Don Juan Harvey Caicedo... los poemas en su vida cobran vida La - TopicsExpress



          

Don Juan Harvey Caicedo... los poemas en su vida cobran vida La noche de los cocuyos Yo no escogí tu camino ¿O acaso, sin conocerte Ya soñaba yo contigo? la tarde se ponía triste Ella sola yo tan íngrimo sin un requiebro de brisa, ni un arrebol encendido, sin que un cubiro discuta la razón a otro cubiro, sin una cuerda le riña al silencio sin motivo, sin un coplero vaquiando cimarrones al corrido, sin un galope que acepte el reto de los pitidos. La tarde se quedó triste Y quieta, junto al olvido, empezó a soltar el llanto ella sola, yo tan íngrimo; con una oscurana adentro, en una hondura, perdido, como si la tarde triste y mi alma fueran lo mismo. Tardo vuelo de zamuros - sin aletazos ni ruidos - La sombra llegó, pesando, y ya no pude conmigo; la noche como mi pecho y mi pecho anochecido; recordé que en la distancia tiene querencia el olvido y a dejar en algún lado esta angustia sin motivo salí a pastorear mi pena al borde de los abismos que hay de lo claro pa afuera entrando en lo oscurecido. El potro escogió una punta del nudo de los caminos Y le dí, en la rienda suelta, el rumbo de mi destino, la noche como mi pecho, y mi pecho anochecido; el cielo, luto cerrado; la luna se había caído y estaba rota en el agua; era abril, había llovido; negro presagio, las nubes cargaban adentro un río; sólo una línea de arena ronda de aguaitacaminos pudo ganarle a la noche la suerte de los sentidos; los ñengueres me cobraban el paso por sus dominios con un real de sobresalto al rompe de sus chillidos. De pronto, como la suerte nace del naipe escondido, un tranquero atravesó su seca mano de alivio que tuvo la rienda al potro y a los pesares corridos, la pena que traía en ancas se apeó sin pedir estribo, corrí las trancas, pasé, y ella no cruzó conmigo, por que sin saber ni cómo yo vine por tu camino. Era el rumbo de tu amor Que cogí sin tener trillo, era tu casa y llegué como al seno llega el niño, la cerca de cunde amores me vio decirte al oído viejas palabras que ahora tienen un nuevo sentido, algo de guayaba verde dejó en mi beso el suspiro que se escapó de tus labios descubriéndose en los míos, y cundió amor en la cerca, en la luna, en los espinos, yo te pedí un no me olvides, me diste un me voy contigo, tanta palabra se pierde y es tan callado el cariño. La noche cambió su luto por un ropaje festivo y recogió la llovizna su mortaja hilo por hilo y cuando salimos juntos el llano estaba encendido; aparecieron estrellas arribita de los lirios y retozaban luceros por ese cielo de niños, un firmamento bajito todo apretado de brillos, un pecho brioso rompía olas de un mar florecido, y al anca de mi potranco la adornaba tu vestido. La noche de los cocuyos, universo de astros vivos, mi potro, que era castaño, se volvió cano rosillo. La noche de los cocuyos Yo no escogí los caminos Y me encontré con el tuyo ¿o ya soñaba contigo?
Posted on: Thu, 13 Jun 2013 02:34:48 +0000

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