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Diócesis de Fall River Comunidad Hispana Cape Cod y Nantucket P. Carlos Patiño 401 369 4428 Reflexión para la semana del 25 de agosto 2013. Lucas 13: 22 – 30____________________________________ + El Evangelio de hoy se abre con la pregunta de un curioso… Muchos abordan el mundo religioso por cierta curiosidad (vida de ultratumba, fin del mundo; “milagritos”, etc.), “curiosidades” planteadas de modo tal que poco o nada tienen que ver con nuestra propia salvación. Esta clase de curiosidad puede ser malsana (“shopping” religioso: damos una ojeada, para ver si hay algo que “nos interese”; nos asomamos a la religión con la actitud de quien va al shopping a dar una vuelta, para entretenerse un rato, o sólo “cuando sentimos la necesidad” (¿?)... sin comprometerse. Y por eso Jesús no responde directamente a la pregunta de este hombre. Y en vez de darle una respuesta que simplemente satisfaga su curiosidad, le da una respuesta que le ayude para su vida. En realidad, las “cuestiones” de orden religioso se resuelven a nivel más profundo que el intelectual: a nivel vital ; nadie puede considerarse piadoso o religioso sólo por saber cosas, datos sobre la religión; sino por estar personalmente comprometido con Jesucristo , porque lucha por entrar en el Reino, y no sólo por “saber algo sobre Dios”. + La exhortación del Señor es clara: “esfuércense, luchen por entrar al Reino…” La gracia de Dios exige que pongamos todo nuestro esfuerzo y energía para alcanzar el Reino. Para hacernos ver esto, Jesucristo nos enseña hoy 2 parábolas: • Puerta angosta (pensemos lo que sucede en las grandes aglomeraciones…) Para poder entrar hay que esforzarse, sino…¡nos quedamos afuera! Se insinúa aquí el esfuerzo contra las malas inclinaciones, el pecado, y esfuerzo para activar todas las virtudes que el Señor nos regala. • Padre de familia, que cierra la puerta antes de que comience el banquete, con lo cual los retrasados no entran (el dueño de casa dice incluso que no los conoce) + Los invitados retrasados ponen argumentos, pero no basta haber comido y bebido en la casa del Señor, ni tampoco haber estado presente durante la predicación. Lo que el Señor pide para dejarnos entrar es que hayamos obrado bien: el Amor, la Caridad, fundamentada en la Fe, y alimentada por la Esperanza. Por eso los echa, diciéndoles que ellos han obrado con maldad. Por otra parte, los conceptos que aquí aparecen (“comer y beber, predicación”) nos hacen pensar en nuestra Misa… Y por lo tanto, esta palabra es para nosotros: no basta con “venir” a Misa, “oír” la Misa, “estar” en la Misa... Participar de verdad implica hacerla vida: sino, corremos el riesgo de que, aunque el Señor nos vea frecuentemente sentados en la Iglesia (calentando el banco, charlando con el de al lado, criticando a alguno, respondiendo al celular, etc), nos diga “No los conozco”. + El final de las parábolas muestra 2 situaciones muy distintas entre sí: los que están en la fiesta y los que se quedan fuera “con llanto y crujir de dientes”, situación dramática y tristísima: quedarse fuera del banquete del cielo implica haber rechazado para siempre la amistad, el amor y la alegría que Dios vino a ofrecer cuando se reveló como nuestro Salvador + El Evangelio de hoy es claro: la palabra escuchada es para ser puesta en práctica. No basta con ser bautizado, estar en algún grupo de la Iglesia, o ir a una procesión de vez en cuando. Tampoco - mucho menos - pasa la solución por realizar “gestos religiosos” simplemente rituales (como hacen algunas sectas raras que hoy andan por todas partes); o bien tomar la religión (incluso la Fe Católica) con una actitud “light”, “descafeinada”, como quien va al shopping: una fe sin compromisos, desencarnada. Pensemos por un instante en qué consiste, concreta, específica y cotidianamente para nosotros ser católicos: si es el ya clásico “no robo, no mato, no hago mal a nadie”, permítanme recordarles una vez más que los bancos sobre los cuales están ahora sentados cumplen con creces éstas condiciones... Más aún: llegan a la Misa a tiempo, no se van antes, se pasan el día entero en la Iglesia, escuchan las homilías sin bostezar, y no hablan mal de los otros feligreses... ¿Será que los cristianos nos conformamos con no ser mejores que los bancos de nuestros templos?
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 14:21:53 +0000

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