EL BUDO ES VIDA Amigos como continuación a los artículos - TopicsExpress



          

EL BUDO ES VIDA Amigos como continuación a los artículos anteriores sobre el kata y las sensaciones de mi Dojo, donde hacía la reflexión de que la perfección era algo que teníamos que valorar desde lo humano y no lo divino. Esta condición orientalista de la técnica que permanece en el arte, nos lleva a entender la perfección como la maestría de nuestro medio. Evidentemente cuando se alcanza un cierto dominio en cualquier arte, nos puede llevar nuestra experiencia adquirida a sentirnos poseedores de la verdad absoluta haciéndonos por ello caer en el mayor de los errores que puede tener aquel que se dedique a la trasmisión y es la falta de perspectiva. Creer que nuestra destreza nos ha llevado al dominio de nuestro medio, es perder nuestra toma de tierra, perder la realidad, es tener una visión diferente de la esencia del arte. Tener esa sensación es caer en la monotonía, perder la creatividad, la frescura y la inocencia del que por primera vez comienza su práctica. Cada día debe llevar nuestra práctica ese espíritu del principiante. Es una buena premisa del Budo. Si perdemos el espíritu del Budo perdemos aquello que ha hecho permanecer en el tiempo las artes marciales, la pasión por el arte. Este sentimiento es nuestra carta de navegación en la búsqueda de la esencia del Budo, que no es otro que nuestro propio espíritu. Como os comentaba en el anterior artículo de la preguntas de los alumnos o de sus inquietudes nacen interesantes reflexiones pero también de sus respuestas. Así que ante la pregunta, esta vez a los cinturones negros de ¿Cuándo comienza el kata? . No es un Kohan. Haciendo memoria del anterior artículo en el que hablamos de la concentración en nuestros gestos pues bien podríamos porque no hacer la reflexión siguiente: En mi opinión el kata no comienza cuando tomamos la decisión de realizarlo. Comienza mucho antes, igual antes de llegar al Dojo, concéntranos en el momento de vestirnos, sin prisas, con precisión (recordamos el artículo de las sensaciones de mi dojo, como lo haría un samurái. Un lazo mal atado podría significar la muerte En Japón se vive de negro y se muere de blanco. En la indumentaria del laido cuando te vistes el Ubagi blanco esta debajo del negro. Si hacemos presente nuestra concentración en esa liturgia de vestirnos, veremos mucho más que un trozo de tela. Veremos algo más trascendental que unos simples colores. Veremos la vida el primer estadio y la muerte el segundo. Pero una con la otra. Veremos la pureza del blanco, presente en el Seppuku, ritual transitorio en los estados de la existencia y el negro la austeridad que deberíamos llevar en nuestra vida. Debemos de hacer un ritual de nuestra forma de vestirnos, con una gran presencia de lo que hacemos. Conmemorando a través de este proceso litúrgico esa dosis de dramatismo que tiene el arte marcial. Si así lo hacemos podríamos ser capaces de transmitir, en la ejecución del kata, la supervivencia de aquellos de antaño que nos precedieron con algo en común la práctica de los mismos movimientos gestuales. La práctica del kata con este sentimiento hará presente las sensaciones necesarias que le debían de acompañar en el transcurso del tiempo, recibiéndolo no solo técnicamente, sino de una manera más viva. Si no es así la búsqueda por nuestra parte de aquel sentimiento que invadía aquellos maestros en la práctica de los katas se quedaría en una culminación de gestos técnicos, sin la expresión del contenido más importante, la carga emocional Vivamos el presente imaginándonos el pasado, a través de la técnica las posibilidades que tenían en aquella época. Creando nuestro propio escenario, siendo los propios protagonistas de los katas, transmitiendo en su ejecución una gran vivencia, este es el kata del Budo. Este es el kata que hay que conseguir el kata existencialista. Nuestro camino comienza con un kata puramente externo, muy importante también, pero es algo que tiene que quedar atrás en nuestra evolución hacia algo mas profundo, el kata interno. No podemos seguir haciendo lo mismo después de 20 años de práctica. Este inmovilismo manifiesta una falta de evolución en nuestro arte. Tenemos que bucear en ese gran Kohan que es el kata donde descubriremos el gran contenido, su esencia, la que les hizo ser eficaces. La esencia del Budo está en la técnica, pero oculta. Si fuese así estaría al alcance de todas las comprensiones de la misma. Si al ejecutar en kata a primera vista percibiésemos de forma inmediata sus estrategias evidentemente ya no sería eficaz, pues las intenciones estarían al alcance de todos. La codificación del kata es muy cerrada, están ocultas y es algo que debemos descubrir, algo que por desgracia pasa por alto en la trasmisión del arte. Por encima de todo quiero transmitiros con esta reflexión a exhortaros adoptar un talante más analítico a la hora de practicar el kata y como desde la vivencia. De esta manera constataremos la importancia de estar vivos. Si nos guiamos de las enseñanzas del Budo, entenderemos que nos enseña a vivir cada día y a no morir como muchas veces se interpreta. Eso si nuestra vida dura un día, y día a día complementamos nuestra existencia. Practiquemos como si fuese nuestro último día, con el mismo dramatismo que podría ser el último día del guerreo, donde podría perder el don más preciado, la vida. Volviendo a empezar mañana con la misma frescura y pasión que tiene un principiante. Para mi es una forma también de entender el valor de mi vida, y nadie bajo ningún concepto, ideología política, como religiosa tiene el derecho de quitar la vida a nadie. Transmitamos todos aquellos que nos dedicamos a la enseñanza del arte marcial, el gran mensaje del Budo, que el Budo ante todo es vida y que somos libres para decidir nuestro destino. Chus Garcia 7º Dan
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 11:07:34 +0000

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