Desgarros Las roturas fibrilares en los isquiotibialesEditado por - TopicsExpress



          

Desgarros Las roturas fibrilares en los isquiotibialesEditado por admin el Martes, 28 febrero 2012Ningún comentario Probablemente uno de los desgarros musculares más comunes que un atleta va a sufrir en su carrera deportiva es una rotura fibrilar de los músculos isquiotibiales. No es una lesión sencilla, puede hacerle perder a un deportista lo que queda de la temporada si no se trata correctamente. Las roturas fibrilares de los músculos isquiotibiales pueden originarse en varias partes del músculo (en el origen o la inserción del tendón o en el vientre muscular) y varían según su grado de severidad. Por lo general, las roturas fibrilares de los isquiotibiales son resultado de un fallo de la coordinación del músculo durante una actividad de tipo sprint, de una caída o de un movimiento brusco. ANATOMÍA: Los isquiotibiales son un grupo muscular formado por los músculos que se ubican en la cara posterior del muslo y van desde la parte más baja de la nalga donde se sitúa el Isquion, hasta por debajo de la rodilla, insertándose en Tibia y Peroné. Son unos de los músculos más largos del cuerpo y es muy importante el hecho de que controlan principalmente 2 articulaciones (la cadera y la rodilla), lo que hace mucho más compleja su función y, por tanto, mayor el riesgo de que se descoordinen y se rompan. La parte interna de los isquiotibiales la podemos dividir en 2 músculos que son el Semimembranoso, más profundo, y el Semitendinoso, más superficial. La parte lateral la forma el músculo Bíceps femoral, que como su propio nombre indica tiene 2 porciones, son una corta y una larga. Todos ellos se encargan de flexionar la rodilla y de extender la cadera (echar la pierna hacia detrás). Si nos centramos en los de la parte interna, además provocan una rotación interna de rodilla, mientras que el bíceps femoral provocará una rotación externa. Todo ello debido a los influjos nerviosos que le llegan del Nervio ciático que nace en la parte más baja de la espalda. Además, en el deporte la acción de los isquiotibiales es especialmente compleja, porque no es sólo un ejecutor importante de las fuerzas que son necesarias para correr o saltar, sino que es en la fase final de los movimientos de chut, de sprint o en grandes frenadas cuando se exprime al máximo la capacidad de los isquiotibiales como freno de esos movimientos tan bruscos y, por tanto, cuando más fácil es lesionarse. CAUSAS: Son varias las causas científicamente demostradas que pueden provocarnos una rotura muscular a este nivel: - Falta de flexibilidad - Diferencias significativas de fuerza entre los isquiotibiales de una pierna y los de la otra - Problemas relacionados con el nervio ciático o en la parte más baja de la espalda - Calentamiento inadecuado - Fatiga - Mala técnica de Carrera o de mala ejecución de los movimientos deportivos - Volver a la actividad deportiva demasiado pronto después de una lesión GRADOS: GRADO GRAVEDAD RECUPERACIÓN 1 Por lo general, se suele sentir una distensión leve o un pequeño calambre. Hay dolor, pero moderado, cuando el músculo se estira o se palpa. Desde 5 días a 4 semanas (dependiendo de si es una lesión recurrente y de la capacidad de crear un programa de readaptación específico libre de dolor) 2 Este grado se asocia generalmente con un dolor más marcado e instantáneo, causando el cese inmediato de la actividad. Los atletas a menudo describen un "pinchazo" o un “latigazo”, como si una banda de goma se hubiera roto en la parte posterior de su pierna. Esto se confirma de nuevo con dolor a la palpación y estiramiento / contracción. Es posible que se vean signos de inflamación y hematomas tardíos en los alrededores de la zona. 4-6 semanas 3 Esto implica una rotura completa y es muy raro. Por lo general, está asociado a un resbalón o caída (a menudo en el esquí acuático). Habrá una pérdida inmediata de la fuerza. El dolor suele estar presente, pero no siempre. Sin embargo, si veremos un área importante de inflamación, un más que posible hematoma y palparemos un “hachazo” en el vientre muscular. Las roturas completas requieren reparación quirúrgica, seguidas de un periodo de rehabilitación de al menos 3 meses. TÉCNICAS DE IMAGEN: El uso de diferentes pruebas, en especial de las ECOGRAFÍAS y de la RESONANCIA MAGNÉTICA NUCLEAR puede ser de gran ayuda a la hora de establecer el diagnóstico y valorar la gravedad y la posición de la lesión. De esa forma también, es más fácil crear un protocolo de tratamiento más específico y un pronóstico más acertado. REHABILITACIÓN: Tratamiento conservador: Como hemos dicho, para una óptima recuperación es necesario un diagnóstico exacto de la lesión y de su grado. El tiempo transcurrido desde la lesión es importante para determinar un programa adecuado en cada fase. En general, cada uno debe seguir una línea de trabajo básica en la fase aguda / subaguda, en la fase de reparación / remodelación y en la fase funcional / retorno a la actividad. Los períodos de tiempo utilizados son una guía y en función del grado de la lesión puede variar el período de recuperación, por eso de gran interés que un fisioterapeuta especializado te especifique y complemente el plan de tratamiento que debes seguir en cada momento. Los plazos para el uso de anti-inflamatorios no esteroideos (AINEs, como el ibuprofeno) ha sido objeto de debate con algunos profesionales que optan por su uso inmediato (para prevenir los efectos adversos de la lesión que pueda interferir con la remodelación de tejidos) y otros que sugieren un retraso de 2-4 días después de la lesión (para evitar interferencias con la respuesta inflamatoria y la fijación de nuevas fibras musculares). Lo mejor es discutir esto con tu médico o fisioterapeuta. FASEPLAN DE TRATAMIENTO Y OBJETIVOS Aguda/Subaguda (1-14 días, dependiendo del grado de lesión) Los objetivos de esta fase incluyen la reducción del dolor y la inflamación y restaurar la mayor parte del rango normal de movimiento. Este tratamiento inicial se ajusta a los principios generales de reposo, hielo, compresión y elevación, sobre todo los primeros 3 – 6 días. Una vez que el dolor se reduce, se puede tratar con masaje suave de los tejidos blandos y ejercicios de movilidad con poca resistencia y sin dolor. Finalmente, podemos iniciar los ejercicios de flexibilidad y fortalecimiento, comenzando con ejercicios de cadena cerrada. El ejercicio cardiovascular es muy importante, sobre todo a partir de la semana de la lesión, como correr en bicicleta y nadar. Durante esta fase es importante que el deportista entienda la importancia de no regresar a la actividad demasiado pronto y la necesidad de realizar un fortalecimiento adecuado, de recuperar la flexibilidad y de trabajar con ejercicios de equilibrio para mejorar la coordinación. En esta fase, ya se comienza también el tratamiento por parte de su fisioterapeuta no sólo de la lesión, sino también de otras estructuras a distancia, pero que influyen en el buen funcionamiento de los isquiotibiales (glúteos, zona lumbo-sacra, psoas, cadena posterior y estabilización de la zona lumbo-pélvica). Reparación/remodelación (1 y 6 semanas) Durante esta fase de consolidación progresamos para abrir la cadena de ejercicios a concéntricos, inicialmente con el propio peso y vamos aumentando paulatinamente. Después pasaremos a los ejercicios excéntricos, que pese a ser los más importantes dentro del protocolo rehabilitador, especialmente en el caso de los isquiotibiales, deben hacerse con cuidado al principio, con el fin de evitar el exceso de esfuerzo y las compensaciones lumbo-pélvicas. Buscamos alcanzar unos valores de Fuerza similares a los de la pierna sana. Al mismo tiempo, progresaremos con el trabajo de flexibilidad y equilibrio (propiocepción). Otras modalidades, como el hielo / calor, punción seca y la movilización de las articulaciones también pueden ser utilizadas a lo largo de esta fase, además del trabajo a distancia que ya habíamos iniciado en la fase anterior. Por otro lado, es ahora cuando empezamos de forma aeróbica el trabajo de carrera en el campo. En esta fase el dolor ya ha disminuido mucho, pero la reparación de la rotura es inmadura, por lo que el riesgo de excedernos por el trabajo y recaer en la lesión es muy alto. Por ello, la carga de trabajo ha de estar siempre supervisada por un fisioterapeuta. Funcional/vuelta a la actividad (2 semanas – 3 meses) En esta fase ya no debe haber dolor y la movilidad y la fuerza deben ser completas. Haremos especial hincapié en el trabajo funcional, específico del deporte que practicas. Aquí es donde un programa gradual de ejercicios hecho por tu fisioterapeuta es muy útil, ya que pauta una progresión adecuada de la intensidad y del volumen de la actividad. Los ejercicios pliométricos (saltos, cambios bruscos) y dinámicos también se puede añadir para mejorar la velocidad y la coordinación. El deportista nunca debe olvidar la importancia del calentamiento y el mantenimiento de los ejercicios de flexibilidad. Reparación Quirúrgica: La necesidad de la intervención quirúrgica es poco frecuente, pero generalmente se requiere para rupturas completas grado 3, cuando el tendón se ha desinsertado del hueso. El tiempo de recuperación de una lesión tras la cirugía es variable, aunque con buenos resultados tanto en casos de reparación aguda (operación poco después de la lesión), como en crónicos (a pesar de que es preferible operarte en la forma aguda). La rehabilitación post-operatoria es muy variada y puede incluir un período de inmovilización antes de que la rehabilitación pueda comenzar. En estos casos, su fisioterapeuta tendrá un protocolo a seguir establecido para ti.
Posted on: Sat, 27 Jul 2013 15:39:11 +0000

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