DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO - TopicsExpress



          

DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO 5 Tras hablar con Maltranis fui al mercado para buscar a Eric, no me gustaba que anduviese solo por aquel lugar, no me fiaba de nadie. Fui primero a la carpintería pero ya se había marchado de allí, incluso el carpintero estaba fabricando la espada que le había pedido. Como no sabía dónde podía estar decidí recorrer todo el mercado, era la primera vez que bajaba por ese lugar, Diablo me tenía prácticamente presa en el castillo, las personas se comportaban igual que en La Tierra, como si no fuesen conscientes de dónde estaban. Avisté a Eric a lo lejos, estaba asustando a las gallinas que había en la plaza, o al menos parecían gallinas, recordad que aquí los animales son diferentes. Parecía feliz y eso a mi me llenó de alegría, incluso inconscientemente una sonrisa envolvió mis rostro, así que me dirigí a el para dar un paseo por la plaza. La recorrimos completamente cogidos de la mano, como una madre e hijo cualquiera, sin embargo me sentía incómoda rodeada de aquella gente, realmente los únicos vivos de allí éramos Eric y yo. Regresamos pronto al castillo puesto a que comencé a sentirme mal, mareada, deduje que sería algún efecto secundario de aquel brebaje que bebí para no quedarme en cinta. Era un dolor agudo e intermitente, confiaba en que pasaría pronto y así fue. Al llegar al castillo fui directamente a la sala en la que Diablo y yo teníamos nuestros tronos, aún no lo he dicho pero la llamaban Tronos de Sangre , debido a que la mayoría de los huesos que formaban el trono de Diablo pertenecían a uno de los primeros sirvientes del rey, Nosferatu le llamaban aquellos que le temían, más conocido para nosotros como Vladimir Drácula. El trono que yo ocupaba estaba hecho en su mayor parte por los restos de otra mujer, también una de las favoritas de Diablo, que cometió crímenes atroces. Era conocida por asesinar a sus jóvenes sirvientas y bañarse en su sangre, creyendo así que se mantendría joven para siempre, su nombre era Elizabeth Bathory, La Condesa. Tal magnitud alcanzaron los crímenes de ambos que el mismo Diablo subió a la superficie para arrastraros al infierno, ya que se consideraba que sus conductas podrían llegar a revelar la existencia de Diablo y del mismo infierno. Al llegar a Tronos de Sangre, me senté en el mío esperando a que Diablo regresase, no tardó mucho en aparecer y las noticias que traía no eran buenas para él. - ¿Qué ocurre Diablo? – pregunté fingiendo estar preocupada - Los arcángeles han abierto fuego antes de lo previsto, La ciudad de Closedir ya ha caído bajo sus puños. - Pero Closedir está muy lejos de aquí, no debes preocuparte tanto... - Esté lejos o no, Closedir era parte de mi reino y si la han destruido, están mas cerca de Helldaeron. Si es cierto que hay muchas ciudades antes de llegar aquí, pero si derrumbaron Closedir ¿que les impide destruir las demás?. Está claro que he subestimado a esos guerreros, pero no conseguirán vencerme y mucho menos llevarte con ellos... Acto seguido de decir esto, uno de los guardias de Diablo irrumpió en la cámara. - Mi Lord, esperamos ordenes respecto a Closedir. Cuanto antes nos movamos mejor será para la supervivencia de Helldaeron - Estoy de acuerdo, enviad dos equipos de Sombras. El primero que acuda tras el ejercito de los arcángeles. Quiero saber todo lo que podáis averiguar, cuantos son, como van armados, todo. Las Sombras eran los espías de Diablo, seres envueltos en un humo negro capaces de camuflarse en cualquier lugar para evitar ser vistos por el enemigo. - ¿Y el segundo equipo señor? – preguntó el guarda - Que se dirijan a Closedir, o a lo que quede de ella. Quiero que evalúen daños y si encuentran algún superviviente, que lo traigan aquí de inmediato - Si señor, como ordenéis – dijo el guardia mientras se retiraba - ¡Guardia! – gritó Diablo antes de que el guarda cerrara la puerta por completo – en cuanto averigüéis la posición de los arcángeles enviad un ejército de necrófagos. ¿Queda claro? El guarda asintió con la cabeza y salió de la cámara. Los necrófagos eras las primeras bestias que Diablo enviaba a una batalla, seres de piel quemada, afiladas garras y colmillos tan fuertes como los de un tiburón, con ellos Diablo podía evaluar las fuerzas del enemigo ya que si los necrófagos no regresaban significaba que el enemigo era poderoso. Además de esto, Diablo ordenó que se reforzasen cada uno de los muros de la muralla y que los vigilantes de las torres se armasen con arcos y fuego para incendiar las flechas. No estaba dispuesto a que nadie entrase en Helldaeron, ni siquiera que se acercase mas allá del Bosque de Elwin. - Lilith, necesito que hagas algo por mi – me dijo Diablo amablemente – He de ir a hablar con Guerra, el dirigirá la batalla. Necesito que busques a Muerte y le digas que prepare a sus nigromantes, serán un buen apoyo en nuestras filas Los nigromantes era hechiceros del infierno, capaces de crear esqueletos guerreros de la nada. Sin más remedio fui a buscar al jinete Muerte, si desobedecía a Diablo podría desencadenar graves problemas para Eric y para mi. Por suerte el jinete era fácil de localizar ya que los cuatro jinetes permanecían siempre en sus cámaras hasta que fuesen llamados por Diablo. Las cámaras en las que se encontraban los jinetes recibían el nombre de su residente, así que la que yo buscaba era La Cámara de la Muerte. Abrí las puertas de la cámara bruscamente, puesto que los jinetes y yo no nos tratábamos con simpatía, y Muerte se levantó de su pequeño trono muy indignado por mi entrada. - ¡¿Qué es esto?! Como os atrevéis a irrumpir así en mi cámara... – gritó con su voz grave y de ultratumba - Nunca olvidéis que vuestra cámara está dentro de mi castillo jinete... - No os debo nada – dijo despectivo – mi reina – volvió a decir en tono burlón - Estáis aquí gracias a mi, jinete, nunca lo olvides – dije desafiante - Cualquiera hubiese sido capaz de encontrar un libro en aquella casa – dijo tras una carcajada - Pero fui yo quién lo encontró y si no llega a ser por eso Diablo nunca os hubiese liberado, así que callad y obedeced a vuestra reina - No os merecéis el trono que ocupáis, jamás una humana a pisado estas tierras y desde que estáis aquí ya nada es igual, incluso Diablo es diferente, sin mencionar que por vuestra culpa nos vemos en medio de una guerra... - ¡Basta! – grité – No quiero oír una palabra mas que provenga de tu huesuda boca jinete. Preparad a los nigromantes y equipadles con lo que necesiten, son ordenes directas del rey - ¿Creéis que... - ¡Osas desafiar a tu rey! – le grité antes de que pudiese acabar – Él te dio tu poder, el te lo puede quitar... nunca lo olvides jinete. Y ahora haz lo que te ordeno o atente a las consecuencias... No dejé de mirarle a esos fríos y oscuros ojos, en aquel momento sentía un gran fuerza que llenaba todo mi interior. Como bien dijo Muerte, soy una simple humana, jamás me hubiese atrevido a desafiarle... sin embargo, algo dentro de mi me impulsó a sacar mi lado mas fuerte, mi lado mas oscuro, un lado nuevo para mi y que no me disgustaba tener.
Posted on: Thu, 25 Jul 2013 10:23:51 +0000

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