EL MARIDO DE LA PELUQUERA (1990) Dirigida por Patrice Leconte - TopicsExpress



          

EL MARIDO DE LA PELUQUERA (1990) Dirigida por Patrice Leconte Tres años después, visitaría nuevamente El Biógrafo para ver “La maté porque era mía” (1993), curiosa película relatada por tres hombres misóginos que, a través de diálogos irónicos, daban cuenta de las razones para matar a la mujer de uno de ellos. El asesino ya había dejado caer a su propia esposa desde su aeroplano, a manera de venganza por su infidelidad. El tercero de los hombres en discordia era un juez, que hace unos años había liberado de la cárcel al asesino por considerar que “un hombre que mata a su mujer no es jamás un asesino”. Una comedia que planteaba la disparatada idea de que una persona puede tener derechos sobre otra. Brillantes y delirantes imágenes que transcurrían gran parte del tiempo a bordo de un avión, y que invocaba otras reflexiones referentes a la lealtad, aún sabiendo que la única fidelidad válida es aquella que pueda tenerse a uno mismo. A fin de cuentas, la única obligación de cualquier mortal es disfrutar de la vida mientras se juega con el tiempo, ese maestro que todo lo enseña y que al final siempre termina matándonos. Todo a ritmo de tango, pero no de los tristes, sino de esos irreverentes. “El marido de la peluquera” (1990) había sido una experiencia muy distinta, una comedia nostálgica compuesta de pequeñas anécdotas que definían a sus personajes. Mathilde y el esposo vivían día y noche entre perfumes, mirar por la ventana y bailar danzas árabes, felices dentro del universo de la peluquería. Veían pasar por la ventana solo lo que querían saber del mundo exterior. Mathilde, en secreto, pensaba que la felicidad y el amor no podían ser eternos. Temía que la alcanzara la vejez y perder el atractivo para su esposo. En el fondo era tan feliz, que no quería que el tiempo lo arruinara todo. No se creía capaz de soportarlo, y por eso... se lanzaba a las turbulentas aguas de un río. Otro punto de vista para el tema de la individualidad. Por mucho amor que sintiera el marido por Mathilde, él no podía ser dueño de las emociones de su esposa. Ambas películas invitaban a hacerse cargo de uno mismo. Si había que emprender el viaje en pareja, cada uno debía descubrir su propio camino en sintonía con el otro y, si las interferencias eran muchas, mejor recorrer la vida por caminos separados. filmaffinity/es/user/rating/512259/799889.html
Posted on: Mon, 29 Jul 2013 03:16:11 +0000

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