón la reconocía. Luego, en un flash de segundo me vi junto a mi abuela en un jardín hermoso y si bien se parecía a los de la tierra, no era igual. Los colores eran los conocidos, pero los notaba diferentes como con más luz. Ante mi emoción por el reencuentro me di cuenta que no podía hablarle, abrazarla o besarla. ¿Cómo hacerlo? No tenía cuerpo físico. No tardé en darme cuenta que no era necesario. Solo el desearlo o el pensarlo era suficiente. Mantuve así, una hermosa comunicación con ella, más bien un intercambio de sentimientos, dejándome una sensación reconfortante de haber sido comprendida y querida. Luego de esto deseé regresar y fue como si el cordón me jalara y realizara un viaje en reversa hasta encontrarme de nuevo en mi habitación, ver mi cuerpo tendido en la cama y luego, como si me recostara sobre él, desperté. No estaba asustada. Pero aquella sensación de estar en mi cuerpo nuevamente, no me agradó. Lo sentía pesado y torpe. A partir de esa noche, las siguientes, no fueron diferentes. Casi todas ellas, podía salir de mi cuerpo y viajar adonde quisiera ir. El tiempo no era un inconveniente. Podía ser el presente, el pasado o el futuro. Lugares conocidos o no. Visitar a personas conocidas, fallecidas o vivas y otras que jamás habían tenido contacto conmigo. Pude comprobar que cuando visitaba a personas que aún vivían, en realidad, mantenía contacto con su subconsciente que se desprendía del cuerpo físico cuando su cuerpo dormía. Lo sé porque en varias oportunidades algunas personas conocidas que había visitado noches anteriores me comentaban haber soñado conmigo. Pero no siempre recordaban el sueño claramente. Aún así, el aprendizaje que adquiría, era exquisito. Sin duda, mi vida en el plano terrestre, comenzó a cambiar. Mis sentidos estaban más alertas. Podía percibir las vibraciones de todo ser vivo y no vivo. Todo vibra. Todo tiene un ritmo. Cosas que me parecían complejas, se me simplificaban y me descubrí con la posibilidad de modificar, solo con tocar a una persona, su estado espiritual de baja vibración, sanándola de tal manera que su aura cambiaba de tonalidad y luz, produciéndose así una cura en su aflicción. Aprendí que al dormirme solo ciento ser pensamiento, nada más y que el resto del mundo es ilusorio. El cuerpo físico es solo un conjunto de partículas que forman un todo pesado y material que me sirve en el plano terrestre pero no en el plano en que viajo noche tras noche. Podía haberme acostumbrado a vivir aquello por siempre. Pero mi opinión cambio en aquella noche en que el viaje fue diferente y nada fue tan mágico y milagroso como de costumbre. En esa ocasión, las sombras abarcaron todo el espacio. De entre ellas surgían gritos, voces angustiantes lamentándose, llantos desgarradores. No podía ver a nadie en aquel plano de universo. Los colores iban del gris al negro y la sensación de angustia era tal que invadía todo mi ser. Estrujaba mi alma, la envolvía en dolor, me devoraba. Esta experiencia pudo haber durado solo algunos segundos o varias horas…No hay control del tiempo fuera del plano físico. Pero así como puedes experimentar luz, comprendí que la oscuridad también existe. Es lo lógico. Son los extremos, los opuestos. Amor-odio, luz-oscuridad, bien-mal…Me asusté mucho en esa oportunidad y me deprimí bastante después. Las visiones que recordaba de esa experiencia no eran para nada agradables… Cuerpos mutilados, aún con vida, consumidos en dolor…bebés abandonados, llorando a gritos hasta desgargantarse con sus manitos extendidas a la nada…Y la sensación de abandono, desesperación y terror que abarcaba todo. Quería ayudar, comprender dónde me encontraba pero no aguanté tal experiencia. Deseé volver y regresé a mi cuerpo. Las voces, los gritos y los lamentos los seguí oyendo dentro de mi cabeza por un tiempo. Me recordaban que el mal existe. Así como hay un principio, hay un fin…El mal existe, es parte de la vida y le temo. No porque no vivamos la guerra podemos hacer de cuenta que no existe y que otros la viven y la sufren. No porque no sintamos hambre, podemos hacer de cuenta que otros no lo tienen, cuando continentes enteros sufren la carencia de alimentos, carencia de salud, carencia de respeto, carencia de bondad. El darme cuenta que la indiferencia no me alivia el camino, el darme cuenta que la única felicidad duradera se alcanza al dar y no al recibir, el darme cuenta de tantas verdades universales, hizo que cambie mi forma de ser, de pensar, de actuar, hasta que un día, los cuerdos consientes me consideraron insana, loca y esquizofrenica. Hoy me encuentro encerrada por decisión de algunos en este hospicio para enfermos mentales. La mayoría de los internos son más cuerdos que los médicos que nos asisten. He conocido a varios muy interesantes, he compartido con otros algunos viajes astrales y he seguido aprendiendo del universo, aunque cuando más conozco, cuando más aprendo, más curiosidad y dudas surgen y mi deseo por seguir creciendo aumenta… Claro!... Es lógico…El conocimiento es infinito y tal concepto no lo puede abarcar en su total magnitud una mente limitadamente terrenal. En el astral todo es simple, todo es comprensible, hasta el porqué de lo malo…Acción y reacción…causa y consecuencia…nada es casual sino causal. Nuestra prueba a superar esta en este universo terrenal y paralelo a otras dimensiones. ¡Quién lo diría!... Estoy mejor aquí que fuera del hospicio…Sin embargo a veces cuando el plano que visito es gris y penoso, tengo miedo de no poder regresar, que el cordón que une mis dos cuerpos se corte y caer…No hay arriba ni abajo en el espacio, pero la sensación es parecida. Solo espero que cuando llegue mi hora, el momento de dejar definitivamente este plano, el momento de morir, pueda saberlo, pueda darme cuenta que no es un viaje más. Me he acostumbrado a viajar y regresar. No puedo imaginar estar toda la eternidad en un lugar feliz y menos en uno triste. La naturaleza del hombre contiene las dos cosas juntas, como los polos opuestos, positivo y negativo, el que da y el que recibe…nunca nada nos conforma, nos llena o nos complementan…Siempre nos hace falta algo…¿Será por eso que reencarnamos?... ¡Maravilla de DIOS! El cielo se ha cubierto de nubarrones grises. Pronto comenzará a llover… ILIANA ROMERO
Posted on: Sun, 01 Dec 2013 18:25:13 +0000

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