Diario de Yanina, Viaje a La Estrella de Yanina, Ruth, y Claudia - TopicsExpress



          

Diario de Yanina, Viaje a La Estrella de Yanina, Ruth, y Claudia enero 2012 Empezó el viaje. Todavía no puse un pie en el micro y ya siento una mezcla inmensa de sensaciones. Llegué a Tartagal cera de las 19 hs, la boletería del Pilcomayo estaba abierta y allí encontré a Rosario, quien con una suave sonrisa me dijo que mis compañeras habían pasado por allí… Me atendió con mucha tranquilidad, me entregó el pasaje y me deseó muchos éxitos en mi viaje…. También me advirtió sobre las lluvias, me dijo que ya habían comenzado… reconozco que no me pasó por alto su comentario, pero sentí muy adentro que todo iba a estar bien. Me sentía muy feliz de haber llegado y además me invadía esa sensación de “lo mejor está por llegar” que obligaba una sonrisa en mi rostro. El viaje en el micro me fue preparando, y estar allí sola me hacía sentir muy plena…. …Todavía era de noche, cuando llegue a la terminal pero el puesto del Pilcomayo estaba lleno de gente... Subí al micro, me senté delante mientras iba observando el paisaje, que me sorprendió por lo rústico. Hablando, hablando, con el conductor del micro me olvidé del calor y de la hora, tanto que de repente frenó y le dije “qué pasó?” a lo que me respondió “ya llegamos!” y no pasó ni un instante que vi a Ruth y a Claudia cruzando la ruta con agua fría y pañuelos en sus cabezas. Qué emoción! Había llegado, una alegría inmensa!!. Por lo pronto, no terminé de bajar los bolsos que al voltearme, la ruta se llenó de pequeñitos!! Ahhh qué emoción. Muchos rostros de alegría, que no dudaron en agarrar pronto mis bártulos y ayudarme a cargarlos hasta la escuela en la cual me alojaría. La primera sensación que tuve al llegar fue “Estoy donde quiero estar” y caminé muy contenta con las chicas hasta la escuela… …Me presenté rápidamente con los niños, quienes me dijeron sus nombres y luego llego Pablo, el cacique. Nos saludamos y volvimos a la escuela. La comunidad se parecía a lo que imaginé… aunque claro que había muchas cosas que me sorprendieron. El paisaje es salvaje, distinto a lo que tuve oportunidad de conocer. Es naturaleza pura, de esa en la que la mano del hombre apenitas modificó. El piso es ni más ni menos que la tierra, los arboles son petisos y los animales están por todas partes, son de todos los tamaños y de todos los colores. Me preocupé al ver una importante cantidad de arañas en el techo… después aprendí que la extraña allí era yo así que debía aprender a convivir con ellas si a la noche quería dormir tranquila. En la comunidad viven cerca de 25 familias, son numerosas porque los matrimonios tienen varios hijos... Las casas son de adobe y otros materiales, no todas tienen las 4 paredes… algunas están cubiertas por lonas o plásticos. Algunas camas están afuera de la casa… ¡guau! Me acordé de mi papá que en verano se iba a dormir al balcón. ….La escuela está dividida en 4 aulas, en las cuales funciona primaria, jardín y computación. Éstas no son de adobe, sino de madera En uno de los extremos de la comunidad, hay un tanque de agua junto a un panel solar que le da energía al pozo. Fue la gloria contar con éste porque frente al calor el agua era lo mejor que nos podía pasar..... Pasamos el medio día con las chicas, me llevaron a conocer “lo de Gaby” un parador que nos albergó todos los medio días y noches, en el cual descansábamos y comíamos. Fuimos las mayores consumidoras de agua mineral que Gaby haya tenido en la historia de su negocio. A la tarde, comenzamos con las actividades en la comunidad. Propusimos el taller de artesanías. Los chicos nos seguían a todos lados, igual, bastó un día para acostumbrarme a esta divertida práctica que tenían enseguida todos pusieron manos a la obra… hasta los chiquitos!! Todavía me río mientras escribo esto, porque recuerdo la carita de concentrada de los más pequeñitos intentando embocar las mostacillas en el hilo de tanza!.... …Seguimos la tarde con un bingo, me sorprendí porque las mujeres se re prendieron, querían jugar más y más, y nos les bastaba un solo cartón, querían otro y otro y otro jaja hasta que se nos acabaron los premios y cerramos la rueda del día. A la noche comimos algo que habíamos llevado… y nos acostamos. Solo pensé que somos una parte muy pequeñas del universo, sentía la inmensidad de la naturaleza… enseguida me dormí profundamente. …Cuando abrí los ojos a la mañana, vi muchos ojos que nos estaban observando, fue una hermosa imagen para comenzar el día, muchos niños mirándonos a través de la ventana. Las sonrisas que nos regalaban a la mañana era el mejor combustible para recargar energías y comenzar con las actividades. Avanzamos con computación y apoyo escolar… dictados cuentas… y dibujitos para las pulgas que no querían quedar afuera. Luego hicimos un concurso de máscaras!!!! Al principio estaban algo tímidos, pero la verdad es que enseguida se animaron a crear con los materiales que tenían disponibles… …A las seis de la tarde partimos caminando hacía el Río Pilcomayo… Arrancamos siguiendo a Johana, la hija de Pablo, ella nos indicaría como llegar. Disfruté mucho de la caminata hacia el río, las nenas siempre nos tomaban de la mano e iban orgullosas marchando con nosotras…. Nos miraban a los ojos, me quedó clavada la mirada de Daiana. Llegamos a un rincón donde el río se mostraba en su mayor esplendor. Nos sentamos todos – porque así surgió – nadie dio una orden al respecto. Admiramos todo el paisaje mientras descansábamos un poco las piernas. Fue un momento inolvidable, lo recuerdo como una postal….. …Caminamos solo unos pasos con la última luz del sol, enseguida cayó la noche… nadie se quejó ni manifestó tener miedo, ni siquiera yo. Me imaginaba – de nuevo – como un puntito chiquito en el medio del monte, por momento no era nadie y por momentos me sentía más fuerte que nunca. … Al día siguiente, encaré el taller de Macramé, lo más lindo: ver como se enseñaban entre ellas…como compartían lo que aprendían. Y Así llegamos al medio día, tejiendo con el hilo enganchado en sus sillas, en sus ramitas o en sus dedos del pie... …De regreso, a la tarde,, llevamos la lana y las agujas para hacer el taller de crochet. Si me había sorprendido a la mañana, lo que pasó a la tarde fue realmente único: todas las mujeres tímidamente se fueron acercando, agarraban un ovillo, una aguja y me miraban con cara de “me enseñas?” Una por una se iban sumando a las mesas… de repente 20 agujas quedaron cortas… por suerte las chicas se pusieron a tejer en macramé.. Así que se armó un variadito club del tejido… Que se mantuvo hasta que llegó la noche.. Disfruté un montón esa tarde compartiendo algo que aprendí a hacer junto a las abuelas de mi barrio. Además ellas se mataban de la risa, y por unos instantes, me sentí parte de su mundo, a pesar de no entender en absoluto lo que decían… de todos modos, la risa es un lenguaje que sale del alma y por ende, es universal….. ..Recorrimos la comunidad yendo casa por casa para inscribir a los participantes del campeonato de vóley que llevaríamos adelante al día siguiente. Incluso fuimos hasta la cancha en la cual estaban jugando los muchachos. Risas de por medio, nos decían sus nombres para que los anotemos….Disfruté mucho de los preparativos., En total se formaron 7 equipos, cuatro de mujeres y tres de hombres… ninguno fue mixto No es un detalle menor destacar que el día anterior entre todos armaron la cancha de vóley… nada improvisado eh! Tenía una gran red y estaba perfectamente delimitada…. Todos se acercaban a ver el fixture y se reían al ver cómo estaban conformados los equipos… se buscaban en el cartel y señalaban con el dedo cuando se encontraban! pedimos que cada uno elija un capitán o capitana… y explicamos que todos jugarían con todos…. A los gritos empezamos a llamar a los dos primeros equipos que abrirían el marcador… y empezamos!!!! Cada partido duraba aprox. 5 minutos. Víctor, el papá de Daiana y Mercedes, espontáneamente comenzó a medir el tiempo. Cuando se cumplía chiflaba el final y nos confirmaba el resultado. Uno por uno fueron jugándose los partidos, entre risas, chistes, y golpes. Fue una actividad grandiosa en la cual pudimos unir a toda la comunidad: los más grandes jugaron todos, los chicos alentaban, corrían, observaban…. …Por la mañana del último día trabajamos fuerte con el apoyo… justo el último día se prendieron a hacer computación los chicos más grandes: Ernesto, Juvencio y Ángel…. Por la tarde, hicimos el collage de despedida… los chicos estaban algo revoltosos, pero nos las ingeniamos para que salga todo bonito. Quedó preciosa la producción de los chicos, llena de colores, formas y sobre todo, de amor. Con Ruty lo pegamos en el quincho…. Sabíamos que cuando los chicos nos vean con las narices de payasos enseguida iban a venir a nuestro encuentro… Ese momento lo recuerdo como uno de los más felices en la comunidad: todos vestían las narices que llevamos, y se dejaban adornar con los collares de carnaval carioca que repartíamos, grandes, chicos, todos reunidos allí!... Me quedó muy grabada de los más enanos tomados de la mano y saltando con una sonrisa grande dibujada en sus rostros. Nos despedimos de todos de un modo simple, pero sincero y profundo.. …De regreso: viajamos toda la noche, llegamos cerca del medio día a Tartagal. Ruty justo agarró un micro a Salta, y yo, me fui a la plaza a escribir hasta que se hiciera la hora de mi regreso a Buenos Aires. La Yanina que hacía 10 días había entrado al Chaco, ya no era la misma. Volvería transformada. youtu.be/1MmQ8tfJo4Q
Posted on: Wed, 20 Nov 2013 18:24:09 +0000

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