De los compañeros del PSTU - Argentina El último 23 de junio muy pocos concurrieron a votar en contra de la ley que permite la interrupción voluntaria del embarazo en el vecino país. La propuesta que movilizó a los sectores más conservadores y a la Iglesia recibió una fuerte derrota en las urnas. En Uruguay, toda ley puede ser revertida por un referéndum a condición de reunir un número determinado de voluntades. El acto de adhesión, como se denomina legalmente a la votación del 23 de junio, fue convocado después de que los detractores de la despenalización del aborto lograran juntar más de 52 mil fi rmas, el dos por ciento del padrón electoral, para pedir un referéndum. Sin embargo, para que el referéndum pudiera concretarse en octubre próximo. era necesario que más del 25 por ciento del censo, unos 655 mil ciudadanos, acudiera a las urnas a dar su respaldo de forma voluntaria. La población se alineó en torno de dos consignas: ir a votar, para habilitar el referéndum, o boicotear, para impedirlo. El 23 de junio las escuelas estuvieron desiertas y el boicot obtuvo un triunfo contundente: solo el 8,92% fue a votar. ¿Aborto legal o aborto clandestino? La ley en cuestión, aprobada a fi nes del 2012, a pesar de tener limitaciones, signifi có un paso muy importante en defensa de los derechos de las mujeres. Según datos ofi ciales en Uruguay se practican 30.000 abortos anuales, cifra que es el doble en las estadísticas de varias ONGs. Por eso no es verdad que las campañas contra el aborto legal protejan la vida, solo defi enden que el aborto siga siendo clandestino. En cambio, a partir de la legalización. las mujeres que así lo decidan pueden, bajo ciertas condiciones, abortar en condiciones dignas, con la atención médica adecuada y en forma gratuita. Las mujeres trabajadoras y pobres uruguayas, después de muchos años de luchas, han conquistado el derecho de no morir en abortos clandestinos mal practicados. Lo que estaba penado en realidad era no tener dinero como las mujeres ricas que podían pasar inadvertidas pagando en lujosas clínicas privadas. Triunfo contra los políticos patronales y la Iglesia La salud privada es uno de los negocios más lucrativos del mundo. Por eso no extraña que a la campaña contra la legalización del aborto, iniciada por el diputado blanco Pablo Abdala y los obispos, se sumaran luego todos los precandidatos de la oposición – en Uruguay hay elecciones en 2014- : los nacionalistas Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou; los colorados Pedro Bordaberry y José Amorín y Pablo Mieres, del Partido Independiente. Un capítulo aparte merece Tabaré Vázquez. ex presidente y uno de los principales dirigentes del Frente Amplio. Vázquez ya había vetado una ley que despenalizaba el aborto durante su mandato presidencial en 2008 y ahora fue uno de los más fervorosos convocantes a votar, llamado que acompañó con la publicación de un libro de su autoría: “Veto al aborto”. Fue lamentable la inacción del Frente Amplio y de la PIT-CNT (Central de Trabajadores) que debían haber encabezado una poderosa contra campaña como demandaba la situación y como lo planteó nuestra organización hermana, IST (Izquierda Socialista de los Trabajadores) de Uruguay. No obstante el boicot a la votación se abrió paso igual: a través del boca a boca. de las pintadas callejeras, de las redes sociales. donde también la IST puso toda su fuerza. El pueblo uruguayo logró una importante victoria democrática. El aborto está penalizado en casi todos nuestros países. aun con los gobiernos de Dilma o Cristina que se reivindican progresistas y hasta con los que se dicen socialistas de Bolivia, Venezuela o Ecuador. Las únicas excepciones son Cuba, Guyana, el Distrito Federal de México y, ahora, Uruguay. Por eso este triunfo significa también un espaldarazo grande a la pelea por la legalización en Argentina y en el conjunto de Latinoamérica.
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 21:31:11 +0000
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