De los diez generales, que el dictador Franco mandó fusilar por no sumarse al golpe de Estado, sobresale por las especiales circunstancias que se dieron, el general de división Domènec Batet i Mestres (Tarragona 1872 - Burgos 1937). Batet que como todo el generalato había jurado fidelidad a la República (el que no quería hacerlo, se podía retirar con la paga completa de su rango), siendo capitán general de Catalunya, se había negado a sumarse a la insurrección, promovida por la Generalitat el 6 de octubre de 1934. En cambio se mantuvo fiel al gobierno central de Alejandro Lerroux y declaró el estado de guerra en Barcelona. Las tropas a su mando hicieron fracasar la intentona de Companys, su gobierno y la del coronel Escofet. Poco podía pensar entonces que por continuar cumpliendo con su juramento de lealtad y fidelidad al orden democraticamente establecido, un "compañero de armas" lo pondría delante de un pelotón de ejecución, cuatro años más tarde. Rogelio Caridad, Miguel Campins, Miguel Núñez de Prado, Manuel Romerales, Enrique Salcedo, Antonio Azarosa, Toribio Martínez, José Aranguren y Camilo Molins, corrieron la misma suerte.
Posted on: Tue, 23 Jul 2013 08:54:05 +0000
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