Derecho a decidir qué, quién, dónde, cuándo... - Angel - TopicsExpress



          

Derecho a decidir qué, quién, dónde, cuándo... - Angel Rekalde En una encuesta reciente se concluía que un 39% del electorado vasco votaría sí a la independencia en un hipotético referéndum. Casi un 40% favorable, de entrada, antes de iniciar cualquier debate o proceso... Da qué pensar. Quizás, por ello, en el encuentro que PNV y Sortu han mantenido después de años de distancia y recelo, un punto que han destacado es el acuerdo por el derecho a decidir. Pero el tema es demasiado serio, demasiado urgente para nuestro futuro, para que nos contentemos alegremente con un titular que, de puro vacío, apenas sirve más que como consuelo (somos muchos...), fuegos artificiales en fiestas de barrio. De entrada, en esa ambigüedad calculada, sin contenido, que es el derecho a decidir ¾se supone que, ‘en democracia’, llevamos décadas decidiendo¾, se disimula y esconde que en Euskal Herria no existe un proceso por la independencia. Sin retóricas. Lo hay en Escocia, en Catalunya,... pero no entre nosotros. No existe una Asamblea Nacional, ni una plataforma que lidere algo parecido, ni proclamas de ayuntamientos... Hablar de independencia hoy, aquí, es un dato equívoco, y el deseo independentista, que lo hay, como se percibe en esa dudosa encuesta, se dispersa en fórmulas imprecisas (como el derecho a decidir) que no conducen a ningún sitio. Como podemos apreciar en la noticia de la encuesta, en estas divagaciones se enmascara un dato básico, central, del proceso hacia el Estado propio, sin el cual nada es real, sólo discurso. ¡Quién es el sujeto de la independencia! ¡Quién el motor y el protagonista de la acción, y por lo mismo el destinatario del proceso! Y, en ello, ¿de qué independencia hablamos? ¿De las tres provincias? ¿Qué “vascos” votarían alrededor de ese 39%? Alguien, con la mejor intención del mundo, nos dirá que no seamos precipitados; que poco a poco; que ese aspecto se definirá o se irá resolviendo conforme madure la reivindicación social y se avance en el proceso. Pero si no se enuncia desde el principio, si no están claras cuáles son las claves del conflicto que mueve esta reclamación, no se avanzará más que hacia la desunión, hacia el desbaratamiento de las fuerzas que se activen, hacia trampas interpuestas (que las habrá)... Se pueden emprender campañas de agitación y activismo, que siempre encuentran eco y simpatía en nuestra sociedad, ansiosa y con voluntad de cambio, y conseguir incluso mucho ruido, porque en efecto razones hay y masa también, pero a la postre quedarse sólo en eso, en un movimiento a ninguna parte que no avanza por falta de objetivos precisos, efectivos y acertados. Sería un activismo, ya lo hemos visto en otras ocasiones, convulso pero sin cerebro. Entendemos que, al margen de discursos ‘políticamente correctos’, sujeto nacional vasco, motor de la acción y del previsible cambio político, es el constituido por toda persona o colectivo que se siente integrante de la nación (o sea, que no encuentra acomodo en la estructura estatal española, y aspira a la independencia, soberanía, libertad...), el que se siente incómodo, oprimido y en conflicto con el poder español (y francés, digamos de paso). Y por ello actúa, opina, se moviliza... Y aspira a un lugar en el mundo en que pueda realizarse como pueblo, como demos, sin rendir cuentas a otra soberanía que la propia. El que se siente español (o francés), y cómodo en el status quo, no nos ayudará en este proceso. Tal como están definidas las posiciones sociales, políticas, identitarias, después de tantos años de lucha y enfrentamiento, el nacional español o francés no se incorporará a ninguna iniciativa si no es para bloquearla o boicotearla. Y no hará nada por nosotros. Ya nos ocurrió durante la Transición, en medio de un potentísimo movimiento vasco, liberador, antifranquista, democrático, que se orientó de modo confuso. Y nos quedamos con unas autonomías averiadas, separadas (que nunca se han cumplido, dicho sea de paso, porque el poder de facto se mantuvo en su sitio). No repitamos errores por no detenernos a pensar para qué actuamos. Con estas premisas digamos que, con la perspectiva de las reclamaciones independentistas que tenemos en el entorno europeo, con la crisis del Estado español (en esta parte del país) en términos económicos, morales, de legitimidad, de proyección catastrófica de futuro, etc., lo que necesitamos es definir, proponer, plantear un proceso por el Estado propio. Un proceso por la independencia. El derecho a decidir, un concepto abstracto y sin formulación jurídica concreta, no es un objetivo solvente en estas circunstancias. Está por detrás y por debajo de lo que exige el momento. Un objetivo claro, rotundo, por la independencia, abriría entre nosotros un proceso de agrupamiento y acumulación de fuerzas, que hoy no existe, y necesitamos. nabarralde/es/egunekoa/10590-erabakitzeko-eskubidea-zer-nork-non-noizderecho-a-decidir-que-quien
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 11:32:30 +0000

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