Dr. Ryke Geerd Hamer El Dr. Ryke Geerd Hamer, antaño afiliado - TopicsExpress



          

Dr. Ryke Geerd Hamer El Dr. Ryke Geerd Hamer, antaño afiliado con las universidades de Munich y de Tubinga, en Alemania, estableció la Nueva Medicina Germánica tras intensa investigación y trabajo terapéutico comenzados alrededor de 1979. La Nueva Medicina Germánica es un grupo de descubrimientos y principios que establecen sólidamente la naturaleza de la enfermedad sobre la base de principios biológicos universales y la interacción de los tres niveles que se interconectan para formar al organismo: la psique, el cerebro y los órganos. En la Nueva Medicina Germánica, las enfermedades tienen pleno sentido biológico y no son errores de la naturaleza. De hecho, hoy en día podemos categorizar la mayoría de las enfermedades conocidas por la medicina como pares de eventos. Estos pares en realidad constituyen programas de la naturaleza que vinculan hechos psicológicos con ocurrencias biológicas. Los programas han sido diseñados por la naturaleza para ayudar a un individuo a sobrellevar un desafío y/o como mecanismo de selección para el grupo. El Dr. Hamer se dio cuenta de que su propio cáncer, así como la muerte de su mujer tenían que estar conectados con el trágico baleo y ulterior muerte de su hijo Dirk. Como médico, investigador científico, y jefe de medicina interna en una clínica oncológica en Munich, le fuel posible al Dr. Hamer llegar a la conclusión de que un hecho físico puede producir un choque conflictivo biológico con una manifestación física visible en el cerebro y generando cambios en parámetros físicos-nerviosos conducentes a crecimientos, ulceraciones o necrosis cancerosas, así como cambios funcionales en órganos específicos del cuerpo. Después de más de veinte años de investigación y terapia con más de 31.000 pacientes, el Dr. Hamer estableció en forma lógica y empírica como es que el shock conflictivo biológico causa una fase fría de crecimiento o necrosis y cómo, si se resuelve el conflicto, el proceso canceroso o necrótico se invierte para reparar los daños y permitir al individuo la vuelta a la salud. La enfermedad, o programa pleno de sentido de la naturaleza, (como prefiere llamarle el Dr. Hamer), se divide en cinco eventos biológicos susceptibles de ser observados y cuantificados o medidos, y que forman parte de un sistema que permite predecir eventos (más allá de lo meramente probable estadísticamente) y calcular el desarrollo de las condiciones. Un shock conflictivo biológico, llamado DHS (síndrome de Dirk Hamer, en honor a su hijo), causa el aparecer de un foco de actividad en el cerebro, llamado FH (foco de Hamer). Este conjunto de anillos concéntricos que se pueden observar en una tomografía computerizada (TAC o escáner) se centra en un punto preciso del cerebro. La localización de este foco depende de la naturaleza del shock o choque conflictivo y del contenido de tal. Tan pronto aparece el FH, el órgano controlado por ese foco central sufre una transformación funcional. Esta transformación puede manifestarse como un crecimiento, como pérdida de tejido o como reducción o pérdida de función. El Dr. Hamer también descubrió que el programa que comienza a funcionar después de un shock conflictivo depende de la capa germinal y cerebral que se ve afectada, lo cual puede comprenderse desde un punto de vista evolutivo. El sistema tiene sentido desde un punto de vista filogenético tanto como del ontogénico. Él prefiere mantener la teoría al mínimo y fundamentar sus conclusiones y observaciones en evidencia sólida. Por lo tanto en este resumen nos referiremos a la ontogénesis. Para el humano así como para los mamíferos en general, los conflictos más antiguos conducen a crecimientos cancerosos: tumores. La resolución de estos conflictos lleva a una destrucción del tumor y recuperación de la salud. El cerebro antiguo controla los órganos del endodermo, la capa germinal más interna de nuestro cuerpo. Esta es la primera capa que aparece en el desarrollo de un embrión, luego esta se ve cubierta del mesodermo y últimamente por el ectodermo; lo que toma días en la evolución del embrión representa millones de años en la evolución filogenética. Todas las enfermedades comienzan por una fase fría, en la cual predomina la actividad del sistema nervioso parasimpático, el contenido del shock es una preocupación constante, las noches parecen largas, las extremidades están frías y al mismo tiempo la lesión orgánica crece. Para el tronco cerebral (cerebro antiguo-controlador de los órganos del endodermo), un tumor crece. Si y cuando hay resolución del conflicto, o lisis conflictiva (CL), el proceso se reversará. El FH en el cerebro empieza a sanar y así también sucede con el órgano. Como todo médico sabe, la curación está acompañada de hinchazón o enema. La hinchazón que se manifiesta alrededor del foco y los anillos en el cerebro se hacen visibles en rayos X o en las TAC y generalmente reciben la falsa diagnosis de tumores cerebrales. El Dr. Hamer ha establecido sólidamente que los tumores cerebrales en un sentido tradicional no existen. Todos los así llamados tumores cerebrales son FH-s en estado de edema, con la hinchazón manteniéndose hasta que termina de curarse el tejido. Después de esto el edema se reabsorbe y la curación se completa. Los nódulos edematosos en el cerebro son concentraciones gliales y neuro-gliales – son utilizadas por el organismo para reparar tejido nervioso tanto en el cerebro como en otras partes del organismo. Cuando la curación se ha terminado, luego de la crisis de curación, el nódulo de hinchazón es exprimido; el exceso de líquido en el cuerpo se elimina a través de una fase diurética y la salud normal vuelve a regir. La fase cálida es la fase de curación de la enfermedad, que identificamos como enfermedad infecciosa. Durante esta etapa los cambios de la primera fase son invertidos o reversados. Los cánceres se destruyen o encapsulan (se destruyen si los microbios necesarios para caseinizar los tumores existen en el organismo). Las necrosis o úlceras se vuelven a rellenar. Estas reparaciones de úlceras o necrosis suelen falsamente diagnosticarse como crecimientos o tumores malignos acelerados. No puede esa aseveración distar más de la verdad, afirma el Dr. Hamer, tras de muchos miles de casos exitosos de curación para pacientes terminalmente enfermos. El cerebelo y la médula controlan el mesodermo. Los órganos controlados por la médula muestran tumores, crecimientos: multiplicación celular en la fase de conflicto activo, y de la misma forma que en el caso del endodermo, destrucción del tumor en la etapa de recuperación. Los órganos mesodérmicos controlados por la médula cerebral manifiestan úlceras y necrosis en la fase de conflicto activo, y multiplicación celular durante la recuperación. Todos los tejidos y órganos del ectodermo, controlados por la corteza cerebral, la última de las capas germinales en la ontogénesis y la filogénesis, manifiestan úlceras o pérdidas de función durante la fase de conflicto activo. La resolución trae consigo la reparación de los tejidos y la recuperación de función. Observando las enfermedades de las distintas capas germinales en forma separada, el Dr. Hamer estableció que era obvio que había allí un significado o sentido biológico. Se dio cuenta que las “enfermedades” no eran errores o equivocaciones de la naturaleza que uno debe combatir, pero eventos con pleno sentido que servían para restablecer el equilibrio. El shock conflictivo biológico existe en todo el reino animal pero tiene un significado especial para los humanos. Los conflictos del endodermo, la primera y más primitiva de las capas germinales, proceden de las funciones básicas de supervivencia, alimentación y reproducción. Si el ser experimenta un choque conflictivo, esto en general tiene que ver con un hecho simple; pudiera ser un trozo de comida demasiado grande para ser tragado, una obstrucción en el intestino o una herida que hace peligrar la supervivencia o reproducción. Los tipos de tumores que se desarrollan en general aumentan la capacidad del organismo para copar con la dicha crisis dentro de un marco de tiempo determinado. Si la crisis no se resuelve, muchas veces muere el individuo como resultado de los cambios precipitados por el crecimiento o tumor (incremento de producción hormonal, incremento en actividad digestiva, incremento en el grosor o resistencia de un tejido, etc.) Si la crisis se resuelve, hay curación y tanto el tejido como el órgano a menudo se hacen más fuertes que antes. Para los humanos estos mismos conflictos son mediados por el lenguaje y por sistemas simbólicos; los conflictos de tragar: como por ejemplo “no me puedo tragar esto, no lo puedo aceptar”, conflicto de incapacidad de obtener sustento, de rabia descontrolada, pérdida de territorio: por ejemplo despido en el trabajo, separación de un niño, compañero(a), etc. Todos estos son conflictos que tienen sus análogos naturales, pero con la mediación de los sistemas simbólicos humanos son transpuestos a términos humanos. El conflicto de shock biológico no es una abstracción Freudiana, es un conflicto de la vida real, hiperagudo, traumático y que en general lo hace a uno sentirse aislado (no es fácil discutirlo o comentarlo con otros). A la vez, el conflicto nos pilla desprevenidos, no nos deja tiempo para prepararnos (a veces bastarían unos segundos para evitar la formación de un FH e inicio de un programa orgánico, como por ejemplo en la muerte inesperada de un ser querido). En forma típica, las noticias fatales o aterrantes producen este tipo de shock. De allí la triste característica auto-validante de la diagnosis del cáncer. El paciente le presenta al doctor una serie de síntomas y termina recibiendo un pronóstico de cáncer. El paciente inmediatamente desarrolla otro FH en el cerebro como consecuencia de su temor a la muerte. Esto se manifiesta en general como un cáncer de los pulmones. El segundo cáncer (el primero llevó a la diagnosis y el segundo es ocasionado por el miedo) es interpretado como metástasis. Si el primer cáncer ya estaba en remisión y por lo tanto acompañado del típico nódulo cerebral, falsamente diagnosticado como tumor cerebral, al paciente se le predice una expectativa de vida limitada y se le somete a varias intervenciones quirúrgicas y químicas. Cada una de esas intervenciones puede producir otros choques y añadir dificultades. De hecho, los tumores cerebrales no existen; las células cerebrales no son capaces de multiplicarse, solo el tejido glial lo puede hacer (el tejido conectivo del cerebro), par facilitar reparación. Las metástasis tampoco existen. Lo que hay son cánceres y onco-equivalentes que obedecen las mismas reglas, cada uno de ellos asociado con un FH y sus desarrollos correspondientes en los órganos. A decir verdad, no existe mecanismo alguno para que las células cancerosas puedan viajar en el cuerpo de un lugar al otro, ni tampoco mecanismo que permita que el cáncer de un tejido aprenda a mutar y producir el cáncer preciso y correcto, histológicamente distinto, apropiado para otro tejido. Como todo oncólogo sabe, cada órgano, tejido, capa o grupo de células muestran tipos muy específicos de crecimientos o lesiones, porque son histológicamente bien diferentes. La teoría de la célula ambulante no sería capaz de explicar los cambios precisos necesarios para explicar cada caso. Como algunas de las supuestas “metástasis” estaban localmente cerca del pecho amputado, comúnmente se creía (hipótesis de trabajo) que las células cancerosas de alguna manera habían viajado a la nueva ubicación. Estos focos locales eran designados como “metástasis próximas”. Cuando el apropiado FH se encontraba en el cerebro, se suponía que las “células malignas” habían viajado al cerebro flotando en la sangre (arterial). A estos focos se los llamaba “metástasis distantes”. Estas hipótesis se convirtieron en dogma a pesar de que jamás fuera observada una célula cancerosa en el flujo sanguíneo. Hay otra dificultad a sobrellevar en el caso de las úlceras y las necrosis: ¿de dónde es que salen las “células malignas” puesto que en pérdida celular no las hay? Siempre buscábamos un tumor primario del tipo cerebro antiguo (otra hipótesis) que pudiera coger el rol de “foco” primario. Sin embargo jamás se tomaba conciencia de que las úlceras o necrosis esencialmente benignas de los varios órganos (por ejemplo la úlcera estomacal) de repente se hacían “malignas” (en la fase PCL) como si por mala suerte. Continuando las hipótesis de esta manera, las “osteólisis” benignas metastáticas de repente se convertían en rabiosos osteosarcomas “malignos”.
Posted on: Thu, 22 Aug 2013 02:28:40 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015