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Diez pasos para superar el dolor crónico (Traducción de “Ten Steps To Overcoming Chronic Pain”. Autor: Mark Grant (*). Fuente: overcomingpain/. Traducción: Alejandra Guasp, Red Ehlers-Danlos Argentina) (*) Mark Grant es un psicólogo australiano con más de 20 años de experiencia en el tratamiento de personas que sufren de dolor crónico y estrés El dolor crónico es un problema serio, pero a menudo se vuelve peor debido a la desinformación, las actitudes negativas, las ideas obsoletas y las emociones negativas. Se reconoce que frecuentemente el dolor crónico se trata mal, no porque falten tratamientos adecuados, sino por miedo e ignorancia. Estos pasos están creados para ayudarte a enfrentar mentalmente el dolor crónico de la mejor manera posible. 1. Asegurate de entender qué tipo de problema es el dolor en realidad El dolor crónico es diferente de otros problemas médicos, que a menudo pueden tratarse de manera relativamente fácil y exitosa. El dolor crónico es una dolencia compleja, provocada y mantenida por una combinación de factores físicos, psicológicos y neurológicos. Estas causas múltiples hacen difícil establecer con exactitud un origen o un tratamiento para el dolor. A menudo el dolor también es desestimado o mal tratado por el bagaje de antiguas ideas sobre él – por ejemplo, es muy frecuente que el dolor cuya causa física es desconocida sea escasamente tratado. Esto ocurre, a pesar de la intervención de los factores neurológicos, que implica que el dolor puede producirse en ausencia de causas externas, y que no debería desestimarse o considerarse anormal. La clase médica se ha esforzado por unirse para enfrentar el desafío del dolor, y ahora reconoce que este problema no puede superarse sin la combinación de aportes de otras disciplinas como la psicología y las terapias físicas. El dolor también es una experiencia subjetiva, que es imposible de medir en forma precisa. El dolor contiene muchas reacciones emocionales, incluyendo ansiedad, miedo y depresión. 2. Aceptalo El dolor crónico es tan tremendo que a veces es más fácil escapar, deseando que nunca hubiese ocurrido, o esperando una cura milagrosa. Si persisten, estas reacciones comunes al dolor pueden convertirse de algún modo en una trampa. Es necesario que enfrentes la realidad de lo que te está sucediendo, y que encuentres maneras constructivas de lidiar con ella. Aceptación significa más que saber intelectualmente que tenés dolor; significa permitirte sentir la ansiedad, el miedo, el enojo y la pena que acompañan al dolor. La aceptación es un proceso que requiere reconocer progresivamente todos tus sentimientos, y satisfacer tus necesidades físicas y emocionales. Para aceptar y atravesar estas emociones negativas asociadas con el dolor crónico, debés tener el apoyo y la seguridad adecuados. Seguridad significa tener un control adecuado del dolor mediante la combinación apropiada de aportes al tratamiento: médicos, físicos y psicológicos. Apoyo significa tener el apoyo emocional adecuado de la familia y los amigos, que te de un sentimiento de contención y seguridad. El producto final de la aceptación es la reducción del dolor, la paz interior, menos ansiedad y una mejor estrategia de afrontamiento. 3. Tené el control Luego de meses o incluso años con dolor y tratamientos fallidos, es fácil tener sentimientos de desesperanza y de que no hay nada que pueda hacerse. A menudo las personas que sufren de dolor están en el extremo del tratamiento negativo y es fácil que terminen sintiéndose enojados y victimizados. Con frecuencia tienen alguna justificación para sentirse así. Quizás no provocaste tu dolor, y quizás no estás contento con algunos aspectos de tu tratamiento, pero ¿sabes qué? Así es la vida. Culpar a otros por tus problemas, aunque esté justificado, te convierte en una víctima, y es como abandonar el control de tu vida. Te estás permitiendo dejarte llevar por tus emociones; pero tenés alternativas: o tomás el camino fácil (que en realidad no es tan fácil) y simplemente culpás a los demás, o tomás el control y obtenés información, te comunicás abiertamente con el médico, ponés en práctica estrategias para el control del dolor, como el ejercicio regular, el descanso, la relajación y el control del estrés. Tenés que decidir si querés ser víctima o sobreviviente, pasajero o conductor. Tu dolor no es problema de nadie, más que tuyo. Tenés derechos e incluso responsabilidades como usuario de los servicios de salud y como paciente. Dado que el dolor crónico es difícil de detectar o medir, necesitás informarte, y participar activamente de tu tratamiento. No tengas miedo de hacer preguntas, no tengas miedo de decirle a tu médico lo que pensás y lo que querés, no tengas miedo de pedir un medicamento más fuerte para el alivio de tu dolor. 4. Creá una buena relación de trabajo con tu médico Una relación franca y de confianza con tu médico es esencial. Esto implica ser capaz de decirle a tu médico cómo te sentís, de hacerle preguntas y sentirte escuchado y comprendido. La relación médico-paciente debe ser una calle de dos manos. Aunque confíes en la opinión experta de tu médico para las recomendaciones de tratamiento, él depende de vos para obtener información precisa sobre la cual basar sus decisiones. Es tu responsabilidad describirle tus síntomas de la manera más precisa posible y comentarle los resultados de los tratamientos. Incluso si son desfavorables. Se ha identificado que no informar completamente sobre el dolor es una de las mayores causas de su mal manejo. La relación médico-paciente puede socavarse por la mala comunicación, la ignorancia, la arrogancia y el miedo. Por ejemplo, mucha gente tiene miedo de decirle al médico cómo se siente por miedo a ser etiquetada como débil o “quejosa”. Otros pacientes minimizan la severidad de su dolor, porque no quieren que su médico sienta que falló! Deberías sentir que podés hablar con tu médico, que él te escucha y te respeta, y estar satisfecho de que está trabajando de manera competente y completamente a favor tuyo. También tenés el derecho de cambiar de médico si no estás satisfecho. 5. Nunca ignores el dolor En el tratamiento del dolor crónico se ha puesto de moda la recomendación de ignorar el dolor (luego de que se completan las investigaciones médicas), en la creencia de que solamente es dolor, y que no hay nada malo desde el punto de vista físico. Este abordaje representa un movimiento pendular desde la noción pasada de moda de prescribir el descanso, hasta el cambio en favor de mantener la actividad física. La idea es que la inactividad solo lleva a la depresión y no ayuda de ninguna manera a solucionar el problema. Pero con ciertos tipos de dolor, esto puede llevar a un círculo de empeoramiento, deprivación del sueño, agotamiento y aumento, del dolor y del sufrimiento; particularmente si sos una de las personas que típicamente ignora el dolor (ignorar el dolor es –por supuesto- lo que provoca la mayoría de las lesiones reiteradas). El otro problema de ignorar el dolor es que cada vez que se produce, deja una impronta en tu sistema nervioso, una especie de “memoria del dolor”. Estas experiencias reiteradas con el dolor llevan a la sobre-estimulación del sistema nervioso y a la generación de señales espontáneas de dolor, que llevan a un ciclo de estrés y dolor. El mejor abordaje es uno balanceado, regulando los niveles de actividad y evitando el empeoramiento excesivo del dolor. 6. Abordá de manera balanceada la actividad física Puede ser tentador adoptar una postura de “no hacer nada”, en la esperanza de que puedas evitar tener más dolor. Como se indicó, dado que el dolor crónico es provocado en parte por cambios neurológicos, evitar la actividad no hará que pare. Evitar la actividad también lleva a la atrofia muscular y a la generación de productos de desecho en los tejidos, que de hecho pueden exacerbar el dolor. En otras ocasiones, podés sentirte frustrado y esforzarte por completar tareas relativamente importantes (por ejemplo cortar el césped) sabiendo que luego vas a tener dolor. Esto puede hacer que tengas que tomarte dos días para descansar y recuperarte. Esta postura de “todo o nada” es inadecuada e inefectiva en el largo plazo. Tenés que regular tus niveles de actividad. Podé hacer esto solo, mediante “prueba y error” o con un poquito de “preparación” a través la ayuda profesional. El apoyo y la guía de un profesional de la salud comprensivo son muy convenientes para mantener la motivación y para enfrentar los miedos y los obstáculos a lo largo del camino. 7. ¡Dormí! La falta de sueño provocada por el inadecuado tratamiento del dolor puede llevar a un ciclo de fatiga, depresión e irritabilidad. La incapacidad para dormir, o despertarte sintiéndote cansado, son signos de que tu dolor no está siendo tratado de manera adecuada. Desarrollar un patrón de sueño relajante es esencial para afrontar el dolor crónico. Mejorar tu descanso te dará más energía y te ayudará a sentirte más capaz de sobrellevar tu enfermedad. Hay muchas cosas que podés hacer para mejorar el sueño, incluyendo la relajación, quizás tomar un baño caliente, escuchar música o una grabación relajante antes de irte a dormir; auto-hipnosis; un buen colchón; una buena postura; la medicación, y un buen control general de tu estrés. 8. Asegurate de tener el apoyo adecuado Muchas personas con dolor crónico se aíslan, perturbadas por sus seres amados, sus compañeros de trabajo y la sociedad. El apoyo social o emocional inapropiado puede llevar al aislamiento, a la depresión y al aumento del riesgo de suicidio. Las personas que normalmente se enorgullecen de ser independientes y de no necesitar de los demás están particularmente “en riesgo”. Desafortunadamente, las reacciones negativas de los demás pueden desalentar a quienes padecen de dolor crónico de hablar sobre sus problemas o de buscar ayuda. Las reacciones poco útiles de aquellas personas con las que contabas pueden ser muy decepcionantes. Es otra de las cosas que caen dentro de la canasta “así es la vida”. La realidad es que es simplemente ridículo esperar que vos seas capaz de enfrentar solo una enfermedad crónica que te arrebata tu capacidad de trabajar, amar y jugar. Tener el apoyo emocional adecuado aumenta enormemente tu capacidad para sobrellevarlo. Hablar con los familiares y amigos cercanos es vital. Una charla de la familia con tu médico o psicólogo también puede ayudar a permitirles saber más sobre tu enfermedad y a hablar sobre lo que te pasa en un ambiente neutral. 9. No esperes que la gente que no tiene dolor entienda lo que se siente Es frustrante, y es fácil, enojarse cuando los demás parecen no entender. Sin embargo, como las personas con dolor crónico no tienen lesiones visibles, es fácil para la familia y los amigos, y especialmente para los niños, olvidar que hay algo que está mal. También pueden “olvidarlo” porque es difícil para ellos tener que vivir sabiendo que un ser amado sufre de dolor. Entonces, no esperes que la gente que no tiene dolor entienda lo que se siente, y está preparado para recordarles a los demás que tenés limitaciones. No se puede esperar que, especialmente los niños, comprendan las consecuencias de una dolencia como el dolor crónico. Esta es una lección que debe repetirse muchas veces. 10. Perdonate La pérdida de la habilidad para trabajar, amar y jugar ocasionada por el dolor crónico puede crear sentimientos de culpa y fracaso. Sé consciente de tus propias expectativas, y examiná críticamente todo sentimiento de vergüenza o culpa. Seguramente no pediste tener dolor. Los sentimientos reprimidos de vergüenza llevan al resentimiento y luego emergen como enojo. Sentirte culpable puede ser también una forma sutil de auto-indulgencia – cuando te enganchás en sentimientos de culpa, en realidad te estás sumergiendo en la autocompasión. Perdonarte y abandonar la culpa será más fácil si elegís una postura productiva adoptando estos 10 pasos. Over Coming Pain overcomingpain The root of all health is in the brain The trunk of it is in emotion The branches and leaves are the body The flower of health blooms When all parts work togetherKurdish Folk Wisdom
Posted on: Thu, 15 Aug 2013 19:35:19 +0000

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