EL MUNDO. JUEVES 12 DE SEPTIEMBRE DE 2013 EN LOS SALONES de San Telmo tenía lugar un amable cuento, una historia de veladuras rosas, de políticos virtuosos, de inocentes angelotes de la gestión pública. Pero en medio de la ceremonia apareció la bruja mala que arrastra la maleta de todas las condenas. Una bruja que venía a llevarse a los padres buenos del cuento, a los que críaron las perdices para estómagos agradecidos. Una bruja que se llevó a Griñán y a Chaves a las mazmorras del castillo. Una bruja que acabó con el baile de las princesas y sus historias para niños bobos. Dicen que la princesa Susana lloró, pero eso es sólo parte de la leyenda. Una más de las que han empezado a escribir los cortesanos de palacio, los cronistas del nuevo régimen que ya compiten por ser la primera pluma del reino. Durante años la Junta ha sido un cortijo, una corte en la que se repartían beneficios, dones y señoríos. El caso de los ERES ha sido sólo uno de los episodios que ha demostrado cómo ha funcionado este gobierno con los que se han portado bien. ¿Quién se sorprende de que ahora se levante la alfombra y se desvele la basura escondida? Me desconcierta el enfado de los que han lamentado esta irrupción de la jueza en el cuento. ¿Por qué se disgustan argumentando que es un asunto mediático? Este caso tiene que resolverse depurando hasta la última de las responsabilidades y ya es hora de que se pongan delante los que otorgaron prebendas entre sus súbditos como si esto fuera un reino del Antiguo Régimen. Quizás muchos de los que se sorprenden con este rodillo de la justicia sobre los inocentes padres de la patria sean algunos de los que han vivido en los algodones del régimen, gente que ha gozado de privilegios, sin cuestionar nada. Qué facil vivir así. Pero desde la tierra de nadie todo se ve de forma diferente. Es lo que tiene nadar contracorriente, que se vive con la sospecha, con la duda, con la crítica. En el periodismo eso se llama independencia, cuestionar el poder, incomodar al que gobierna. Eso significa también no ser complaciente con el otro lado, algo difícil de entender en este país de trincheras y maniqueísmos a sueldo, porque en otros lugares gobernados por distinta ideología –o presunta ideología– sucede exactamente lo mismo. En el fondo, España jamás superó el turnismo y la rutina servil de los cesantes. Aquí en Andalucía los lobos están sueltos, las brujas asustan a las princesas y los ogros asaltan los salones. La princesa Susana será recibida hoy en el Palacio de la Zarzuela por el rey –otro al que también se le ha roto el cuento– y después del susto de la bruja Alaya se ha dado cuenta de que le han comenzado a salir arruguitas en el entrecejo. Son las cosas del poder. Si en Blancanieves la madastra era la que se miraba al espejo, aquí es la princesa Susana la que no para de contemplarse, tan mimada que al final ha creído que era la más bella y que nunca nadie le colaría perdices podridas en su banquete. Bienvenida, princesa al mundo más allá de los cuentos. TRAMPANTOJOS EVA DÍAZ PÉREZ La princesa y la bruja Alaya
Posted on: Thu, 12 Sep 2013 09:30:01 +0000
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