Devocional Diario Raúl Leandro Fuentes, Costa Rica Agradecer por el sufrimiento Romanos 8:28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito Cuando tenía catorce años iba en mi bicicleta el día de Nochebuena camino a mi casa, cuando un carro apareció detrás de mí y me golpeó. El hombre que conducía se detuvo y bajó a preguntarme si estaba bien y a pedirme el teléfono de mi casa para avisarles a mis padres. Cuando mi madre llegó a verme, estaba muy preocupada. Fuimos en ambulancia al hospital y al llegar me desmayé. Después de eso, me trasladaron a otro hospital, donde los médicos le dieron la noticia: yo tenía un coágulo de sangre en la cabeza que hacía presión sobre los huesos del cráneo. Los doctores decían que con el golpe debía haber muerto en el lugar del accidente. Aun así la operación que tenían que hacerme era muy riesgosa, porque si salía vivo podía quedar con daños irreparables en el cerebro, pero si no me operaban podría morir. Mi madre autorizó la operación y durante el tiempo en que estuve internado se mantuvo a mi lado. Mientras, afuera, mi padre lloraba desconsoladamente por la tristeza. Estuve inconsciente cinco días. En ese tiempo, mi madre le dijo a Dios que si era su voluntad, tomara mi vida, que era obra de Dios que yo hubiera estado con ellos todo ese tiempo; que si era su parecer llevarme, que así lo hiciera, pero que yo iba a hacer una falta infinita en su corazón y en el de toda mi familia. Días después me desperté.
Posted on: Fri, 16 Aug 2013 14:07:00 +0000
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