EFEMÉRIDES. 22-Set-1866, Batalla de Curupayty. La defensa del - TopicsExpress



          

EFEMÉRIDES. 22-Set-1866, Batalla de Curupayty. La defensa del estratégico lugar ha sido convertida en inexpugnable por Díaz con el eficaz asesoramiento del Ing. inglés Jeorge Thompson. Con ejemplar eficiencia y tesón, y favorecido por la demora de los aliados en empezar el ataque, Díaz pudo acabar a tiempo las fortificaciones. Disponía de 5.000 hombres listos para morir con él sin dudar un instante, dividido en seis batallones de infantería bajo el mando del Cnel. Luis Antonio González, 3 RC al mando del Cap. Cab. Bernardino Caballero, y cinco baterías de artillería de diez piezas cada una bajo la dirección del Cnel. José Ma. Bruguéz. Las baterías fueron colocadas del modo siguiente: Dos baterías sobre el río a cargo del Cap. Frag. Domingo A. Ortíz y el mayor Albertano Zayas. El resto de las baterías fueron colocadas a lo largo de las trincheras bajo la conducción del mayor Pedro Hermosa y los Caps. Frag. Pedro V. Gill y Adolfo Saguier. Todos estos oficiales de artillería recibieron instrucción de una misión militar brasilera durante el gobierno de don Carlos. El Gral. Díaz, recordando el revés de Kurusú, reducía su arenga en una sola frase: “¡esta vez no vamos a fracasar!”. Efectivos disponibles de las fuerzas aliadas. Brasileros 10.580 hombres y argentinos 9.420. Total, 20.000, incluida la reserva de 8.000, vale decir, que el ataque será ejecutado por 12.000 hombres. Dispositivo del ataque: en 4 columnas de 3.000 hombres cada una; brsileros por la izquierda siguiendo la orilla del río y los argentinos por la derecha. Artillería: fuegos de preparación desde las 08.30. Inicio del ataque, las 12.30. Luego de 4 Hs de fuegos de preparación de las artillerías del ejército y de la escuadra brasilera, a las 12.30, el Alte. Tamandaré da la señal para empezar el ataque. La infantería aliada se lanza sobre la inexpugnable trinchera de Díaz, un hábil zorro, fértil en recursos y sabe lo que hace, estaba resuelto a presentar la más tenaz de la defensa. Las tropas aliadas avanzan lentamente bajo intenso fuego de artillería que hacia estragos atroces entre sus formaciones. No obstante, impertérrito y con admirable valor embisten la primera línea de trincheras y la supera, aunque con onerosas bajas. Cantando ya victoria, prosiguen sin arredrarse, pero se topa contra otra fortificación protegida por enmarañados troncos y ramas espinosas de árboles abatidos y colocados delante de los parapetos de 2,50 m. de alturas, muy difícil de trepar sin escalera. Las tropas aliadas que con algazara avanzaban luego de la conquista de la primera línea de trinchera, son detenidas a solo 50 metros delante de la segunda línea de trinchera que se hallaba construída de forma trapezoidal con la base menor hacia la dirección de ataque, y permitía un perfecto apoyo mutuo entre cada compañías y entre batallones, donde la artillería tenía preparada barreras de fuego y la infantería fuegos de protección final, imposible de atravesar. Allí son literalmente masacradas los atacantes. Luego de 4 Hs., de infructuoso ataque, el Gral. Mitre, que observaba el desarrollo de la batalla desde un lugar apropiado que le permitía tomar decisiones rápidas y oportunas no pierde tiempo y ordena: ¡retirada! En los cinco años que duró la guerra, no hubo para los aliados otro día tan difícil y tan aciago como aquel, pues, dejaron en el campo de batalla 4.033 hombres entre muertos y heridos graves, en tanto que los paraguayos tuvieron solo 250 muertos (Resquín) entre ellos el mayor Albertano Zayas. Aunque Mitre disponía aún de 8.000 hombres (17 Bns), sus experiencias y sagacidad le recomendaba parar el desastre y ahorrar combatientes para otra ocasión, pues, las pérdidas de las tropas se podrían reemplazar, pero las de los oficiales serían muy difíciles de reponer. Al iniciar el Ejército aliado la retirada, el trompeta luqueño, Cándido Silva, a quien nadie le aventaja en el arte de inflamar a las tropas paraguayas con los marciales acentos de su trompeta, anuncia la fulgurante victoria. Este resultado obtenido con medios menos fuertes y la pérdida insignificante de hombres, es uno de los rasgos más maravillosos que ofrece el arte de la guerra. Terminada la batalla, el Mcal., que seguía el desarrollo de la lucha por telégrafo desde Paso Pukú, distante 12 Km., envía inmediatamente un RC de su guardia personal para recoger los uniformes de los muertos y heridos y revisar los bolsillos. Recogieron 4.000 uniformes de buena calidad y otros tantos fusiles. Mediante eso se uniformaron y armaron diez batallones. Como las tropas aliadas recibieron en la víspera sus salarios en libras esterlinas y tenían guardadas en los bolsillos se recogió miles de libras esterlinas. De estas se benefició madame Lynch, única autorizada a tener monedas extranjeras y realizar cambios de moneda. ANÁLISIS CRÍTICO. La caída de Curupayty hubiera tenido consecuencias aún más desastrosas que Tujutî, pues los aliados podrían haber avanzado directamente hacia Humaitá, distante cinco kilómetros, colocándose a retaguardia de la poderosa línea de trincheras del ejército paraguayo y ponerle a Solano López en situación tal que forzosamente debía aceptar la voluntad de los aliados o buscar un camino por donde escapar del cerco con su ejérito. El fracaso aliado puede atribuirse al tiempo perdido en la disputa por la conducción del ataque, lo que absorbió la atención de los generales en vez de centrar sus preocupaciones en obtener informaciones del enemigo y del terreno, preparar picadas para vías de acceso por donde envolver el flanco izquierdo de los defensores como hacía Estigarribia en la guerra del Chaco, y especialmente, que la artillería de la escuadra de Tamandaré afine la puntería de sus cañones. La falta capital en el ataque fue avanzar por un estrecho espacio conformado por el río Paraguay y el bosque de sauce. Es temerario empeñar importante fuerza en un espacio donde no se puede maniobrar por los flancos con la Caballería. La decisión de atacar Curupayty se tomó confíado en el Alte. Tamandaré quien había ofrecido la más eficaz cooperación de la escuadra, prometiendo formalmente: “inutilizar la artillería paraguaya y destrozar la trichera en solo dos horas para evitar bajas excesivas a los atacantes”. Luego de la desastrosa batalla, los generales aliados dirigieron acerbas críticas al almirante y serios reclamos elevaron al Emperador del Brasil, que lo destituyó poco después. ¿Por qué no se realizó la persecución? Díaz había distribuido todos sus hombres y Solano López no le proveyó de unidades adicionales. Es decir, no contaba con reserva para ella. Además, suponiendo que contase con una reserva, el terreno, la falta de espacio para maniobrar, la artillería enemiga y los 17 batallones de reserva que Mitre mantenía en sus manos, hubieran causado estragos a cualquier fuerza de persecución; es más, hubiera convertido un brillante triunfo en otra penosa derrota como lo fue Estero Bellaco. (FUENTE: “La conducción del Ejército paraguayo en la guerra del 70”)
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 15:03:05 +0000

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