DOMINGO, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2013 Paradigma (Minicuento) Autor: - TopicsExpress



          

DOMINGO, 1 DE SEPTIEMBRE DE 2013 Paradigma (Minicuento) Autor: Maritza Gómez Cruz Al principio sólo atisbaba por entre las cortinas de grosor y color indefinidos, cálidas . Cada día se paraba allí y los rayos de su curiosidad taladraban el entorno. Algunas veces, un silencio lleno de suspiros y quejidos ambiguos era todo lo que alcanzaba a sentir. Otras, la mayoría, las veía, más atrevidas, entrando y saliendo de sus recintos, muchas con gran agilidad, otras, más suavemente, todas cuchicheando, gritando, riendo, bailando o vociferando. Así fue aprendiendo palabras y más palabras, su contorno, su vehemencia, su objetivo o trivialidad; palabras necias, palabras lindas, torpes, pesadas, mugrientas, afiladas, educadas, inteligentes, mordaces...palabras. Desde su escondite entre cortinas fue analizando, sopesando y aprendiendo, por supuesto. Y estaban aquellos momentos, algunos llenos de magia y poesía que la hacían tan feliz; otros, para los cuales aún no encontraba calificativos adecuados, como aquellos en que unos entes fríos o calientes entraban sin pedir permiso a través de su cortina y echaban a andar el mecanismo oculto entre el suelo y el techo que chirriaba, molía, mojaba y hacía desaparecer a los intrusos, y que la impelían a huir, so pena de correr igual destino que los desdichados. Luego venía la calma, una calma sólo interrumpida por el personal de limpieza que dejaba su recinto impecable y oloroso, momento que aprovechaba para dormir, a todo lo largo y ancho de su enorme cama. Eran esos momentos los que aprovechaba aquel galán, que no siempre era el mismo, pero si con idénticas intenciones, para introducirse en su lecho, tocarla, envolverla, acariciarla, salir, entrar de nuevo y saturarla de un rocío que hubiera sido desagradable viniendo de otros, pero que de la mano de aquel advenedizo que la enamoraba y subyugaba era profundamente perturbador. Casi siempre al amanecer, el galán se retiraba del todo y ella podía descansar en el gozo del intercambio que la invadía de morbo y satisfacción. A medida que se hizo mayor, comenzó a tener menos miedo, a salir y a entrar de su recinto, a cuchichear, gritar, bailar y vociferar como las demás. Así conoció también quién era el que entraba a su cama y la conmovía de pies a cabeza, aprendió a seducirlo, a conquistarlo, a volverlo loco con ciertas carantoñas insinuadas por entre las cortinas. Y con la madurez, llegó la maldad, no supo o no pudo darse cuenta a tiempo de la delgada línea que dividía lo bueno de lo malo, y comenzó a cruzarla, cada vez con más frecuencia, cada vez con mayor acritud, cada vez con mayor alevosía y suspicacia. Se volvió una más del aquelarre de brujas inconformes y chismosas de la ciudad, maldiciendo, perjudicando, blasfemando, criticando y denigrando a todo el que podía. Las cortinas cálidas de su recinto se desgajaron, el galán huyó cuando constató que el engranaje entre el suelo y el techo estaba sucio, carcomido, lleno de huecos negros, fétido; y los entes fríos y calientes comenzaron a provocarle un malestar más allá de todo lo soportable. Ahora no sólo debía huir del mecanismo maloliente y ruinoso, debía además soportar dolor, todo su cuerpo cubierto por una costra blanquecina y quejumbrosa. Al fin murió, como muere todo lo que alguna vez estuvo vivo y fue bello y termina siendo pura decadencia, y cuando el médico abrió por postrera vez las cortinas de su recinto, quedó anonadado ante el desgaste, la putrefacción y el deterioro de aquella lengua que otrora fuera rosada, bella y cálida como ninguna y terminó siendo el fruto negro de una siembra equivocada.
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 21:07:05 +0000

Trending Topics




© 2015