Descansas con los brazos de la anestesia del olvido. Ella te llama... Con su voz sutil de sirena penitente. Las arácnidas de tu mente nublan tu realidad. Los cascabeles de hierro, suenan, escandalizan tu cordura ya doblegada. No permiten escuchar esas miles de místicas mariposas moradas que susurran suavemente en el lejano santuario de tu mente sobornable. Errante Balsero en la gruesa hemorragia de virtuosas verdades confundidas de tu vida. Tus sentidos, antes sanos, ahora carcomidos suplican veneración. Poeta, hostia de la vida turbulenta, toma tu cáliz de oropel que el renacimiento es eterno. Que las voces se callen para siempre en esa lejana litósfera; tus perturbaciones azoten con ese perverso sueño que no te deja descansar, ese desafilado ruido, que no cesa, sintonizándose con la sepiente y jugando con el néctar de tu razonamiento. Poeta, toma tu cáliz de plata. Que tu inmortalidad se escurra por las grietas del arroyo de agonías. Que el Dios Mercurio se lleve los minutos que te quedan y se los regale a Narcisis para que vuelva a nacer. Descansa ya, no en los brazos de la anestesia del olvido, ¡La eutanasia no hay jamás para los poetas! Mientras más almas lloren y las voces existan no será la hora de nuestra reconciliación. Poeta, toma de mi cáliz de amatista que preparé con las lágrimas de Daphnis y pétalos de violetas, que este vino no es amargo, si no dulce y no habrá necesidad de dormir para olvidar... Ni dolor para llorar, ni amores para recordar. duerme poeta... ¡Que yo velaré tu jornada!
Posted on: Sun, 23 Jun 2013 04:30:00 +0000
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