DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. - TopicsExpress



          

DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO 7 Las palabras de Diablo me dejaron perpleja... embaraza de un pequeño demonio que traerá el caos y la destrucción de mi mundo para dominar a toda mi especie, y sería yo el cuerpo que lo alimentaría y lo haría fuerte hasta su nacimiento. - No llores esposa mía, yo también estoy tan feliz que rompería a llorar pero no hay lágrimas en mi cuerpo, solo sangre y no quiero estropearte el vestido – dijo como si fuese un padre normal – Se te ve tan feliz... Se equivocaba completamente, aquellas lágrimas que se deslizaban por mis mejillas no eran de alegría, sino de tristeza y desesperación. No deseaba ese hijo, no lo veía como mío... solo lo veía como un engendro del mal, algo que jamás debía nacer. La enfermera me dio el alta un par de horas después de mi derrumbe y Diablo me llevó a nuestros aposentos para tumbarme en la cama y allí descansar tranquilamente, pero aquello no sería posible sabiendo lo que crecía en mis entrañas. - Lilith, siento tener que dejarte aquí sola pero los asuntos de la guerra reclaman mi atención - Ve tranquilo, estaré bien – le dije ansiosa de su salida pero disimulando ese sentimiento - ¿podrías llamar a Maltranis? Necesito hablar con él - ¿En que puede ayudarte Maltranis que no pueda hacerlo yo? Soy el rey, no hay nada que no pueda hacer - Precisamente por que eres el rey necesito a Maltranis. Necesito que alguien se ocupe de Eric mientras tu estás planeando la guerra y yo estoy aquí tumbada. No me gusta que mi hijo se sienta desatendido Diablo me asintió con la cabeza y salió de la habitación. En ese momento una gran ira recorría mi cuerpo, y ardía en deseos de sacarla al exterior. Me levanté de la cama casi de un salto y tiré al suelo todo lo que tenía a mi alcance, libros, copas y candelabros. Mientras destruía la habitación, Maltranis entró,y al verme en ese estado corrió hacia mi y me sujetó oprimiéndome los brazos para tranquilizarme. Al verle, no pude evitar abrazarle y romper a llorar, aunque intenté no hacerlo - Tranquila... tranquila – me dijo mientras me abrazaba – no pasa nada - Si, si que pasa Maltranis – le dije apartándome de sus brazos y dirigiéndome a la chimenea - ¿Qué ocurre señora? Sea lo que sea, seguro que tiene solución. No es el primer problema que evadimos - No solucionamos nada... - ¿Cómo dice? No entiendo… - Estoy en cinta Maltranis... llevo al hijo de Diablo dentro de mí – le dije con lagrimas en los ojos Su cara cambió radicalmente, no entendía nada de lo que ocurría, al igual que yo se preguntaba como era posible aquello si tomé el brebaje que la curandera me dio semanas atrás. - Siento como me consume, la oscuridad que Diablo a sembrado en mi interior cada vez se apodera mas y mas de mi alma. Conseguirá que su heredero nazca y tenerme a mi junto a su trono... - No mientras yo pueda evitarlo... - No puedes hacer nada ya Maltranis, Diablo ha plantado su semilla y pronto dará sus frutos. Cuando eso ocurra ya nada importará - Siempre os queda la última opción mi reina... huir. Yo os acompañaré - No puedo huir, no olvides que tengo un hijo cuya vida depende de mi... - No lo he olvidado... pero vos si que olvidáis algo. - ¿Cómo dices? - Vuestro hijo Eric sigue muerto. - ¿Qué? - Diablo os dijo que si accedíais a su trato estaríais con vuestro hijo para siempre, pero en ningún momento os dijo que le devolvería la vida a Eric. Os engañó, como a todos - No puede ser... - Sabía que este momento llegaría tarde o temprano y me he tomado la libertad de prepararlo todo. Saldremos esta noche, hasta entonces tenéis tiempo para pensarlo. Si os decidís por la huida os esperaré en las cuadras al sonar las doce campanadas. - No, esta vez quiero saber cual es el plan antes de partir. De lo contrario no me moveré de aquí – dije tajante - Esta bien. Se conoce que existe un objeto capaz de abrir un portal entre los mundos, la Espada de Tyrael. Se encuentra en el monte más alto del infierno, El Ojo de Baal. Solo un alma pura y de intenciones limpias puede coger la espada clavada entre las rocas, que cayó de las manos de Tyrael al encerrar a los Jinetes del Apocalipsis, e invocar al Arcángel para que este tome de nuevo su espada y abra un nuevo portal. No sabía que hacer, me encontraba totalmente colapsada. Solo habían pasado dos horas desde que supe acerca de mi embarazo cuando me dicen que mi hijo no esta vivo como yo, sino que Diablo me había engañado como a todos con los que hizo algún trato. Mi cuerpo me ardía desde dentro, solo la rabia ocupaba mi ser, una rabia que no pude contener ni con el mismísimo Diablo. - Señora, hay algo más que debéis saber de vuestro embarazo... - Decidme Maltranis, y hacedlo rápido... voy a hablar con Diablo.. cara a cara - Diablo no solo os ha dado un hijo, mientras lo tengáis en vuestro vientre también tendréis sus poderes Aquello no me detuvo, y aparté a Maltranis de mi camino con un solo empujón. Corrí hacia Tronos de Sangre dónde supuse que se encontraría diablo, abrí el portón provocando que las dos puertas que lo componían chocasen contra la pared al abrirse emitiendo un gran estruendo. - ¡ Me engañaste ¡ - le grité mientras entraba en la sala - ¿Cómo dices esposa? – preguntó al incorporarse en el trono - No vuelvas a llamarme así... ¡¿me oyes?!. Me engañaste para que viniese aquí... ¡Me dijiste que me devolverías a mi hijo! - ¿Y es que no lo tienes? - No... así no es como acordamos, y lo sabes – dije mirándole a los ojos - Así son las cosas Lilith, debiste leer la letra pequeña antes de firmar – me dijo sonriente Al decirme esto un gran brote de ira recorría mi cuerpo, la oscuridad fluía por mis venas y sentía una gran fuerza que me descontrolaba por completo. - ¡Pagarás por esto Diablo! – dije amenazante Diablo se levantó de su trono y corrió hacia mí a la velocidad de la luz, solo viéndose un borrón en el camino, y me agarró del cuello apretando su mano para asfixiarme - ¡¿Me estas desafiando mujer?! Solo eres una simple humana, un saco de huesos y sangre caliente – me dijo con los dientes apretados mientras exprimía mi garganta y me clavaba sus afiladas uñas, provocando que hilos de sangre brotasen desde mi cuello – únicamente eres una incubadora, vuelve a desafiarme y aplastare tu cabeza cuando mi hijo se desprenda de ti, ¿Queda claro? - Si, muy claro – le dije mientras sentía como una fuerza se apoderaba de mi - Espero no tener que repetirle el mensaje… - me dijo aun con sus garras en mi cuello - Yo también tengo un mensaje para ti - le dije mientras agarraba la mano con la que me estrangulaba y la apartaba de mi. Golpeé a Diablo lanzándolo a lo largo de la habitación y cayendo sobre su trono, estallando este en pedazos y esparciéndose los huesos que lo formaban por la sala. - ¡Ya no soy tuya Diablo!. Con este embarazo me has dado la libertad, me voy de Helldaeron, de tus brazos, del Infierno... y tu único heredero se viene conmigo Salí de la sala dejando atrás a Diablo, gritando tan fuerte que el castillo temblaba como si un terremoto lo sacudiese, pero yo no me detuve y seguí hacia delante. - ¡Puedes huir, pero no podrás esconderte! ¡Este es mi reino! ¡Te encontraré allá donde estés! ¡¿me oyes?! – dijo tras un rugido bestial y atronador - ¡¡¡¡TE ENCONTRARÉ!!!!
Posted on: Thu, 20 Jun 2013 16:15:46 +0000

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