DON ÁLVARO, FAMOSO CABALLERO El 29 de agosto de 1943, Don Álvaro - TopicsExpress



          

DON ÁLVARO, FAMOSO CABALLERO El 29 de agosto de 1943, Don Álvaro Domecq comunica al Padre Torres Silva la decisión tomada de ceder al Oratorio Festivo el fruto de su trabajo como rejoneador en las distintas plazas en que actuase. Y como lo pensó lo hizo, prometiendo anticipadamente al venerable sacerdote la cifra tope, máxima, que el Padre fijaba para su cristiana obra, o sea, la de medio millón de pesetas. Empezaron los grandes triunfos del aristócrata rejoneador y empezaron a lloverle los contratos. No había fiesta mayor de toros cuyo cartel no lo encabezara el caballero jerezano, que jinete en sus maravillosos alazanes, burlaba día a día a la muerte, enloqueciendo a las multitudes y haciendo llegar a manos del Padre Torres Silva miles de pesetas. El día 17 de octubre de 1943, Don Juan consigue inaugurar en el Oratorio Festivo solemnemente la Escuela Nocturna para obreros, que tantas ganas tenía, costeada por la familia Palomino y Vergara. Cuenta Don Juan, que, durante los días del 15 al 20 de noviembre, notaba que no pocos jerezanos le paraban por la calle o se le entraban por las puertas del Oratorio, todos con la misma petición: -Vengo para que me dé cinco barreras. -Tenga la bondad de enviarme a casa diez sombras. -De parte de mi señorito que si le queda a usted algún palco. Otro con una tarjeta en la que se me piden veintitantas entradas de sol. Pero, oigan, ¿se puede saber por quién me han tomado ustedes?... ¿Se han creído que el Oratorio es una plaza de toros?... Déjenme en paz y no me vengan con cuentos de soles, sombras, ni barreras. -Pero si dicen que la corrida es a beneficio del Oratorio –me decían unos. -Si afirman que Don Álvaro Domecq ha organizado el festival para darle el empujón a la obra –afirmaban otros. Yo no entendía nada, yo no sabía nada. Llegué a leer algún programa de dicho festival y vi que era cierto que rejoneaba Don Álvaro y que toreaban el célebre Calvo, Rafael el Gallo, Manolete, Juanito Belmonte, Pepe Luis Vázquez... Que pediría las llaves de la plaza el niño Agustinito García Mier... Todo eso leí, pero en ninguna parte se mencionaba si se hacía alusión siquiera el Oratorio Festivo. Llegué, pues, a creer que la gente se habría hecho un lío y yo otro. Cuando el domingo 21, me tropiezo por casualidad con Don Álvaro me dice: -Qué, estará usted satisfecho. ¿no es verdad? Mire usted que día más hermoso nos ha mandado el Señor. Y las entradas se han agotado casi todas. Vamos ha tener un gran éxito. -Pero Don Álvaro de mi alma –le interrumpí-, ¿por qué me dice usted eso? ¿También usted?... Pero, hombre, y yo ignorante de todo esto... Qué compromiso... Por Dios, no toreen ustedes... Decidle a la gente que no vayan a los toros... Que me traigan el dinero aquí directamente... Que no abran la plaza... Que se salgan los que hayan entrado. Bueno, yo ya no sabía lo que me decía. Pero Don Álvaro, sonriente, me dijo: -Bueno, ya está todo hecho. Y mañana prepárese que visitaremos el Oratorio los reporteros madrileños que han venido con el fin de asistir al festival de hoy y los toreros que actúan en la plaza. Adiós, Padre Torres. Me quedé helado. Me parecía un sueño. En efecto: El día 21 de noviembre de 1943 en el circo de la calle Zaragoza con el festival de los “cinco ases” quedó cerrada la temporada. La plaza estuvo rebosante de público lleno de alegría, pletórica de mujeres bonitas, que el frío solo les dejaba ver sus rostros encuadrados en solapas de pieles. Todos fueron predispuestos a un mismo fin, al fin de ayudar con sus modestos óbolos a una gran obra grande y hermosa, social y cristiana comandada por el Padre Juan Torres Silva y de paso a ver si ofrecían algo de su exquisito arte los valiosísimos que se habían prestado a poner de relieve sus distintas manifestaciones en que están especializados. Un monumental cartel colocado sobre una de las banderillas del palco de ganaderos dio la primera sensación de la jornada “El Oratorio Festivo” agradece a su protector Don Álvaro Domecq”. Ya empieza la fiesta, en el soberbio “pilter” del depósito de caballos sementales, desfilan por el albero las encantadoras presidentas, son: Enriqueta Diez Serra, Luisa Fajardo Cantillo, Milagros López de Carrizora, María Dacia González Diez, Amparo Segovia y de Mora Figueroa, María del Carmen Jimena y Teresa Pemán y de Domecq, a cuál más bonita, con su alta peineta y su clásica mantilla española, con sus trajes elegantísimos y sus mantones filipinos. Las siguieron ocupando majestuoso “mi lord”, las distinguidas damas de honor, señores de González Gordón (Don Manuel María y de Diez Hidalgo (Don Manuel)). Ya han ocupado el sitial más preferente del circo, aparece para pedir la llave Agustito García Mier, que después de cumplir su cometido, por incidencia fortuita, tuvo la ocasión de demostrar que a pesar de sus pocos años, es un consumado caballista. No queremos pensar que hubiese ocurrido de estar las riendas del corcel en manos inexpertas. Pasean las cuadrillas, va al frente de ellas el alma de la fiesta, el gran rejoneador Don Álvaro Domecq, le siguen vistiendo el traje corto los demás toreros, Juanito Belmonte, “Manolete” y Pepe Luis Vázquez, con una legión de subalternos, Rafael “el Gallo” va de americana. Álvaro juguetea con su favorito “Presumido”. Sale el primer bicho, de la ganadería de Don Francisco de la Chica, antes del duque de Braganza. El veterano Bernardo Muñoz “Carnicerito”, le para con varios lances estirándose como en sus mejores tiempos de espada de fama, Domecq vuelve a hacer filigranas en el centro del albero y decidido y valientemente se encamina derecho al astado, cuadra en la misma cara y clava el rejoncillo en el mismo hoyo de las agujas, se presentía que no le quedaba que hacer más, el novillo estaba herido de muerte. Un rejón de los de hoja de peral y otro sencillo, con el animal agotado. Un par enorme de banderillas; el de braganza se acuesta y se levanta en dos ocasiones. Don Álvaro se apea de su cabalgadura y se provee de muleta y del estoque de descabellar. El bicho se echa de nuevo entregándose en manos del cachetero. El público que había seguido con creciente interés la actuación del estupendo quite, le hizo objeto de una clamorosa y unánime ovación, obligándole a saludar desde los medios. El segundo de la tarde estuvo a cargo de Rafael “El Gallo”, recuerdos del pasado, de aquellas jornadas en que alternaba en esta misma plaza con Ricardo “El Bomba”, con Juan Belmonte, con su inolvidable hermano Joselito. Y sale el cuarto de Coquilla como también lo es el último de la tarde. “Manolete” entra en funciones ante la expectación de la parroquia, el animalito es pequeñín, enviste por derecho y con fuerza, el cordobés administra varios lances, dos de ellos especialmente suministrados por el lado derecho son portentosos, hay quietud y temple en grado sumo, pero el gas se le acaba al astado en el simulacro de la suerte de varas, en el que le meten el palo en los bajos, los rehileteros, no están acertados. Manolete se encuentra sin enemigo, sin embargo, ejecuta varios pases con su sobriedad característica, intercalando una manoletina, el cordobés está solo, viéndole contrariado por no poder hacer faena. Un pinchazo bueno; dos más a toro arreando, otros dos hondos y un descabello a pulso a la primera intentona, se aplaude la buena voluntad del muchacho. Sale en último lugar el novillo de más peso, al que Pepe Luis Vázquez saluda con tres verónicas que remata con media unas y otras de gran estilo. Volvemos a las andadas, la suerte o simulacro de varas, con la que el espada no se muestra conforme, cambiándose el tercio, como también el de banderillas, que se llena con un solo par. Pepe Luis pone cátedra con la pañosa, sacando a relucir su arte exquisito; de molinetes, rodillazos, tocamiento de pilones, pases instrumentados en varias series, ya que el animalito insiste en resentirse de los cuartos traseros. Media estocada bien colocada da fin a su brillantísima actuación, premiada con aplausos incesantes que terminan en ovación con petición de oreja concedida justamente. Al día siguiente veo que me entran por las puertas del Oratorio nuestro Álvaro Domecq acompañado de Juanito Belmonte, Manolete, los señores Don Emilio García Rojo, redactor de “Ya”; Don Antonio Vellón redactor de “Dígame”; Don Martín Santos Yubero redactor gráfico de los más importantes diarios y revistas madrileños; Don Agustín Pavón, el señor Subdelegado de Hacienda Don Manuel Domecq, Don Agustín García Mier, Don José González de la Peña, Don Manuel Gómez y ... qué sé yo la de señores que se nos metieron en la obra. ¡Y cualquiera los echaba!... Nuestro director Padre Gándara, y este pobre servidor de ustedes acompañamos a tan ilustres visitantes por todos los departamentos, haciendo especial estación en la Cantina. Se habló, se comentó, funcionaron varios aparatos fotográficos, los niños les sorprendieron con diálogos y discursitos, se tomaron unas copitas, se marcharon contentísimos y yo me quedé preocupadísimo por las consecuencias que todo aquello pudiera traerme, aunque en realidad, lo importante en aquellos momentos vividos, fue, que los ilustres visitantes, contribuyeron con creces a hacer felices durante un buen rato a todos aquellos niños oratorianos. En efecto, días después, Don Álvaro, ponía en mis manos el paquetito con importe íntegro de su actuación, consistente en treinta y tantas mil pesetas que gozoso entregaba para el Oratorio Festivo, así como el de todas las actuaciones posteriores, descontados los naturales gastos de desplazamiento; Los destina para esa espléndida edificación que lenta, pero segura y maciza, se levanta en los arrabales de Jerez, allí le recibe impaciente con sus manos santas, su corazón gigante y su celebro privilegiado el Padre Torres Silva, y en pocas horas el caudal generoso que proporciona el arte de Domecq siempre en el riesgo de su vida, se convierte en viguetas de hierro y sacos de cemento para que sobre lo construido ya permitan terminar otra dependencia de ese edificio que ha de dar cobijo y enseñanza a la desvalida y necesitada infancia jerezana. LA PROMESA EMPIEZA A CUMPLIRSE El día 22 de noviembre de 1944, Don Álvaro Domecq cumplía su palabra solemnemente contraída y dona el importe de sus beneficios como rejoneador al Padre Torres Silva, como consecuencia de ello, dos días después en la iglesia de las Angustias, se celebró una misa a la que asistieron los niños del Oratorio Festivo en acción de gracias por haber terminado felizmente la temporada taurina. Con fecha 11 de octubre de 1945, el “Boletín Oficial del Estado” publicó el siguiente decreto: En atención a los méritos por Don Álvaro Domecq y Diez, distinguiéndose de modo extraordinario en la práctica de la caridad, mediante la entrega de donativos cuantiosos para el sostenimiento del Oratorio Festivo “Domingo Savio”, de Jerez de la Fontera (Cádiz), obra dedicada a la tutela moral de menores abandonados, actuación comprendida en el articulo 6º del Real Decreto de veinte de julio de mil novecientos diez. Vengo en disponer el ingreso en la Orden Civil Benéfica, con la categoría de Gran Cruz con distintivo blanco, del Señor Don Álvaro Domecq y Diez. Así lo dispongo por el presente Decreto, dado en el Pardo, a ocho de octubre de mil novecientos cuarenta y cinco.- Francisco Franco. El Ministro de la Gobernación. Blas Pérez González. Poco a poco el Padre Torres Silva modelo ejemplarísimo de perseverancia, va viendo como su “Obra” va avanzando, así pues aprovechando la festividad del Príncipe Apóstol en julio de este mismo año se asistió a la bendición e inauguración de una nueva dependencia, a la que contribuyó con su generosa aportación su señora madre, de tan grato recuerdo. Asistieron a dicho acto los presbíteros Don José de la Cuesta, Don Juan Mateo Lechuga, Don Manuel Becerra y el sacerdote salesiano Don Fermín Malpeceres; señores Don Ángel Rodríguez Pascual, Don Andrés Fereán, Don José Solís Estévez, Don Alberto López Ruiz, el director espiritual Don Enrique Bitanbé y otras personas. Por el párroco de San Miguel, Docto Rafael Rodríguez González fue bendecido el nuevo local destinado a “salón de lectura” para los oratorianos, siguiendo a la ceremonia religiosas se dijeron unas palabras alusivas al acto. Solo han transcurrido dos meses del nuevo año, y con motivo de la festividad del patrón de los periodistas se celebró en la iglesia de las Angustias una misa solemne, la homilía corrió a cargo del Padre Torres Silva que entre otras cosas dijo: “Por eso su congregación se ha extendido por todo el mundo tan rápidamente; por eso la Iglesia tuvo en llevar a los altares al santo de los niños y de los obreros; por eso ha querido escoger a no pocos de sus hijos para hacerlos obispos, arzobispos y cardenales; por eso los Estados todos han apoyado siempre la obra salesiana de una manera más eficaz; por eso los pueblos, las familias, los niños principalmente, tan pronto se encariñan y simpatizan con el espíritu salesiano. ¡Bendito sea Dios que en estos últimos tiempos envió este gran Apóstol que tanta gloria le da y que tantas almas salva! ¡Bendito San Juan Bosco, propagador incansable de la devoción a María Auxiliadora, de quien recibió la idea, inspiración, el ánimo, las fuerzas, y los medios para llegar a feliz término su grande y enorme empresa! ¡Y bendito los pueblos y los fieles cristianos que saben apreciar la labor salesiana, en cualquiera de sus actividades, y la apoyan con generosa caridad! P. Torres Silva. UN DÍA PARA LA HISTORIA La inauguración oficial se celebró el día 24 de octubre de 1946. La gran “Obra” había sido concluida, siguiendo los deseos del Padre Torres Silva, al igual que años atrás hizo con el de Orihuela, la comunidad salesiana se hizo cargo de su regencia y entró como director el Padre Don Ildefonso Gómez Calema, de tan queridos recuerdos entre los jerezanos. El edificio, amplio rectángulo blanco de fábrica, tipo ojival de un amplio patio denominado de San Pedro, resguardado por airosos vestíbulos cubiertos sobre los que se yerguen las dependencias accesorias, clases y dormitorios. En la primera de abajo, ha sido instalada la bella Capilla, en la que se rinde culto a la Excelsa Abogada de la Congregación Salesiana: a María Auxiliadora, (en dicha Capilla instalada a los pies del Altar se encuentra la sepultura de Doña Dolores Silva Vargas que falleció el 15 de mayo de 1943 junto a su querido hijo). En dicho pórtico puede admirarse un bello azulejo en el que aparece el gran benefactor de la obra. El edificio cuenta, además, con tres aulas espaciosas y bien ventiladas, un salón teatro y de actos, magníficos dormitorios, un comedor, cocina y dependencias sanitarias accesorias, finalmente la parte central del Oratorio la ocupa un amplio patio terrazo, donde los chicos dedican sus horas más felices de recreo. Al año de la entrega de las obras a la Congregación Salesiana, una tarde de invierno de Villanueva de la Serena, llega la campana al Oratorio Festivo, Anita Romero hija de Don Juan Romero Soto protector y admirador, sería la madrina de ceremonia. Anita desde la azotea tiró medallas y peladillas para toda la caterva oratoriana. SUENA UNA CAMPANA. El señor Rodrigo de Molina en el periódico ABC de Sevilla, años más tarde escribiría un artículo titulado “Silueta sobre el cielo” que decía así: “Sobre el cielo de Jerez, destaca una veleta airosa, campera, símbolo de generosidad suma, integrada por un caballero y un caballo. El se llama Álvaro y la jaca “Espléndida”. Esta veleta, recortada en hierro, se alza sobre el campanario del Oratorio Festivo “Domingo Savio”, como coronación de una obra caritativa levantada sobre tardes de triunfos en las plazas de toros de España. Finalizada la obra, Don Álvaro echaba al vuelo la campana en un replique de gloria. El Oratorio Festivo “Domingo Savio” se había bendecido. Sobre campana y campanil en la veleta, la silueta del rejoneador sobre su jaca predilecta. Ellos habían hecho posible el milagro. MISIÓN CUMPLIDA Muchos acontecimientos se han celebrado en el Oratorio Festivo, en los seis años que llevan de vida las obras. Pero seguro que la fecha del 24 de noviembre brillará como estrella de primera magnitud en el firmamento del historial oratoriano. En dicho día, los niños del Oratorio mostraron su agradecimiento profundo y sincero a su insigne bienhechor el aristócrata Don Álvaro Domecq, con motivo de haber terminado felizmente su temporada taurina. En la iglesia de las Angustias y en el altar de María Auxiliadora convenientemente adornado, se cantó solemne misa de acción de gracias, siendo el celebrante el Padre Salesiano Don Ildefonso Gómez. La Escolanía Infantil del Oratorio interpretó una bonita partitura y preciosos motetes. La iglesia se hallaba repleta de fieles, principalmente de los amigos y admiradores de Don Álvaro Domecq. Terminada la misa se cantó solemne salve. Seguidamente se trasladaron todos al Oratorio Festivo. El patio se hallaba engalanado con banderas y gallardetes. Don Álvaro hizo su entrada en el Oratorio en medio de los aplausos y aclamaciones entusiastas de toda la chiquillería oratoriana, uniéndose a ella los numerosos y significados amigos que le acompañaron. Recorrieron las dependencias, quedando todos admirados del avance que han dado las obras en los últimos cuatro meses. En una de las galerías del patio se hallaba preparada una tribuna rodeada de macetas y flores, con sillones para Don Álvaro y su señora. Una orquestina venida de San Fernando estrenó un pasodoble torero dedicado a Don Álvaro por su director, siendo muy aplaudido el ejecutor y los ejecutantes. Seguidamente el encargado de las obras, en breve discurso, explicó el significado del acto que se celebraba. Los oratorianos cantaron un himno y después varios chaveas representaron un precioso cuadrito cómico de ocasión. En medio de la expectación de todos se levantó Don Álvaro, que pronunció un sentido discurso, manifestando que aquellos aplausos de los niños llenaban su corazón de mayor gozo que los que escuchara en su actuación de los públicos que presenciaban sus faenas. Se bendijeron los tres caballos con los que había rejoneado Don Álvaro e inmediatamente la Cantina abrió sus puertas, siendo obsequiados todos los asistentes y los niños del Oratorio. Momento solemne fue el de la entrega del último cheque de ciento cincuenta mil pesetas, con las que el magnánimo Don Álvaro redondeó la bonita cifra del medio millón de pesetas que ha venido entregando a estas obras durante la temporada taurina. El entusiasmo verdaderamente febril se apoderó de todos en estos momentos hasta el punto de que los mayores tomaron sobre sus hombros al generoso donante paseándolo por el patio en medio de las aclamaciones de los niños. Al abandonar Don Álvaro el Oratorio recibió una verdadera tempestad de aplausos y vítores de los agradecidos oratorianos. El día 30 de enero de 1949 se celebra la fiesta de San Francisco de Sales donde se ofreció una misa en la iglesia de San Pedro. Terminada la misa, autoridades e invitados se dirigieron a los locales del diario Ayer, donde se hizo honor a una copa de Jerez, servidas por el veterano Pepe Ral, “chasseur” del Casino Nacional. GRACIAS “ESPLÉNDIDA” “Espléndida” acaba de morir, a los veintisiete años, en el “Paquete” ha habido una honda conmoción. Fue una yegua triunfadora de los éxitos del mejor rejoneador que ha tenido España. De ella nacieron Verónica, Único y Soberbia. Verónica era la favorita de Alvarito Domecq Romero, y Soberbia, de Ángel Peralta. Cuando Alvarito perdió a su yegua, en las cuadras de la plaza de toros de Salamanca, a causa de un cólico – de lo mismo murió Único y de una pulmonía Soberbia-, dijo que Verónica era muy fogosa, pero Espléndida, la jaca que había consagrado a su padre como el mejor rejoneador, era muy templada. El contrapeso de la veleta del Oratorio Festivo viene a ser hoy, muestra “Espléndida”, como un sencillo monumento bajo el cielo azul a una jaca, que montada por el caballero rejoneador Don Álvaro hizo posible una hermosísima obra llena de amor y caridad.” JEREZ, RINDE HOMENAJE A DON JUAN El 12 de diciembre de 1954, la ciudad de Jerez una vez más rinde homenaje de afecto y simpatía al muy reverendo señor Don Juan Torres Silva, presidió el acto el arzobispo de Foochow, el Excelentísimo y Muy Reverendísimo Señor Don Teodoro Labrado, O.P. A la finalización y en el patio del Oratorio el director del centro procedió a descorrer la cortinilla que cubría el artístico mosaico hecho en Sevilla con la efigie del Padre Torres Silva, orlado con una corona de laurel, y en el que aparece al pie la siguiente inscripción: Al muy Rvdo. Don Juan Torres Silva, insigne bienhechor de la Obra Salesina, creador de este Oratorio Festivo Santo “Domingo Savio”. Los concurrentes puestos en pie, subrayaron la sencilla ceremonia con una salva de aplausos. Ese mismo mes la Asociación de la Prensa de Jerez, dio cuenta de los acuerdos adoptados al otorgar los Títulos de Honor en prueba de gratitud y en justa correspondencia de afectos, haciendo primeramente entrega de un valioso y artístico pergamino obra maestra del gran calígrafo Don Manuel Hortas, al alcalde Don Álvaro Domecq Diez y los Títulos de Socios de Honor a Don Juan Torres Silva y a Don Luis Pérez Solero y el de Socios Protectores a Don Francisco Ribas y a Don José Belmonte García. El día 27 de septiembre de 1954, la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, ofreció un cariñoso homenaje al Padre Torres Silva por cumplir sus bodas de plata con la Hermandad, y para agradecerle su infatigable labor en pos de la Cofradía, acto que se sumaron la inmensa mayoría de los cofrades, fue presidido por la Junta de Gobierno en pleno, con el homenajeado. Al final el Padre Torres Silva pronunció unas emocionadas palabras de gratitud, dedicando un piadoso y filial recuerdo a su madre (q.e.p.d), que fue quien le inculcó el cariño y devoción a la Virgen, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Angustias. La Hermandad hizo entrega al Padre Torres Silva de un delicado presente como recuerdo.
Posted on: Tue, 02 Jul 2013 10:25:03 +0000

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