Devocional 26 de Noviembre del 2013 La vida de un - TopicsExpress



          

Devocional 26 de Noviembre del 2013 La vida de un ministerio Mateo 9:35 Si pretendemos incursionar en el mundo espiritual, necesitaremos tener algo que compartir. La vida de un ministerio Una vez que Cristo había establecido ya el área geográfica en la que se iba a desempeñar la labor de los Doce, pasó a darles instrucciones acerca de la tarea por delante: «Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia». Esta descripción del ministerio a desarrollar expone varios principios sobre los cuales se fundan los ministerios eficaces. En primer lugar, tome nota de la forma del primer verbo, la acción es continua, «yendo». Parece un detalle menor, pero esta palabra señala que el ministerio debe ser una práctica natural de la vida, no algo programado. En nuestro medio, es común establecer momentos con horarios específicos destinados a la labor del ministerio. La parte de la vida que no está comprendida por este trabajo ministerial lo denominamos «secular». Esto delata la fuerte convicción en muchos de que la vida puede ser dividida en situaciones espirituales y situaciones mundanas. Cristo no contemplaba tales divisiones, sino que pretendía que el ministerio fuera una extensión del andar cotidiano. Así lo desarrollaba él, viviendo con un corazón atento a las oportunidades divinas que se le presentaban en medio de las actividades normales del día. Orientó a sus discípulos para que desarrollaran su ministerio con la misma dinámica. Mientras iban, debían dedicarse a predicar, sanar, limpiar, resucitar y liberar. Solamente aquellos que han sido tocados por la gracia de Dios podrán hacer un aporte significativo a la vida de los demás. En segundo lugar notamos, una vez más, algo que ya ha sido mencionado en esta serie de reflexiones. Jesús pretendía que el compromiso de los discípulos fuera el mismo que él había asumido, un deseo de intervenir en los aspectos de la vida donde más fuera necesario el obrar divino. Donde existían oídos atentos debían predicar las buenas nuevas. Donde había enfermos debían obrar sanidad. Donde se presentaban leprosos debían ministrar limpieza. Donde existieran personas oprimidas debían traer liberación. Donde la muerte hubiera golpeado debían ministrar vida. Es decir, los discípulos debían estar comprometidos por manifestar el favor de Dios en todos los aspectos de la vida del ser humano. Así lo habían visto ejemplificado en el ministerio del Maestro, y así debía ser en el servicio de ellos. Por último, tome nota de ese enunciado vital: «de gracia recibisteis, dad de gracia». Es este elemento el que transforma una acción humana en una intervención divina. Si pretendemos incursionar en el mundo espiritual, necesitaremos tener algo que compartir. No se puede dar lo que no se tiene. Demasiados líderes están tratando de producir vida en los demás sin tener ellos la manifestación plena de vida en sí mismos. Solamente aquellos que han sido tocados por la gracia de Dios podrán hacer un aporte significativo a la vida de los demás. El texto nos recuerda, también, que somos bendecidos para bendecir. Tenemos responsabilidad de compartir con otros aquello que tan generosamente hemos recibido de nuestro buen Padre celestial. Le invito a reflexionar: ¿Cómo pretendía Jesús que sus discípulos viajaran? ¿Qué implicaba saber que el obrero era digno de su salario?
Posted on: Tue, 26 Nov 2013 10:09:03 +0000

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