EL PERRO NEGRO DE BUNGAY. En un pueblo de la frontera de - TopicsExpress



          

EL PERRO NEGRO DE BUNGAY. En un pueblo de la frontera de Norfolk-Suffolk, en Eas Anglia, Inglaterra, fue visto un perro proveniente para muchos del mismo infierno. Era el domingo 4 de agosto de 1577, se había desatado una terrible tormenta, y como era frecuente las personas que se encontraban en las calles corrieron a refugiarse en la iglesia. Conforme fue cesando la lluvia, las personas fueron abandonando el recinto; a excepción de tres, quienes todavía se encontraban rezando. Estas personas vieron como cómo claramente un perro se metía al templo, de acuerdo con su testimonio corrió por toda la nave del templo, pasando en medio de dos personas, a las cuales pereció haber visto al mismo tiempo. Al llegar a donde estaba la tercera persona, le propinó una terrible mordida y luego abandono la iglesia. Los tres fueron a rendir su testimonio ante el Santo Oficio, ya que consideraban que el perro era un alma en pena, o alguna bruja transformada, incluso hasta el mismo demonio podía estar en ese cuerpo. Todo esto parecía algo loco de no haber sido por el tercer testimonio: “¡su boca ardía como el mismo infierno!” Fueron sus palabras que no se cuestionaron al momento en que vieron la herida, pues la piel parecía un pedazo de carbón. Sin embargo, y a pesar de que se buscó al perro por todos lados, nadie pudo hallarlo. Al cabo de unos meses, aparecieron en la puerta de la iglesia las huellas de unas garras y dientes. Estas señales desaparecieron sin razón alguna, aumentado con ello el temor al perro negro. Desde ese día, los habitantes de East Anglia, creían en un gran perro negro espectral con fieros ojos del tamaño de un plato –ignoramos de donde salió la versión de los ojos-. Se dice que el perro se apareció un par de veces más, unas sin cabeza, y otras con pisadas que hacían eco por todo el poblado. Años más tarde, la leyenda cobró más fuerza y al perro se le conocía como “Shuck” o “Shock, dándole el sobrenombre de “El heraldo de la muerte”. Así, los inquisidores advertían a la gente que se cuidaran de algo infernal, que el diablo enviaba para cazar personas. Y aunque nadie pudo asegurar la veracidad de la leyenda, lo cierto es que, una noche de otoño en el año de 1938 –muy lejos de la época inquisitorial-, un hombre llamado Ernest afirmó haber visto algo cuando se dirigía a su casa, se trataba de un perro tan grande como un ternero, con pelo negro lanudo y ojos rojos que centelleaban como el fuego. Cuentan que se hizo a un lado para dejar pasar al perro, pero al hacerlo, el animal desapareció ante sus incrédulos ojos. Por tal motivo en algunas partes de Norfolk y de Suffolk aún se teme al “Owd Shuck” -como se le conoce en la región al perro negro-. Y aunque no se sabe de dónde procede, la gente sigue diciendo, como en la época de la Inquisición, que se trata de un perro que proviene del mismo infierno. del libro: leyendas de la inquisición.
Posted on: Sun, 15 Sep 2013 10:50:15 +0000

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