Disculpas, vengollegando. Aquí está el capítulo 6: CUENTOS DE - TopicsExpress



          

Disculpas, vengollegando. Aquí está el capítulo 6: CUENTOS DE TEMPORAL LA CULEBRA DE AGUA VI Las ceremonias continuaron cada semana durante un mes, al cabo del cual papá Cundino los citó el lunes por la noche, para velar en la capilla. Llegaron puntuales, como siempre. Ambos traían como único equipaje un gabán corto color blanco sucio, con tiras de color negro, además de un morral de ixtle donde llevaban ticazos y un poco de sal envuelta en un totomoxtle para comer durante el camino. Llevaban también un bule lleno de aguardiente, un pedernal y dos libras de tabaco. Esa era su última cita y se mantuvieron rezando y pidiendo al espíritu poderoso que los ayudara. Por momentos el del sombrero con cinta se quedaba dormido y Papá Cundino lo despertaba dándole un golpe o picándole con el bastón. Cuando el sueño lo había vencido por tercera vez, el ciego le habló a Pifanio: -Pifanio, ten cuidado con este hombre que te va a acompañar, todavía tiene muchas cochinadas adentro del corazón, no alcancé a chaponarlas todas. Jálalo pa lo limpio cuando sea necesario, pero no te dejes arrastrar por él. Y si vez que de plano no quiere, sigue tú solo, muchacho, yo tengo mucha confianza en ti. Estoy ciego pero puedo verte con los ojos de adentro y lo que veo es una alma trasparente, por eso estoy convencido de que puedes con este peso. Pero tienes que estar listo, porque el mero responsable eres tú. Tu compañero va porque siempre es bueno contar con alguien pa recargarse cuando uno está cansado. Mira, te doy mi sombrero, póntelo desde que salgas de esta iglesia y no lo sueltes, allí voy a ir yo acompañándote. No tengas miedo, porque el miedo es lo que amarra las manos y tapa los ojos. Al alba y ya fuera de la capilla, el ciego les dio los últimos consejos: -Lo más prencipal de todo es que ustedes estén convencidos de que pueden con esta tarea, porque nadie los obliga, ustedes solos se ofrecieron. Tienen que acordarse bien de “Las palabras”, porque de eso depende que todo salga bien. Pifanio, tú eres el que lleva la carga de agarrar la culebra, tonces le van a hacer así: tienen que llegar a Dos cerros el día viernes muy temprano, y se van derechito a la iglesia. Allí van a catar la invocación al poderoso, la misma invocación que hice yo el primer día que nos juntamos. No van a comer nada ni van a beber agua, para eso llevan el aguardiente y el tabaco curado. Cuando anochezca se salen a dormir al patio, en cualquier lugar seguro que encuentren. Desde ese día va a empezar a caer el agua, va a hacer un tapaquiagüe que no se va a quitar en muchos días. Van a regresar todos los días temprano a rezar a la iglesia, ¡pero van a rezar!, no tienten nada de lo que hay allí, porque dicen que esos de Dos Cerros tienen tesoros muy grandes en ese lugar, dicen que tienen cosas de oro, pero eso no es pa nosotros, eso es de ellos y allí se tiene que quedar. El siguiente viernes, mero cuando la campana esté dando las doce del día, se van al rio, y caminan con rumbo a la poza, rezando todo el camino pa llamar a la culebra. Ya que lleguen a la orilla de la poza le echan este manojo de yerbas y le piden que salga. Las yerbas tienen una piedra amarrada adentro, pa que se suma hasta el fondo. Le entregó a Pifanio un envoltorio y éste lo guardó dentro del morral. El viejo continuó con las recomendaciones: No vayan a correr, por muy grande y espantoso que vean al animal, no les va a hacer nada si no tienen miedo. Cuando saque la cabeza del agua te pones listo y, cuando la levante, entonces la lazas con este cordón, te lo entriego en tus manos, cuídalo, que nadie lo vea, porque si alguien más lo mira ya no va a tener la juerza pa sujetar a la culebra y entonces sí les pasa una desgracia. Ya que la culebra se sienta lazada va a empezar a hincharse, va a crecer más todavía, y va a sacar por el hocico un vapor muy espeso que se va a ir juntando hasta que se haga una nube muy negra y grande. Esperan a que esté la nube tapando todo el cielo, entonces le das un jalón juerte pa arriba con el cordón y dices “Las palabras” pa que ella sepa pa donde darle. Le sueltas el cordón y ella sola se va a orientar, por eso son tan importantes “Las palabras”. Después de esto, ya ustedes se regresan pa´cá. Cuando lleguen de regreso, la culebra ya va a estar aquí. Tengan mucho cuidado, y que el poderoso los acompañe. Dicho lo anterior, les bendijo estando ellos respetuosamente hincados y sin sombrero. Salieron del atrio y todo el pueblo los despidió, deseándoles buena suerte y poniendo en ellos la esperanza de que Los Musgos volviera a ser un lugar fértil y habitable. VII Regresemos al pueblo de Dos cerros, cuando tranquila y despreocupadamente, el sacristán barría el pequeño templo y Rubén Darío Acosta Hilario Chilapa, Gro. 13 de mayo, 2013.
Posted on: Tue, 02 Jul 2013 00:34:09 +0000

Trending Topics



se my son refused to stay.

Recently Viewed Topics




© 2015