Debido a su voluntad de articular la más brutales posibilidades, Kahn, llegó a ser considerado por algunos como un monstruo, aunque era conocido como una persona amable en privado. A diferencia de la mayoría de los estrategas, Kahn estuvo totalmente dispuesto a expresar la forma que podría asumir el mundo después de un ataque nuclear. Ninguno de los temas convencionales lo incomodó. La lluvia radioactiva, por ejemplo, sería simplemente otro de los muchos inconvenientes y molestias de la vida, e incluso el tan temido aumento de los defectos de nacimiento no castigaría a la humanidad con la extinción, porque, en cualquier caso, la mayoría de los sobrevivientes todavía no se verían afectados por ellos. Los alimentos contaminados podrían ser utilizados para el consumo de las personas de edad, que presumiblemente iban a morir de todas formas por el acelere de la aparición de cánceres causados por la radiactividad. Un cierto grado de preparación, incluso modesta -a saber, la lluvia radiactiva, refugios, evacuación de los escenarios, y simulacros de la defensa civil, vistos ahora como símbolo de la paranoica de 1950- daría a la población, tanto el incentivo y el estímulo para la reconstrucción. Incluso, recomendó al gobierno de la Casa Blanca ofrecer un seguro contra daños causados por la bomba nuclear. Kahn estimó que un fuerte programa de defensa civil en lugar de servir como un disuasivo, ya que obstaculizaría el deseo potencial de causar destrucción, ayudaría a disminuir el atractivo de la opción nuclear. La oportunidad de contemplar esas posibilidades podría ser digno de él, sostuvo Kahn, a cambio de salvar a todo el continente de Europa en el más masivo nuclear más probable que ocurra en el marco del pre-MAD doctrina. Curiosamente, un número de pacifistas, incluyendo AJ Muste y Bertrand Russell, admiraron y elogiaron el trabajo de Kahn, porque pensaban que presentó un sólido argumento a favor del desarme completo por lo que sugiere que la guerra nuclear era inevitable. Otros criticaron a Kahn con vehemencia, alegando que su postulación a la noción de una guerra nuclear hecho que fuera más probable. Instituto Hudson [editar] En 1961 Kahn, Max Cantor y Oscar Ruebhausen, fundaron el Instituto Hudson, una organización de investigación política de entonces ubicado en Croton-on-Hudson, Nueva York, que fue también cuando Kahn estaba viviendo en ese momento. El pesimismo en tela de juicio la organización de grupos de izquierda como el Club de Roma. Luminarias, como el sociólogo Daniel Bell, el filósofo político francés Raymond Aron novelista y Ralph Ellison, autor del clásico de 1952 El hombre invisible, fueron contratados por el instituto. Stung vociferousness por la de sus críticos, Kahn suavizado su tono un poco, en respuesta a sus puntos al pensar en lo impensable (1962) y un nuevo trabajo sobre la estrategia militar, en Escalada (1965). Entre 1966 y 1968, durante el apogeo de la guerra de Vietnam, Kahn sirvió como consultor para el Departamento de Defensa y se opuso a la creciente presión para negociar directamente con el norte de Vietnam, con el argumento
Posted on: Sat, 08 Jun 2013 01:17:11 +0000