Durante mucho tiempo no entendí lo que pasaba con mi vida, lloraba por doquier sin comprender lo que me sucedía, susurraba palabras sin sentido, sollozaba por los rincones hasta quedarme dormido con los ojos rojos y la vista perdida El desgano, la nostalgia y la melancolía me invadían, una tristeza infinita sin aparente razón, un dolor tan intenso como un martilleo en el mero corazón, con malestares físicos como dolor de cabeza y de rodillas Hasta que por fin lo entendí un día: “es la Tiricia”, me dijo mi abuela, “la enfermedad del alma”, al fin lo había podido comprender, era eso y no otra cosa lo que me hacia querer morir una y otra vez He acudido con doctores alópatas, homeópatas y naturistas y nadie pudo resolver mi situación, la depresión crecía y crecía. Hasta que me recomendaron un loquero que al verme tan decaído me recetó unas pastillas de alegría y que cambiara mi indumentaria por una camisa de fuerza, un poco áspera y ajustada pero limpia Posteriormente, y al ver que no registraba un “real” mejoramiento y que mi tristeza ahí seguía, la dosis del medicamento fue en aumento y tuvimos que acudir a otro tratamiento más eficiente: “Lo que tú tienes es un trastorno afectivo”, me dijo el doctor. “Así que te daré una sesión de electro-shocks con todo cariño” Después de eso nunca fui el mismo, ahora mi actitud siempre es la misma, tan contento y pleno como un niño en juguetería, siempre sonrío en todo momento y mi alegría es infinita. Todo se lo debo a la comprensión de aquel loquero que me hizo entender que para ser feliz en esta vida, solo falta un poco de miedo a la incomprensión de todos los que me rodean y que harían lo que fuera por verme completamente feliz. erko
Posted on: Sun, 28 Jul 2013 01:19:28 +0000
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