EL HOMO SPIRITUALIS VS EL LOBO ESTEPARIO Anna Alexandra - TopicsExpress



          

EL HOMO SPIRITUALIS VS EL LOBO ESTEPARIO Anna Alexandra Alighieri A Herman Hesse le tocó vivir el nacimiento del arte de masas, fruto de la revolución científica y tecnológica, lo que se denominará la cultura basura. Hesse marca una diferencia clara entre la verdadera cultura como aquella que nace de lo más profundo del hombre intelectual y espiritual, aquella que le recuerda que pertenece a otro mundo distinto que este, aquella que le regala un pequeño anuncio de la eternidad frente a la cultura de hojalata, la cultura hipócrita de hoy día que no es más que mercancía, algo que se compra y se vende, hasta el punto de que el ser humano se ha convertido en un producto. La función del arte de masas no es el conocimiento sino ayudar al hombre a “matar el tiempo“, a pasar el rato, a estar entretenido. “Revestir al hombre de una red cada vez más espesa de distracción y de inutilidad que lo hace estar ocupado”, dice Hesse. El LOBO ESTEPARIO es el animal social que defiende la cultura basura, que ama la Industria del entretenimiento y que está saludablemente adaptado a la cordura de un Sistema con valores deshumanizadores. Un hombre de la Antigüedad que hubiese tenido que vivir en la Edad Media se habría asfixiado tristemente, lo mismo que un salvaje se habría asfixiado en medio de nuestra civilización. Hay momentos en los que toda una generación se encuentra extraviada entre dos épocas, entre dos estilos de vida, de tal suerte, que tiene que perder toda naturalidad, toda norma, toda seguridad e inocencia. Es claro que no todos perciben esto con la misma intensidad. Aún así, la Humanidad sufre la miseria actual por culpa del materialismo que propaga una élite que persigue la cría de humanos-animales sin intelecto en detrimento del desarrollo de humanos espirituales, por esa razón, los pocos humanos que superan su naturaleza animalesca se sienten incomprendidos y solos en un Sistema que no los reconoce, sin embargo, siempre hay mecanismos para devolverlos al redil del cual salieron. Herman Hesse lo explica en su libro El Lobo Estepario del siguiente modo: “Aquellos días terribles del vacío interior y la desesperanza, en los cuales, en medio de la tierra destruida y esquilmada por las sociedades anónimas, nos salen al paso, con sus muecas como un vomitivo, la humanidad y la llamada cultura con su fementido brillo de feria, ordinario y de hojalata, concentrado todo y llevado al colmo de lo insoportable dentro del propio yo enfermo”. “¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deportes[...] Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura”. Siempre ha existido el Homo Spiritualis, representado por unos pocos, hoy parece que son una gran minoría, si bien aún no cuentan con el conocimiento necesario ni sienten con el verdadero corazón, algo pasa que esto no funciona, quizás, sea cuestión de tiempo, pero antes, el Homo Spiritualis era un intelectual de tendencias místicas, o bien una persona de gran sabiduría popular, o sencillamente un ser tan humilde que buscaba a un maestro, aquel que despertaría a su maestro interior. De todos modos, en esa minoría, existe ese ser humano espiritual, de bajo perfil en el Sistema, y de alta vibración interna, no obstante, cualquiera que decida dejar de ser un animal, lo conseguirá, pero para ello hay que dejar de comportarse como un animal sin intelecto, tal y como nos consideran los que se hallan en la cúspide de la pirámide
Posted on: Sun, 06 Oct 2013 10:29:24 +0000

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